El Papa Francisco ha presidido este domingo el rezo del Ángelus y ha hablado, siguiendo la línea del Evangelio de este domingo, acerca del perdón.

Fuera del perdón, de hecho, no hay esperanza; fuera del perdón no hay paz. El perdón es el oxígeno que purifica el aire contaminado por el odio, es el antídoto que cura los venenos del rencor, es el camino para calmar la rabia y sanar tantas enfermedades del corazón que contaminan la sociedad”, afirmó Francisco ante los miles de visitante presentes en la Plaza de San Pedro.

De este modo, el Papa quiso incidir en la importancia del perdón en la vida cristiana, no como algo opcional, sino como un aspecto central. Y para ello habló de cercanía, compasión y ternura.

Así, señaló que Dios actúa por “amor y por gratuidad”.  “Nosotros no podemos repagarlo pero, cuando perdonamos al hermano o a la hermana, lo imitamos. Perdonar no es por tanto una buena acción que se puede hacer o no: es una condición fundamental para quien es cristiano”, señaló, tal y como recoge Aciprensa.

Del mismo modo, agregó que “Dios ha dado la vida por nosotros y de ninguna forma podremos compensar su misericordia, que Él no retira nunca del corazón. Pero, correspondiendo a su gratuidad, es decir perdonándonos unos a otros, podemos testimoniarlo, sembrando vida nueva en torno a nosotros”.

Francisco invitó a los fieles a pensar en una persona que los haya herido y a pedir al Señor la fuerza para perdonarla, haciendo hincapié en que el perdón en nombre del amor del Señor restaura la paz en el corazón. “Preguntémonos, entonces: ¿yo creo que he recibido de Dios el don de un perdón inmenso? ¿Advierto la alegría de saber que Él siempre está preparado para perdonarme cuando caigo, también cuando los otros no lo hacen, también cuando ni siquiera yo logro perdonarme a mí mismo? Y ¿sé perdonar a su vez a quien me ha hecho daño?”, cuestionó el Santo Padre.