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La Sagrada Familia, eje de la catequesis que había preparado el Papa para la audiencia general

Francisco, en una de las últimas audiencias generales previas a su ingreso hospitalario.

Francisco, en una de las últimas audiencias generales previas a su ingreso hospitalario.Vatican Media.

Redacción REL
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Jesús M.C.

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La Oficina de Prensa de la Santa Sede difundió el texto que habría leído Francisco en la catequesis general de este Miércoles de Ceniza, la última dedicada a la infancia de Jesús. Era el momento de comentar el episodio del Niño perdido y hallado en el Templo y la misteriosa pregunta de la Santísima Virgen: "Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?" (Lc 2,49). 

Este interrogante sirve al Papa para "reflexionar sobre el camino de la madre de Jesús, un camino que ciertamente no fue fácil" y que tuvo varias etapas tras la Anunciación: la visita a Santa Isabel, el parto en Belén, la presentación del Niño, la huida a Egipto, y luego las anuales visitas al Templo, las bodas de Caná, la Pasión, Muerte y Resurrección, y luego Pentecostés.

"En todo este camino, la Virgen es peregrina de esperanza, en el sentido fuerte de que se convierte en la 'hija de su Hijo', su primera discípula", explica el Papa: "María trajo al mundo a Jesús, esperanza de la humanidad: lo alimentó, lo hizo crecer, lo siguió dejándose plasmar, la primera, por la Palabra de Dios". Tuvo con esta Palabra una "singular comunión", que "no le ahorra, sin embargo, el esfuerzo de un exigente 'aprendizaje'".

La paternidad de José

Parte de ese aprendizaje es la pérdida de Jesús, de doce años, que "asusta a María hasta el punto de que se convierte en portavoz de José al reprender a su hijo", a quien han encontrado involucrándose "en discusiones sobre las Escrituras, sosteniendo la comparación con los maestros de la Ley".

La respuesta de Jesús es de una "desarmante sencillez", dice Francisco: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?" (Lc 2, 49).

"María y José no comprenden", subraya: "El misterio del Dios hecho niño supera su inteligencia. Los padres quieren proteger a ese hijo preciosísimo bajo las alas de su amor; Jesús, en cambio, quiere vivir su vocación de Hijo del Padre que está a su servicio y vive inmerso en su Palabra".

Todo este episodio, concluye el Papa, nos recuerda "la paternidad de José hacia Jesús" y cómo "esta paternidad tiene su origen en la de su Padre celestial, de quien reconoce el primado indiscutible".

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