Tal como expliqué hace tiempo en otro artículo, una de las actividades que procuro realizar con mis alumnos es la visita al templo más cercano y con ella hacerles una explicación tanto de los elementos que lo componen como la relación que tienen con los sacramentos que en ellos se celebran. La visita al confesionario es una de las más festejadas y en ese momento, como en otros durante el curso, surgen muchas cuestiones sobre el pecado, el perdón o la confesión.

Que nadie crea que la cosa acabó aquí, la inquietud del joven cuando se abre a la trascendencia no tiene fin, gracias a Dios... otro día más.