Martes, 08 de octubre de 2024

Religión en Libertad

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Martín Ibarra Benlloch es historiador y fue director del Archivo de Torreciudad de 1998 a 2021

Martín Ibarra: las visitas de obispos a Torreciudad (3)

por Victor in vínculis

[Cardenal Cipriani, octubre de 1991]

Qué han dicho en Torreciudad.

La jerarquía europea ha realizado toda clase de declaraciones en entrevistas, tan variadas como sus protagonistas, además de las homilías en los que han intervenido en actos litúrgicos.

Citaremos en primer lugar las declaraciones del nuncio apostólico Luigi Dadaglio, que visitó Torreciudad a finales de julio de 1979. Por la tarde, después de asistir a la Bendición del Santísimo celebró la santa Misa. Comenzó la homilía con las palabras «Peregrinamos a los pies de Nuestra Madre santísima para visitarla, para honrarla, y para pedir que nos obtenga misericordia, perdón, ayuda, en tantas necesidades que se presentan todos los días, pero también vamos a los santuarios para reflexionar».

[Monseñor Innocenti, nuncio en España]

Tres años más tarde, en 1982, monseñor Antonio Innocenti, nuncio apostólico en España visitó el santuario de Torreciudad. Era inminente el viaje del Papa a España, aplazado después de las elecciones generales, en que había ganado el P.S.O.E. Sobre este viaje, dijo el nuncio que sería «un gran bien para la Iglesia en España, nación que ha jugado un gran papel en muchos países». Y poco después: «Con el viaje del Papa se verá que es muy grande el número de los que practican o de los que creen o, al menos, mayor del que algunos pretenden hacernos pensar. La fe del pueblo español, que tiene raíces apostólicas, se verá gozosamente confirmada».

Ejemplo de esto último son las declaraciones de Justo Mullor, nuncio apostólico de la Santa Sede y observador permanente ante la Oficina de Naciones Unidas en Ginebra. Después de la invasión de Kuwait por parte de Irak en el verano de 1990, y comenzada la guerra en 1991, dijo que «aunque la guerra acabe muy pronto y con la derrota de Irak, el problema será un periodo de posguerra muy complejo»[1]. Han resultado palabras proféticas.

Monseñor Clarizio, arzobispo de Anzio y presidente de la Comisión Pontificia de Migraciones y Turismo, visitó el santuario en febrero de 1985. Entre otras cosas, dijo: «Es importante que el espíritu esté presente en el ocio y en esta tarea ocupan un importante lugar los laicos, que deben vivificar con su fe las variadas actividades donde trabajan: guías de turismo, hoteleros, agencias de viajes...»

 

[Grupo de polacos, 2007]

En otras ocasiones, los periodistas aprovechan para obtener toda clase de información. El cardenal König, arzobispo de Viena, conoció al fundador del Opus Dei. El corresponsal del periódico barbastrense El Cruzado Aragonés le preguntó sobre ello. Esta fue su respuesta: «Conocí a monseñor Escrivá de Balaguer hace muchísimos años, no recuerdo cuantos hace exactamente; recuerdo que durante el Concilio una vez me invitó a comer, que después en varias ocasiones nos volvimos a ver y hablamos de diferentes temas. Le solicité que mandara más socios del Opus Dei a Viena. Me dijo, y lo pude deducir de sus palabras que Viena le pareció un sitio muy importante para la renovación religiosa del Este de Europa. Esta también es la razón por la que el Arzobispo de Viena se ha ocupado mucho de estos países pues razones históricas y geográficas le dicen que se preocupe de esta parte del mundo»[2]. Esto responde a por qué algunos obispos, arzobispos y cardenales visitaron el santuario de Torreciudad: por su amistad personal con el fundador del Opus Dei, o por su amistad personal con su sucesor en el gobierno del Opus Dei, monseñor Álvaro del Portillo.

Algunas homilías tienen un calado profundo. Analizando el contexto eclesiástico de entonces, cobran una gran fuerza. Citemos, a modo de ejemplo, el inicio de la homilía del cardenal Hoffner durante la ceremonia de ordenación sacerdotal en 1979: Estos nuevos sacerdotes del Opus Dei «se ordenan 'para servir' -como escribió Mons. Escrivá de Balaguer-, 'no para mandar', no para brillar, sino para entregarse, en un silencio incesante y divino, al servicio de todas las almas». Afirmó a continuación que «hoy la Iglesia tiene especial urgencia de sacerdotes que comprendan la fuerza transformadora de este silencio de sí mismos, para comunicar al mundo, en toda su pureza, la Palabra de Dios, la única capaz de renovar la faz de la tierra, porque convierte los corazones de los hombres»[3].

 

[Peregrinación desde Tiflis, Georgia, con la Virgen de las Uvas]

Al año siguiente, 1980, el cardenal Oddi, prefecto de la Sagrada Congregación para el clero, en su homilía a los ordenandos, dijo entre otras cosas: «Los fieles, hoy más que nunca, buscan -quizá sin saberlo- al Médico que cure y restañe las heridas del pecado; al Maestro que forme sus conciencias; al Pastor que les aconseje, que guíe a cada uno por su propio camino en nombre del Buen Pastor».

Otro de los apartados más destacados es el de la familia. Desde siempre la jerarquía católica ha defendido el matrimonio y la familia y han hecho interesantes declaraciones en Torreciudad. Destacamos las palabras del cardenal Edouard Gagnon, presidente del Consejo Pontificio para la familia. Afirmó que tener una familia numerosa no es un delito social: «Esto es una de las cosas más ridículas que se oyen. Se ha demostrado recientemente en Inglaterra que una familia de tres miembros gasta más que una de siete. Hacen falta hijos que contribuyan a la transformación del mundo, de un mundo que soporta la superpoblación como un mito inexistente". Y preguntado por la educación sexual, contestó el cardenal: «La experiencia de una educación sexual sin control de los padres, sin su colaboración, ha llevado a presentar como natural lo más antinatural»[4].

 

[Cardenal Etchegaray] 

En ocasiones se aprovecha la visita a Torreciudad para reafirmar la fidelidad a la Iglesia y al romano Pontífice. Muy llamativo es que el cardenal Etchegaray, presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, después de la ceremonia de ordenación de sacerdotes en Torreciudad (1981) decidiera mandar un telegrama al Papa que, traducido, dice lo siguiente: «Querido Santo Padre: Desde el Santuario mariano de Torreciudad, donde he conferido la ordenación sacerdotal a 62 socios del Opus Dei procedentes de 16 países, queremos manifestaros nuestra más filial devoción. Con ocasión de esta gran alegría para la Iglesia, rezamos ardientemente a Nuestra Señora por vuestra salud y por vuestras intenciones. Nosotros renovamos nuestros propósitos más fervientes de fidelidad a la Santa Sede y damos gracias a Dios por esta magnífica expresión de la catolicidad de la Iglesia»[5].

[1] Heraldo de Aragón, 21-I-1991.

[2] El Cruzado Aragonés, 19-VIII-1978.

[3] Nueva España, 16-VIII-1979.

[4] Heraldo de Aragón, 8-VII-1986.

[5] El Cruzado Aragonés, 5-IX-1981.

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