Fue premio Nobel de la Paz, premio Templeton, premio Albert Schweitzer de las Naciones Unidas por su incansable entrega a los hambrientos, a los pobres y a los enfermos del mundo entero. Se trata de santa Teresa de Calcuta, que también fue premio Buen Samaritano de Boston, premio Internacional de la Paz Juan XXIII y el gobierno indio le concedió el premio Pandit Nehru y el de la «Orden del Loto».
 
Ella, la Madre Teresa de Calcuta, de joven, experimentó el deseo de hacerse misionera. Recuerda:
 
«Me fui de casa a los 18 años para hacerme religiosa.
»Mi madre al despedirme en la misma puerta, me dio un consejo que lo valía todo y que me ha resultado muy útil. Sus palabras fueron éstas:
 
“Hija, cuando aceptes una tarea, hazla con alegría. Hazla con total entrega, llévala a cabo con gozo... y, si no es así, no la aceptes. Pero todo cuanto hagas, hazlo con alegría. No olvides que la alegría es fundamental.” Y la Madre Teresa añadía:
»Una vez pedí consejo a mi director espiritual para saber si Dios me llamaba para hacerme religiosa e ir a misiones. Él me contestó:
»“Lo sabrás por tu felicidad, por tu alegría interior.”
»“Si te sientes feliz, alegre, contenta... por la idea de que Dios te llama para servirle a Él y al prójimo... Ésa es la prueba definitiva de tu vocación.”
»La alegría profunda del corazón es la brújula que nos marca el camino que debemos seguir en la vida.
»No podemos dejar de seguirla, aunque nos conduzca por un camino sembrado de abrojos y colmado de espinas
 
Y santa Teresa de Calcuta concluía con estas palabras que bien merecerían estar esculpidas para enseñanza y recuerdo de quienes buscan y pretenden una alegría fácil, sin esfuerzo:
 
«Encontraré alegría acunando las pequeñas veleidades y los deseos de todos los pobres y enfermos que sufren





Alimbau, J.M. (2017).  Palabras para la alegría. Madrid: Voz de Papel.