León XIV insufla ánimo a los sacerdotes: «¡Tenemos una gran misión y juntos podemos cumplirla!»
El encuentro Sacerdotes Felices duró varias horas y la presencia del Papa fue el plato fuerte del día.
León XIV participó este jueves en el encuentro internacional Sacerdotes Felices, organizado por el Dicasterio para el Clero, celebrado a partir del mediodía en el Auditorio della Conciliazione de Roma, y a cuya conclusión tuvo lugar una vigilia vocacional en la basílica de San Pedro. Participaron en él cientos de sacerdotes y seminaristas venidos de todo el mundo.
La intervención del Papa, a primera hora de la tarde, sirvió para separar dos tantas de testimonios sobre "buenas prácticas de pastoral vocacional" y "buenas prácticas de formación inicial". La jornada estaba orientada a personas comprometidas en la pastoral vocacional y en la formación en los seminarios.
La amistad con Cristo, clave sacerdotal
"Es para mí una gran alegría encontrarme hoy con vosotros", comenzó transmitiendo León XIV: "Juntos queremos dar testimonio de que es posible ser sacerdotes felices, porque Cristo nos ha llamado y nos ha hecho sus amigos, una gracia que debemos acoger con gratitud y responsabilidad".
Esa amistad proclamada por Jesús no es solo una declaración de afecto hacia los discípulos, "sino una auténtica clave para comprender el ministerio sacerdotal", señaló el pontífice, porque "el sacerdotes es un amigo del Señor, llamado a vivir con Él una relación personal y confiada, alimentada por la Palabra, por la celebración de los sacramentos y por la oración diaria".
"Esta amistad con Cristo es el fundamento espiritual del ministerio ordenado, el sentido de nuestro celibato y la energía del servicio a la Iglesia al que dedicamos nuestra vida", añadió el Papa. Era la segunda referencia de León XIV al celibato en dos días, pues el miércoles, en el Jubileo de los Obispos, les dijo que "la castidad del corazón y de la conducta" muestra "la verdadera imagen de la Iglesia, que es santa y casta en sus miembros".
Esta amistad con Cristo tiene tres implicaciones.
- Primera, que la formación sacerdotal es "un camino de relación", y por tanto "no puede reducirse a la adquisición de conceptos, sino que es un camino de familiaridad con el Señor", lo que exige "una escucha profunda, meditación y una vida interior rica y ordenada".
- Segunda, que "la fraternidad es un estilo de vida esencial para los presbíteros", lo que implica que sacerdotes y obispos deben "vivir como hermanos, no como competidores ni individualistas".
- Tercera, que la formación de sacerdotes amigos de Cristo implica "formar hombres capaces de amar, escuchar, rezar y servir juntos", lo que para los formadores de seminarios implica ser "ejemplo de vida y de comunión".
Una vista del Auditorio de la Conciliación, lleno con sacerdotes de todo el mundo.
El anuncio a los jóvenes
En ese sentido, León XIV quiso "decir unas palabras sobre las vocaciones", para sentenciar que "Dios sigue llamando", pero "hace falta que haya espacios adecuados para escuchar su voz". Por lo que recomendó trabajar en "ambientes y formas de pastoral juvenil impregnados de Evangelios": "¡Tened el coraje de hacer propuestas fuertes y liberadoras!", añadió.
"Nuestro tiempo nos provoca", dijo, porque "muchos parecen haberse alejado de la fe. Y, sin embargo, en lo profundo de muchas personas, especialmente de los jóvenes, hay una sed de infinito y de salvación". De ahí que el Papa llamase a un impulso misionero que proponga "con valentía y con amor el Evangelio de Jesús".
"¡Tenemos una gran misión!"
León XIV concluyó subrayando "la importancia de la vida espiritual del sacerdote" y animando a buscar "un director espiritual, un buen confesor", cada vez que se necesite ayuda: "¡Tenemos una gran misión y todos juntos podemos cumplirla!"
El encuentro finalizó con un momento distentido cuando un sacerdote español pidió subir al estrado para abrazar al Papa. Ésta fue la escena: