Religión en Libertad

Savater y Cuartango, dos escritores sin fe que no consideran una moda el renacer religioso joven

La explosión de religiosidad juvenil tiene muchas formas y grados, pero en un porcentaje amplio es enormemente espiritual. En la imagen, un retiro de Effetá.

La explosión de religiosidad juvenil tiene muchas formas y grados, pero en un porcentaje amplio es enormemente espiritual. En la imagen, un retiro de Effetá.Yandry Fernández Perdomo / Cathopic

Carmelo López-Arias
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C.L.

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El renacer religioso de la juventud occidental, específicamente cristiano además (católico en España), se ha convertido en objeto de debate. Casi nadie desmiente que 'algo está pasando', porque los hechos que lo justifican son demasiado evidentes. Otra cosa es el debate sobre su alcance, su solidez o sus consecuencias. Pero ¿negarlo? Parece difícil.

En las últimas semanas, dos escritores agnósticos se han sumado a ese reconocimiento, con apreciaciones significativas sobre la naturaleza de este inesperado 'regreso de Dios'. Pertenecen además casi a la misma generación, esa en la que fue muy frecuente seguir el camino inverso: perder en la primera juventud la fe en la que habían sido educados. 

Hablamos de Fernando Savater (San Sebastián, 1947), filósofo, y de Pedro García Cuartango (Miranda de Ebro, Burgos, 1955), periodista.

Cuartango: la búsqueda inacabada

"Soy una persona agnóstica", contestaba hace un año Cuartango a Carlos Padilla (que siempre pregunta por la fe a sus invitados) en El Purgatorio de The Objective. Creció en una familia de práctica religiosa diaria y firmes convicciones católicas. Él perdió la fe por una "evolución intelectual" durante su etapa universitaria y se distingue de los ateos y de los muy creyentes porque ambos tienen algo en común, que "creen firmemente", unos "en Dios" y otros "en la nada": "Mi posición es que no sé", confiesa.

Pedro García Cuartango se mantiene en búsqueda de Dios desde que perdió la fe.

Pedro García Cuartango se mantiene en búsqueda de Dios desde que perdió la fe.The Objective (captura)

De hecho, él mismo ha relatado su búsqueda existencial de una respuesta a ese dilema en un reciente libro, El enigma de Dios (Ediciones B), donde se hace acompañar en ese camino por diversos filósofos, con el problema del mal en el mundo como gran interrogante. 

En su comentario a esta obra (elogioso en cuanto a la sinceridad de la búsqueda, aunque discrepante en cuanto a la conclusión), Juan Manuel de Prada recuerda al autor que "el viaje de la fe a la incertidumbre puede ser de ida y vuelta": "Cuartango sigue buscando; y dice la sabiduría popular que quien busca encuentra. Yo así lo deseo, porque creo que un hombre tan valioso, moral e intelectualmente, merece la más alta recompensa".

Cuartango, columnista de ABC como Prada, abordó el pasado 4 de noviembre el fenómeno religioso que copa portadas en las últimas semanas: Dios no ha muerto, se titulaba su Tercera. 

En ella desvinculaba de cuestiones coyunturales el hecho de que "Dios está más vivo que nunca", para cifrarlo en la propia naturaleza humana: "Su resurrección en el mundo en el que vivimos no es tanto una reacción contra un materialismo agobiante como la respuesta a una angustia existencial, inherente a la condición humana".

¿Por qué ahora, entonces, esta "vuelta a una espiritualidad desdeñada desde el poder y los intelectuales y tachada de anacronismo"? Cuartango cree que, aunque el "cambio social" es muy notable, "sería un error focalizar este renacimiento de Dios en una explicación sociológica, sea una moda, una rebelión contra la superficialidad dominante o el enésimo debate intelectual".

Él lo atribuye más bien a que "la pregunta sobre la existencia de Dios es indisociable de la reflexión sobre el sentido de la vida" y nace "de la propia limitación del entendimiento humano" ante los misterios del Universo, del azar o los que derivan de nuestra propia "fragilidad" y de nuestra propia "angustia": "Somos seres arrojados al mundo, conscientes de nuestra finitud vital y marcados por la historicidad. Es, sobre todo, mediante el dolor y las pérdidas como adquirimos esa conciencia de nuestra precariedad".

Él no pretende convencer a nadie de nada, sostiene: "Lo único que sostengo es que no podemos eludir la pregunta, aunque algunos o muchos carezcamos de respuesta. El gran interrogante sobre el sentido de la vida y sobre si hay algo más allá de la muerte no es una moda ni una reacción al hartazgo social. Es algo que no podemos evitar, que forma parte de nuestra peripecia personal".

No podemos 'librarnos de Dios', pues, viene a concluir Cuartango, ni siquiera aunque queramos hacerlo. Pero toda una generación ha sido educada en lo contrario. Se ha hecho todo lo posible para que no pensara en Dios. Hasta que se ha dado de bruces con Él.

Savater: el mérito de los jóvenes de hacer solos el camino

Es la explicación que propone Savater en un artículo de este 13 de noviembre en The Objective. A él no le sorprende este "revival religioso" porque ya ha conocido a lo largo de su vida "otras olas más o menos piadosas", entre las que cita el budismo hippie de los años 60. Por eso no le extraña "que muchos jóvenes se interesen de nuevo por cuestiones religiosas".

Fernando Savater también destaca la existencia de una inquietud permanente del hombre por Dios y el más allá.

Fernando Savater también destaca la existencia de una inquietud permanente del hombre por Dios y el más allá.The Objective (captura)

"Son chicos y chicas hiperconectados al mundo de internet, apaleados constantemente por una información desbordante por la que nadie les enseña a navegar", apunta. 

Pero han recibido muy poco de Dios en casa o en la escuela: "En épocas anteriores, la religión hubiera formado parte de sus vivencias familiares y tendrían ya una cierta vinculación con ella, fuese entrañable o despectiva. Pero estos jóvenes de hoy han crecido en ambientes ateófilos, con adultos que jamás les han mencionado ningún tema teológico ni siquiera para negarlo. De modo que a los menos planos se les ha despertado cierta curiosidad" y no cree que sea "por esnobismo".

Savater considera positiva una cierta 'dosis' de religión vivida en el ambiente familiar, que al menos sirve de referencia y plantea desde el principio algo que se planteará de una forma u otra después: "Es sin duda mejor tener un padre o una madre, incluso una abuelita, que nos hable de estas cosas, aunque sea mal, y nos pongan el belén en casa por Navidad, pero estos lujos son mucho más raros ahora que el afán de comprarse una nueva consola en el Black Friday (que me suena, lo siento, a satanismo). Los jóvenes que hoy se interesan por la espiritualidad tienen verdadero mérito porque, por lo general, es un camino que tienen que recorrer prácticamente solos".

Lo que no ve mal el filósofo es que este resurgir tenga perfiles cristianos, porque "tampoco la calidad de todos los credos es igual": "El cristianismo, católico o protestante, con su énfasis en la libertad del alma individual y la igualdad de todos los seres humanos, se ha convertido desde hace mucho tiempo, con fe o sin ella, en el mejor suplemento espiritual de la democracia. Volver a valorar el cristianismo es retornar a nuestras raíces occidentales, lo que no se consigue invocando a la Pachamama o sometiéndose al islam, cuya incompatibilidad efectiva con las libertades cívicas está de sobra demostrada".

Y concluye con una frase del psicoanalista Jacques Lacan, otro gurú de los 60 de los hippies, ateo que no rechazaba una idea de Dios no trascendente que encajase en la peculiar visión freudiana de la psique humana. Una vez le preguntaron a Lacan quién ganaría al final la batalla entre el psicoanálisis y la religión: "Mientras los hombres mueran, sin lugar a dudas la religión", contestó.

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