"Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio [de Daniel Ortega]": con estas duras palabras, el Papa Francisco se refirió el pasado viernes al dirigente del régimen sandinista de Nicaragua en una de sus últimas entrevistas para Infobae  (puedes leerla aquí).

Unas declaraciones que se enmarcan en el recrudecimiento de las relaciones diplomáticas y de la hostilidad por parte de Ortega hacia la Iglesia durante los últimos meses. Han tenido consecuencias: según informó la mañana de este 12 de marzo el digital nicaragüense Confidencial, han sido el pretexto idóneo para que Ortega ordene la ruptura de las relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

La noticia tiene lugar horas antes de que se celebre el décimo aniversario de la elección de Francisco el 13 de marzo de 2013.

Según declaraciones de fuentes diplomáticas de Roma al mismo diario, la representante del gobierno sandinista de Nicaragua, Yara Suhyén Pérez Calero, habría confirmado "verbalmente" la decisión en la misma Secretaría de Estado del Vaticano en Roma.

Entre las motivaciones para tomar esta decisión no solo se encontrarían las referencias de Francisco a Ortega, sino también su apoyo en la misma entrevista al obispo nicaragüense de Matagalpa Rolando José Álvarez.

A sus 56 años, Álvarez llevaba bajo arresto desde agosto de 2022 y fue deportado por el régimen  a Estados Unidos junto a mas de 200 presos políticos opositores. Ante la negativa y firmeza del obispo a abandonar su país, se adelantó su juicio y en un tiempo récord fue condenado a 26 años de prisión por "traidor a la patria".

(Te informamos aquí sobre todos los detalles de la condena de Rolando José Álvarez)

"Como la dictadura comunista de 1917"

"Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio", declaró Francisco el pasado viernes.

En respuesta a las crecientes oleadas de persecución, expulsiones y deportaciones de religiosos, prohibiciones de culto o cierres de medios de comunicación, Francisco aprovechó el pasado viernes para emitir una enmienda a la totalidad del régimen sandinista.

"Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas… Son un tipo de dictaduras groseras", declaró.

Horas después, fuentes vaticanas confirmaron a la agencia EFE que el régimen de Ortega informó a la Santa Sede el cierre de la Nunciatura en Managua y la embajada nicaragüense en la Ciudad del Vaticano. 

De acuerdo con la fuente diplomática en Roma, al representante de la Nunciatura en Managua le dieron una semana para irse del país. 

La escalada de tensión

Monseñor Mbaye Diouf, secretario de la Nunciatura, dirige desde marzo de 2022 la misión diplomática vaticana, sucediendo así al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag tras su expulsión. El 5 de marzo de 2022, la viceministra de relaciones exteriores, Arlette Marenco, le notificó que tenía diez días para dejar el país. No hizo falta más de uno para que Sommertag abandonase Nicaragua.

Comenzó así una persecución administrativa total contra la Iglesia, que encontró una de sus muestras más representativas en la expulsión de las misioneras de la caridad en junio de 2022, seguido del cierre de emisoras diocesanas, el arresto domiciliario del obispo Álvarez o la detención de párrocos o la prohibición de procesiones de Semana Santa este 2023, entre otros. Un estudio del pasado mes de noviembre cifró en más de 400 los ataques vertidos sobre la Iglesia hasta ese momento. La escalada de tensión se recrudeció el mes de septiembre al acusar Ortega a la Iglesia de ser una "dictadura perfecta" responsable de "miles de crímenes".