León XIV: «Humildad, confianza y perseverancia superan las barreras para encontrar el amor de Dios»
El Papa celebró un acto interreligioso en la Plaza de los Mártires de Beirut.

Un momento del acto interreligioso celebrado en la Plaza de los Mártires de Beirut. El Papa plantó y regó un olivo en símbolo del aliento conjunto por la paz.
El encuentro interreligioso bajo la carpa de vidrio de la Plaza de los Mártires de Beirut fue el primer acto vespertino del Papa en su segundo día de visita apostólica al Líbano.
Allí el Patriarca siro-católico, Ignacio Youssif III Younan, dio la bienvenida a León XIV, con su deseo de que la visita a Turquía y al País de los Cedros en el Cercano Oriente. A continuación se proyectó un vídeo que muestra la convivencia entre religiones en el Líbano. Tras algunos cánticos extraídos del Evangelio y del Corán, seis líderes religiosos tomaron la palabra para expresar su deseo de diálogo y reconciliación por la salvación del mundo.
- El encuentro interreligioso de Beirut, en dos minutos.
En su turno de palabra, el Papa se mostró "profundamente conmovido e inmensamente agradecido" por poder estar en ese momento en "una tierra bendecida y ensalzada por los profetas del Antiguo Testamento", un lugar donde "el eco del Logos nunca ha estado callado, sino que ha continuando llamando, siglo tras siglo, a quienes desean abrir sus corazones al Dios vivo".
Una plaza en la que "los minaretes y los campanarios se alzan unos al lado de otros, pero ambos hacia el cielo", es testigo de la devoción de su pueblo "al Dios único": que todos ellos "llamen a un único himno para dar gloria al misericordioso Creador de cielo y tierra, sino también para elevar toda oración sincera que pida el don divino de la paz".
En medio de los conflictos que laceran el Cercano Oriente, "puede encontrarse un sentimiento de esperanza y aliento si nos centramos en lo que nos une: nuestra humanidad común y nuestra creencia en un Dios de amor y misericordia".
El pueblo del Líbano, aunque "abrazando religiones diferentes", es ejemplo, en ese sentido, de que "la desconfianza y el prejuicio no tienen la última palabra" y de que "la unidad, la reconciliación y la paz son posibles" y "cristianos, musulmanes y drusos y muchos otros pueden vivir juntos y construir un país unido por el respeto y el diálogo".
Es un país donde "la humildad, la confianza y la perseverancia superan todas las barreras para encontrar el amor sin límites de Dios que abraza a todo corazón humano".

Los representantes religiosos congregados en Beirut para un encuentro que apostó firmemente por la paz y la convivencia.
Otra imagen que resaltó el Papa de la tierra libanesa fue la abundancia, más allá de los cedros, del olivo, “venerado en los textos sagrados del cristianismo, el judaísmo y el islam” como símbolo de reconciliación y paz, por su longevidad y capacidad de sobrevivir en entornos hostiles.
De este árbol fluye aceite que sana, dijo el Papa, "un bálsamo para las heridas físicas y espirituales, manifestando la infinita compasión de Dios por todos los que sufren", añadió el Papa: "Su aceite también proporciona luz, recordándonos la llamada a iluminar nuestros corazones mediante la fe, la caridad y la humildad".
León XIV concluyó su discurso invocando el abrazo amoroso de Nuestra Señora del Líbano, honrada en su santuario de Harissa, para que en todo Oriente Medio y en el mundo entero, el don de la reconciliación y la convivencia pacífica brote como «manantial de agua viva, que fluye desde el Líbano» llevando esperanza y unidad a todos.
Vaticano
León XIV, en Harissa: «Nuestra primera escuela es la cruz y que nuestro único Maestro es Cristo»
Religión en Libertad