Santa Filomena, virgen y mártir.
Santa Filomena.
Santa Filomena, virgen y mártir. 11 de agosto.
Hace algunos años una persona, gran conocedora de mártires cristianas, se dio a la tarea de desmenuzar la leyenda decimonónica de Santa Filomena, para publicarla en mi blog. Hoy rescato esos textos, resumiendo o actualizando algunos datos y redactando con mi propio estilo, pero aún agradeciendo el trabajo.
De Santa Filomena mucho se ha escrito y dicho, el auge, declive y resurgimiento de su devoción aún dará para mucho que escribir. Ciertamente, fue un verdadero fenómeno digno de estudio desde varios puntos de vista. Hoy en día vemos casi normal que una devoción se extienda, pero es que hoy todo se extiende pronto, se “hace viral” en unas horas, para luego esfumarse y ser olvidado. Pero el siglo XIX, cuando comenzó y se extendió la devoción a Santa Filomena era otra cosa, las comunicaciones eran más lentas, no había la vorágine de información que hay hoy y había otras (sólidas o no) devociones que le hacían competencia. Ya me gustaría tener tiempo para estudiar más a fondo este asunto. Por hoy analicemos la leyenda, transcribiéndola por tramos y examinándola. Primero, un breve recuerdo de los hechos: El cuerpo de “filomena” fue hallado en 1802 en las catacumbas de Priscila. Su leyenda fue redactada en 1832, a partir de las supuestas revelaciones de la Venerable Sor María de Jesús. Y comienza así:
Sin embargo, en el tiempo en que habría padecido Filomena, a finales del mandato de Diocleciano, ya no existía ningún "pequeño Estado de Grecia", pues todos los pequeños "reinos" griegos habían desaparecido. Primero por la conquista de Alejandro Magno, luego por la descomposición de Grecia en otros territorios y finalmente, por la anexión paulatina de estos reinos al Imperio romano. En tiempos de César gran parte de Grecia eran solo provincias imperiales, por lo que 400 años después, en tiempos de Diocleciano, no existía rey griego alguno.
Aquí la cosa tiene miga. Pasemos por alto el conocido recurso de los padres sin hijos, que conciben al convertirse o hacer alguna promesa. Es muy recurrido en las leyendas medievales, de donde, claramente, lo toma la de Filomena. Vayamos a lo importante: el nombre. Aquí, o "filomena" no sabía nada de su nombre (cosa imposible, pues está en el cielo), o el que escribió la leyenda no tenía ni idea de lo que decía: si era griega su nombre sería griego y no latino, por lo tanto, no tiene nada que ver con "filia luminis". En realidad, el nombre griego Filomena significa "que ama el canto" ("filo", amor, "menas", canto), incluso es el nombre antiguo del pajarito que mayormente conocemos por ruiseñor, pero que hasta los siglos XVI o XVII fue llamado así: filomena. No deja de tener gracia que, teniendo realmente la muchacha un nombre griego, se lo hayan latinizado. La explicación es sencilla, la leyenda recoge la teoría de los que compusieron la lápida rota, para crear el nombre "filumena". Pero el asunto de la lápida es aparte y ya lo trataré en la fiesta de la Invención de la santa. Sigue la leyenda:
Bueno, aquí los errores son para llorar. Primero, ya vimos que Grecia era parte del Imperio hacía muchos siglos, así que Diocleciano no necesitaba declararse la guerra a sí mismo. Pero no solo eso, sino que Diocleciano ni siquiera gobernaba desde Roma, sino desde Rávena. El imperio estaba dividido en dos, y en Oriente reinaba Maximino, que residía en Constantinopla. Pero no es todo, sino que Diocleciano se había casado con la emperatriz Prisca, y era anciano en el tiempo de "filomena". Y no, no quedó viudo y quiso casarse, puesto que él murió antes que su mujer. Si Docleciano hubiera querido poseer a "filomena", lo habría hecho sin necesidad de casarse con ella. No era aceptable moralmente, pero vamos, de que pasaba, pasaba.
Y si hablamos de que "la comunión a los cinco años"… podríamos decir mucho, pues ni siquiera habría sido bautizada, menos aún aceptada a la mesa del altar. El bautismo de infantes comenzará en la iglesia posteriormente. El hecho de que San Policarpo, discípulo de Juan Evangelista fuera bautizado de niño es una excepción (por ello mismo es tan relevante, si hubiera sido común, no sería llamativo). Y continúa la leyenda:
Esta parte, cual novela romántica del XIX, está llena de pasajes que nunca se ven en auténticas Actas martiriales. El tema de la virgen que no quiere casarse para pertenecer a Cristo aparece en casi todas las leyendas tardías de santos. Ciertamente la virginidad por el Reino forma parte del Evangelio y fue practicada por los cristianos desde siempre, en parte por el milenarismo que en parte acompañaba a la práctica de la fe cristiana. Pero esto no implica que, realmente, el matrimonio fuera visto como un obstáculo para el servicio de Cristo.
Aquí aparece una extraña devoción mariana en "filomena". Extraña para el siglo III, no para el XIX, ciertamente. Los títulos de "Aurora" o "Reina", son realmente anacrónicos y no responden a la piedad cristiana primitiva, menos aún greco-romana, pues la figura de la Madre de Dios comenzará a ser tomada en cuenta y venerada con entusiasmo en Oriente, a partir del siglo IV, y siempre como una consecuencia de la reflexión teológica en torno a la Trinidad y la Encarnación del Verbo. Por otro lado, la ausencia de apariciones marianas (o no) en las verdaderas Actas de los Mártires ya deja por tierra todo este relato. Para colmo, la Virgen también habría latinizado el nombre griego de "filomena".
El relato habla de una cárcel en el palacio imperial, cosa que es irreal. Y si fuera en otro sitio, es impensable que un emperador fuese a aquellos sitios inmundos como eran las prisiones romanas, verdaderas cloacas.
Sobre lo ridículo de que un emperador castigue tanto el cuerpo que quiere poseer, no hay mucho que decir. No lo necesitaba realmente. La flagelación ciertamente era un castigo frecuente entre los romanos, pero podemos sospechar que aquí lo han añadido porque en la lápida de "filomena" aparecen (o dicen que aparecen) unos flagelos. Realmente solo en representaciones estilizadas e influidas por la versión generalizada, aparecen tales flagelos. En la lápida solo hay una raya con dos círculos en la punta que alguien interpretó como azotes. Ya lo veremos en otro artículo. Finalmente, ángeles que aparecen en la celda para sanar al mártir, pues es algo típico de las leyendas tardías sobre mártires.
Curiosamente, el relato pasa de la primera a la tercera persona. No sabemos por qué, pero deja bastante claro que no lo ha contado "filomena". Es imposible que "filomena" haya sido lanzada al río, y menos con un ancla. Sí, imposible, pues el río Tiber era usado por los romanos para el comercio, regar los campos. Aunque no bebían de él, no lo contaminarían con cuerpos. A esto se puede objetar que, por ejemplo, Santa Beatriz (29 de julio) fue arrojada al Tíber. Sí, pero no lo fue por orden de nadie, sino porque fue asesinada para poder quedarse con sus numerosos bienes. Si "filomena" fue arrojada a algún lado, habría sido al mar, lejos de la ciudad. Además, el mar tenía un componente purificador en la mitología pagana: el salitre de sus aguas purificaban a los blasfemos y pecadores.
Dícese que la santa fue arrojada con un ancla al cuello. Pues tampoco. Las anclas eran elementos valiosos y útiles, nadie los desperdiciaría solo por ahogar a alguien. No vale citar el caso de San Clemente, papa y mártir (23 de noviembre), otro de quien se dice que le arrojaron a las aguas con un ancla al cuello. Y no vale porque es una leyenda muy posterior al santo, incomprobable. Sí que tenemos otros ejemplos de santos a los cuales se les ataron pesadas piedras para que se hundieran. La piedra es un elemento común, desechable y que poco importa tirar al mar.
De nuevo hay que recurrir a la lápida para explicarse este absurdo pasaje. En esta aparece muy bien grabada un ancla. Pero las anclas son frecuentes en las catacumbas y en la iconografía cristiana hasta hoy: simbolizan la esperanza firme en las promesas salvíficas de Cristo. Así como el ancla resiste clavada en la arena y sujeta la barca contra los embistes de los elementos, el alma cristiana permanece fiel por la esperanza que la anima. Y seguimos escuchando a "filomena":
Ahora el relato vuelve a ser contado por "filomena". No se hunde ni se moja. Esto no necesita mucho análisis, ¿verdad? Luego tenemos el asaeteamiento, el cual era un tormento frecuente y lo leemos de otros mártires. No es creíble que si quedó moribunda fuera arrojada a una cárcel (otra vez) para que muriera allí. Lo frecuente es que sencillamente arrojaran al reo a una fosa a que muriera, lejos de los demás. Otra vez tenemos la curación milagrosa, que prolongará el martirio una vez más para gloria del santo.
El detalle de las flechas calientes es verídico, pues por este medio se buscaba purificar al blasfemo, según la mentalidad religiosa romana. Aún nosotros los cristianos usamos esa imagen simbólica del fuego purificador. Pero vamos, que se hayan atascado o regresado a quienes las disparaban es un recurso piadoso, otro más, para hacer aún más prodigioso el padecer del mártir en cuestión. La leyenda de San Cristóbal (10, 25 de julio y 16 de noviembre) es uno de los ejemplos más conocidos.
Llama la atención una cosa. El tormento de las flechas ocurre por dos veces, cosa infrecuente en las Actas comunes, incluso las legendarias. Pero aquí sabemos por qué ocurre: en la inscripción de "filomena" aparecen tres flechas, o dos flechas y una lanza (no está claro). Podría haber dicho la leyenda que le dispararon dos flechas, pero claro, no sería lo mismo que sendas tandas de flechas. Que haya flechas podría ser por diversas causas, para mí son símbolo de intrepidez y resolución.
Y se acaba la "revelación filoménica". La muerte por decapitación probablemente sea lo único real en toda esta leyenda, pues ciertamente "filomena" fue mártir y la decapitación era lo más frecuente, junto al degollamiento. Un asunto espinoso aquí es la “corona de la virginidad” preservada. Digamos que no, pues en la legislación romana las vírgenes no podían ser ejecutadas ni torturadas, por lo cual lo primero que se hacía era acabar con tal virginidad. Era la norma.
Luego podríamos hablar de la fecha. ¿Quien redactó la leyenda no sabía que los calendarios han cambiado muchísimo en casi 2000 años? Hacer coincidir providencialmente el día de la traslación de las reliquias con el del martirio es solo intentar rizar el rizo y darle más tintes sobrenaturales al asunto. Viernes y 3 de la tarde… pues eso, una configuración simbólica con Cristo, el Mártir por excelencia.
Y concluimos:
1. La leyenda de Santa Filomena es una construcción piadosa y nada en ella indica revelación alguna. No sabemos quién la compuso, pero desde luego que de historia poco sabía. Como en otras leyendas, el fin de promover la devoción a “filomena” y saciar la curiosidad de los fieles justificó la acción de crear una leyenda a partir de otras muchas leyendas medievales de santos dándoles tintes propios basándose en los símbolos de la lápida, que interpretó como le convino.
2. Esta leyenda recibió el "visto bueno" por la Iglesia única y exclusivamente por no tener nada contrario a la fe y la moral cristianas. Es a eso a lo que se limitaba el "imprimatur", que ya no existe. La Iglesia no obliga a nadie a creérsela, ni pretendió certificar su sobrenaturalidad. De hecho poco se investigó sobre si eran reales o no. Usted puede creerla, a pesar de sus incongruencias (algunas tremendas), o no.
3. Si la leyenda fuera falsa, eso NO quiere decir en modo alguno que la santa no exista ni que no fuera mártir. Las evidencias constatan la veracidad de su cuerpo adolescente, su condición de mártir e incluso cierta importancia al poner tanto símbolo en la lápida. Pero eso, repito, es tema de otra entrega.
A 11 de agosto además se celebra a: