Religión en Libertad

León XIV publica una carta apostólica sobre educación católica y declara a Newman su co-patrono

León XIV muestra satisfecho el documento firmado, en presencia del cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación.Vatican Media

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Este martes, León XIV firmó la Carta Apostólica Diseñar nuevos mapas de esperanza, con la que quiere recordar el sexagésimo aniversario de la declaración Gravissimum Educationis del Concilio Vaticano II.

Evangelización y emergencia educativa

El Papa recuerda que para la Iglesia la educación "no es algo accesorio, sino que forma la trama misma de la evangelización", y que ante el ambiente educativo "complejo, fragmentado, digitalizado" de hoy "es prudente detenerse y volver a mirar hacia la 'cosmología de la paideia [educación] cristiana'".

Las "dramásticas situaciones de emergencia educativa provocada por las guerras, las migraciones, las desigualdades y las distintas formas de pobreza", señala el pontífice, hace urgente renovar el compromiso que puso en marcha la declaración conciliar: "El mundo tiene necesidad de esta forma de esperanza".

Newman, co-patrono de la educación católica

“La historia de la educación católica es la historia el Espíritu Santo en acción”, afirma la carta apostólica antes de hacer un resumen de las distintas iniciativas de enseñanza de la Iglesia a lo largo de los siglos, desde los Padres del desierto a las órdenes mendicantes y la escolástica medieval, hasta las fundaciones, por parte de varios santos, de congregaciones religiosas educativas en los siglos XVIII a XX: “Los carismas educativos no son fórmulas rígidas, son respuestas originales a las necesidades de cada época”.

Todos esos testimonios apuntan a que, "en la Iglesia, la pedagogía nunca es teoría desencarnada, sino carne, pasión e historia".

Por otro lado, en el contexto de la educación cristiana "la relación entre fe y razón no es un capítulo opcional", y en ese sentido León XIV declara al cardenal John Henry Newman, a quien proclamará Doctor de la Iglesia el próximo 1 de noviembre, "co-patrono de la misión educativa de la Iglesia junto a Santo Tomás de Aquino". Por ello "la universidad y la escuela católica son lugares donde las preguntas no se silencian y la duda no es prohibida sino acompañada".

La integridad de la persona

Recordando asimismo que Gravissimum Educationis descarta "toda reducción de la educación a adiestramiento funcional o a instrumento económico", León XIV subraya que la formación cristiana abraza "a toda la persona" en sus diversas facetas: espiritual, intelectual, afectiva, social, corporal", y por tanto no se mide solo "por la eficiencia", sino "por la dignidad, la justicia, la capacidad de servir al bien común".

Y, dado que pone en el centro a la persona, la educación no consiste solo en "transmisión de contenidos", sino en el "aprendizaje de las virtudes".

Por eso la escuela católica no es solo una institución, sino "un ambiente donde la visión cristiana empapa toda disciplina y toda interacción", y en el cual la responsabilidad de los educadores "va más allá de su contrato de trabajo", pues "su testimonio vale tanto como sus clases". Lo que hace "decisiva" su formación "científica, pedagógica, cultural y espiritual".

Subsidiariedad, ecología, tecnología

La escuela "colabora con los padres, no los sustituye", porque "la familia sigue siendo el primer lugar para la educación", afirma León XIV, recordando que la Iglesia propugna el principio de subsidiariedad.

En  otro orden de cosas, al recordar que "la contemplación de lo Creado" forma parte de la antropología cristiana, el Papa señala que "la educación católica debe unir justicia social y justicia ambiental, promover la sobriedad y estilos de vida sostenibles", con "responsabilidad ecológica".

La carta apostólica Diseñar nuevos mapas de esperanza incluye también una referencia a la digitalización y la tecnologización de la enseñanza, recordando que hay que "evitar toda tecnofobia", pero también que "las tecnologías deben servir a la persona, no sustituirla", y por tanto ese necesario un "discernimiento sobre su proyección didáctica, su valoración, sobre las plataformas, sobre la protección de datos, sobre la igualdad de acceso": "Ningún algoritmo podrá sustituir aquello que hace humana la educación: la poesía, la ironía, el amor, el arte, la imaginación, la alegría del hallazgo e incluso la educación en el error como ocasión de crecimiento".

La herencia de Francisco

Por último, León XIV reivindica el "Pacto Educativo Global" como una "herencia profética" de Francisco consistente en "alianzas y redes para educar en la fraternidad universal". Y recuerda sus siete fundamentos:

  • "Poner en el centro a la persona;
  • escuchar a los niños y a los jóvenes;
  • promover la dignidad y la plena participación de las mujeres;
  • reconocer a la familia como la primera educadora;
  • abrirse a la acogida y a la inclusión;
  • renovar la economía y la política al servicio del hombre;
  • custodiar la casa común".

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