El famoso dicho "Otro vendrá que bueno me hará" parece que tiene su origen en la siguiente historia.

En la antigua Roma, una anciana de Siracusa que vivía en tiempos de Dionisio el Antiguo rogó a los dioses para que alargaran la vida del último tirano y éste, sorprendido por el ruego de la mujer, le preguntó por qué le tenía tanta devoción.

Ella contestó:

"Siendo niña, tuvimos un tirano muy cruel. Rogué a los dioses que se lo llevasen. y me oyeron. Pero después vino otro peor, y también rogué por su muerte. Ahora has llegado tú, que no eres mejor que ellos. Escarmentada, pido porque los dioses te den una larga vida".

De forma análoga le ha pasado a la primera constitución liberal española. La promulgada el 19 de Marzo, día de San José, y por ello llamada popularmente La Pepa, que ahora cumple dos siglos.

Esta constitución de 1812, que situada en su momento constituye una ruptura histórica y filosófica mucho mayor que la actual y fue el referente para muchos de los males que aquejaron el siglo XIX, si se descontextualiza y se toma en si misma, se hace buena si se compara con el bodrio de 1978 que nos somete ahora. No sólo desde el punto de vista literario y de la ciencia política, sino también en muchos conceptos  que todavía conserva.

Hoy sólo quiero resaltar un aspecto que los liberales tratarán de pasar por alto deliberadamente, y del que es especialmente significativo el contenido del texto introductorio

Así, la Constitución de 1812 se proclama en el nombre de la Trinidad reconociendo el origen divino del poder para legislar. 



Mientras que la de 1978 se basa en la voluntad soberana de la nación española, como marca un Preámbulo lleno de típicos tópicos desiderativos y buenistas, antecedente aventajado del lenguaje politiques


Ambos textos sin embargo tienen en común estar firmados por Bourbones que han entregado la Nación intereses extranjeros (sancionando la entrega a Napoleón y a la Unión Europea) 

Auguro en el futuro una reñida discusión entre historiadores, con documentación y sin las presiones del poder de establecimiento actual,  sobre que monarca fué más nefasto para los españoles, con ambas posiciones cargadas de contundentes argumentos para avalar cada uno de los candidatos.

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Aprovechando la Anotación me permito recoger otros cuatro artículos de la Constitución

Unos meramente literarios y descriptivos, pero otros plenamente favorables  en el sostenimiento de los intereses intelectuales y espirituales de los españoles