Sanz Montes celebra «un día inolvidable» en la Misión de la Misericordia de Christopher Hartley
El padre Christopher Hartley, en uno de sus focos de la Misión de la Misericordia.
Desde 1999, el padre Christopher Hartley se dedica a servir a los más necesitados desde la Fundación Misión de la Misericordia, fundada por él con el objetivo de ser un instrumento de evangelización, haciendo llegar las ayudas a las personas que realmente lo necesitan. Especialmente mediante la promoción y construcción de dispensarios, centros de salud, centros de nutrición infantil, centros ocupacionales, centros de formación, escuelas y guarderías. Recientemente, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes OFM, visitó la misión junto a dos sacerdotes y un diácono, día que recuerdan como maravilloso e inolvidable”.
“Ese día quedará para siempre en los anales de la historia de esta pobre diócesis de Tlapa”, dice Hartley en una carta que recoge algunos de los frutos de la visita.
Entre ellos, un buen grupo de niños hizo su primera confesión, la primera comunión y la confirmación, se leyó el decreto de la creación del “Centro de pastoral” de San Pedro el Viejo, se presentó a los nuevos padres a la comunidad y se bendijo la nueva casa curial.
Nuevos sagrarios donde adorar
“Fue un día maravilloso e inolvidable. La alegría de las gentes al conocer a los nuevos misioneros, saber que ya no eran ovejas sin pastor; que la Iglesia había venido para quedarse, para acampar entre ellos como hizo el Verbo el día de la Encarnación, ahora en su hermosura eucarística”, dijo el misionero, que celebra la presencia de tres nuevos sagrarios en la Sierra Madre de Guerrero, en la nueva casa de los padres; en la nueva comunidad de hermanas franciscanas (antiguo centro de salud) y en la iglesia de San Pedro el Viejo. Nuevos sagrarios, dice, en que Jesús Eucaristía es amado y adorado y desde donde Él nos ama, cuida, guía y acompaña”.
"Ser un instrumento de evangelización, haciendo llegar las ayudas a las personas que realmente lo necesitan", la aspiración de la Fundación de la Misión de la Misericordia.
A su celebración, el sacerdote añade un mensaje dirigido a los muchos fieles e interesados que le preguntan como colaborar con el proyecto.
La generosidad, un milagro que buscan mantener
Tras agradecer la ayuda prestada para construir la residencia de sacerdotes de San Pedro el Viejo, expresa que únicamente queda un pago final de 31.000 euros, habiéndose cubierto ya el pago de unos 190.000 euros: “La generosidad de tantos ha sido un milagro”.
Del mismo modo, agradece toda la ayuda que se pueda prestar con material escolar para los niños que desean ir a la escuela, así como otras medidas concretas. Entre ellas, la adquisición de material y bancos para las iglesias, así como para cubrir la casa curial de Joya Real, presupuestada en 130.000 euros y para el que restan 63.000.
Hablando de Joya Real, se refiere a él como un proyecto precioso, especialmente por su ubicación en un lugar estratégico para la atención de decenas de pueblos y comunidades.
“Es un pueblo grande con cientos de niños, con educación preescolar, primaria, secundaria y bachillerato. Hay una labor enorme que hacer con los niños y la juventud. Gentes perdidas, desorientadas, que no conocen a Jesucristo, terriblemente alcoholizadas, la mayoría no ha recibido los sacramentos”; explica.
Habla, en último lugar, de la “necesidad urgente” de más evangelizadores, sacerdotes, religiosas, misioneros laicos “que quieran venir a perder la vida por el Reino, por amor a estas gentes que no saben que son amadas hasta la locura”.
Quien desee colaborar, puede hacerlo desde las múltiples formas disponibles en su página web, así como desde Estados Unidos, cuyos datos son:
Nombre de la cuenta/Name on the account: Christopher Hartley
Número de Cuenta/Account number: 483097440575
Routing number: Paper: 021000322 & ElectronicWires: 026009593
For ZELLE transfer use e-mail address: hartley.christopher@gmail.com
El padre Hartley, antídoto contra el indiferentismo, dijo Sanz Montes
Obispo y misionero se conocen desde hace años. Ya en 2013, en el prólogo a En el púlpito de la miseria, libro de Joana Socías sobre Hartley, el mismo Sanz Montes aseguraba que el misionero “narra con la vida entregada por los preferidos del Señor, lo que en tantos lugares sigue sucediendo al margen de nuestra indiferencias y nuestras boberías”:
“De pronto, como un aldabonazo, nos permite situarnos dentro de esta aldea global con una conciencia de proximidad que no permite que sigamos indiferentes. No podemos asistir impávidos a una catástrofe que no tiene que ver con nosotros, que no nos afecta, sino que sentimos la necesidad de agradecer lo que tenemos como don y regalo, y hacer algo por quienes nunca tuvieron nada o de pronto todo lo han perdido. Pero además, y más importante, no simplemente asistir a los pobres, sino pedir la gracia de existir entre ellos. Esta solidaridad la hemos aprendido del mismo Dios que se hizo uno de los nuestros sin dejar de ser quien Él era. Y nos hace humanos, nos saca de nuestros agujeros de seguridad y de nuestras fugas egoístas, al tiempo que nos permite adivinar (…) que hay demasiados rincones de este mundo en donde hay gente que sufre, que está falta de libertad, de paz, de pan, de dignidad, de afecto, de fe, de esperanza”.
