Francisco reaparece en el Jubileo de los Enfermos: «En este momento comparto mucho con ustedes»

El Papa Francisco ha estado este domingo en la Plaza de San Pedro durante el Jubileo de los Enfermos.
Este domingo se celebra el Jubileo de los Enfermos, una cita muy especial para él puesto que él mismo lo celebra como convaleciente, lo cual ha dejado claro durante la homilía que ha preparado para esta jornada y que ha sido leída por monseñor Rino Fisichella en la misa celebrada en la Plaza de San Pedro.
“La enfermedad es una de las pruebas más difíciles y duras de la vida, en la que percibimos nuestra fragilidad. Esta puede llegar a hacernos sentir como el pueblo en el exilio, o como la mujer del Evangelio, privados de esperanza en el futuro. Pero no es así. Incluso en estos momentos, Dios no nos deja solos y, si nos abandonamos en Él, precisamente allí donde nuestras fuerzas decaen, podemos experimentar el consuelo de su presencia”, ha expresado el Papa.

Francisco, aunque no pudo hablar, sí quiso estar presente en la Plaza de San Pedro
De este modo, ha añadido que “en este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas, de tener necesidad de apoyo”.
Francisco recordó que “no es siempre fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar, sin pretender y sin rechazar, sin lamentar y sin desesperar, agradecidos a Dios y a los hermanos por el bien que recibimos, abandonados y confiados en lo que todavía está por venir. La habitación del hospital y el lecho de la enfermedad pueden ser lugares donde se escucha la voz del Señor que nos dice también a nosotros: ‘Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?’. Y de esa manera renovar y reforzar la fe”.
Afrontar juntos el sufrimiento nos hace más humanos y compartir el dolor es una etapa importante de todo camino hacia la santidad, señaló el Papa recordando unas palabras de Benedicto XVI, del que dijo que dio un gran testimonio de serenidad frente al sufrimiento.
Por ello, Francisco pidió: “No releguemos al que es frágil, alejándolo de nuestra vida, como lamentablemente vemos que a veces suele hacer hoy un cierto tipo de mentalidad, no apartemos el dolor de nuestros ambientes. Hagamos más bien de ello una ocasión para crecer juntos, para cultivar la esperanza gracias al amor que Dios ha derramado, Él primero, en nuestros corazones y que, más allá de todo, es lo que permanece para siempre”.
Ya durante el Ángelus, Francisco dejó estas palabras: “Como durante la hospitalización, también ahora en la convalecencia siento el ‘dedo de Dios’ y experimento su cariñosa caricia. En el día de la Jubileo de los enfermos y del mundo de la sanidad, le pido al Señor que este toque de su amor llegue a los que sufren y anime a los que cuidan de ellos. Y rezo por los médicos, enfermeros y trabajadores sanitarios, que no siempre tienen las condiciones adecuadas para trabajar y, a veces, incluso son víctimas de agresiones. Su misión no es fácil y debe ser apoyada y respetada. Espero que se inviertan los recursos necesarios para la atención y la investigación, para que los sistemas sanitarios sean inclusivos y atiendan a los más frágiles y pobres”.