Viernes, 10 de mayo de 2024

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Tu Matrimonio como Dios lo pensó.

Un antes y un después. Comentario para Matrimonios: Marcos 2, 18-22

por ProyectoAmorConyugal.es

EVANGELIO

El esposo está con ellos.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 2, 18-22

En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?».
Jesús les contesta:
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».

Palabra del Señor.

 

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Un antes y un después.

La mayoría de los matrimonios dicen que para ellos el retiro de Proyecto Amor Conyugal ha sido un antes y un después en su matrimonio. Y es que, cuando haces partícipe realmente al Señor en tu matrimonio, todo cambia. Al principio, hay un cambio relativamente drástico porque se descubre la dignidad de ser esposo, la necesidad de la renuncia de lo mundano para descubrir algo más grande, las diferencias como una complementariedad de la que tenemos que aprender y con la que crecemos, la cruz gozosa como medio de salvación, el perdón como único camino para la unidad entre pecadores, la potencia del Sacramento y la purificación de la mirada como remedio para descubrir la belleza del plan de Dios para los esposos. Y así, comienza a cambiar el matrimonio. Pero la cosa no para ahí, hay un proceso de divinización que lo sigue transformando hasta límites insospechados. Pero eso sí, a vino nuevo, odres nuevos.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Antonio: Por fin lo he visto, esposa. Eres un don de Dios para mí porque Dios está en ti. Y estoy aprendiendo a ver en ti a Dios en todo momento. Cada vez que dejo de hacerlo, te estoy despreciando o depreciando. Viendo a Dios en ti, me relaciono contigo y con Dios a la misma vez. Para mí no hay diferencia, porque Él ha querido que tú el representes para mí.
Clara: Ya, y cuando me enfado o me comporto mal contigo ¿qué haces?
Antonio: San Ignacio nos recuerda que ante la desolación volver a la última consolación. Vivo una tentación contra mi vocación de amarte en lo bueno y en lo malo. Así que, dejo de mirar el momento que estás pasando, entendiendo que es un arrebato momentáneo, pero que tú eres mucho más que esos arrebatos. Y me centro en el último momento maravilloso que he vivido contigo. Así lo anhelo y no mi corazón no se aleja del tuyo. En tiempo de tribulación, no hacer mudanza.
Clara: Y así recuperas nuestra relación. Me encanta. Eso tiene que ser obra del Espíritu Santo que actúa en ti por nuestro Sacramento ¿Me ayudas a practicarlo yo también?

Madre,

Cómo me gusta disfrutar del don que me has dado con mi esposo. Cómo me gusta disfrutar de mi vocación cada día. Alabado sea Dios que tanto me ha dado y me da de manera sobreabundante.

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