León XIV: cada vez que hacemos un acto de fe en Jesús, una gracia sale de Él y cambia nuestra vida

Miles de personas llegadas para el año jubilar continúan llenando las audiencias generales de León XIV.
En la audiencia general de este miércoles en la Plaza de San Pedro, el Papa continuó la catequesis sobre el Jubileo de la Esperanza, comentando dos milagros de Jesús: la curación de la hemorroísa y la resurrección de la hija de Jairo.
Pero la enfermedad a la que empezó haciendo alusión León XIV es una "muy difundida en nuestro tiempo", a saber, "el cansancio de vivir: la realidad nos parece demasiado compleja, pesada, difícil de afrontar. Y entonces nos apagamos, nos adormecemos, con la ilusión que al despertarnos las cosas serán diferentes".
Pero ésa no es la solución, dijo, "la realidad hay que afrontarla, y con Jesús podemos hacerlo bien".
Es el caso de Jairo, que ante la enfermedad de su hija "no se queda en casa lamentándose", sino que "sale y pide ayuda", y cuando le dicen que ha muerto "sigue teniendo fe y continúa esperando".
También la hemorroísa, a pesar de la marginación y estigmatización que sufría por su enfermedad, "emboca el camino de la salvación cuando germina en ella la fe en que Jesús puede sanarla: entonces encuentra la fuerza para salir e ir a buscarlo", aunque sea solo para "tocar sus vestidos".

El Papa bendice a una pareja de novios.
Lo hizo y sanó, como la hija de Jairo volvió a la vida. Ambos tenían fe, a diferencia de tantos hoy que "se acercan a Jesús de manera superficial, sin creer de verdad en su potencia", sin comprender que "cada vez que realizamos un acto de fe dirigido a Jesús, se establece un contacto con Él e inmediatamente su gracia sale de Él. A veces no nos damos cuenta, pero de una forma secreta y real la gracia nos alcanza y lentamente trasforma la vida desde dentro".
La resurrección de la hija de Jairo nos transmite también otro mensaje, dijo León XIV: "Para Dios, que es Vida eterna, la muerte del cuerpo es como un sueño. La muerte verdadera es aquella del alma: ¡de esta debemos tener miedo!"

Una niña saluda al Papa durante su recorrido por la Plaza de San Pedro.
El Papa también sacó partido de un último detalle del hecho evangélico, como es que Jesús ordenase a los padres que diesen de comer a su hija resucitada: "Podemos también entenderlo en sentido más profundo y preguntarnos: cuando nuestros muchachos se encuentran en crisis y tienen necesidad de nutrición espiritual, ¿sabemos dársela? ¿Y cómo podemos hacerlo si nosotros mismos no nos nutrimos del Evangelio?"
Es la sugerencia que dejó el Papa en el aire, antes de exhortar a los presentes: "Aprendamos de aquella mujer, de aquel padre. ¡Vamos hacia Jesús! Él puede sanarnos, puede hacernos renacer. ¡Jesús es nuestra esperanza!"