Jueves, 28 de marzo de 2024

Religión en Libertad

Su causa empezó en 2009 como un martirio, pero el Papa la encauza como «entrega de vida»

Franz de Castro Holzwarth, abogado tiroteado mediando en un motín carcelario, hacia los altares

Franz de Castro murió acribillado a los 38 años, entregándose como rehén en un motín carcelario
Franz de Castro murió acribillado a los 38 años, entregándose como rehén en un motín carcelario

P.J.Ginés

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El 14 de febrero de 1981, en la cárcel de Jacareí, en el estado brasileño de São Paulo, se produjo el motín de 12 presos que tomaron rehenes. La "tropa do choque" de la policía militar acudió al lugar. Los presos pidieron que vinieran como mediadores dos abogados de la asociación APAC, de asistencia a presos: su fundador, Mario Ottoboni, y Franz de Castro Holzwarth.

Para desbloquear las negociaciones, Franz se ofreció como rehén en lugar del último prisionero, un policía militar. Los presos aceptaron el intercambio, y el policía quedó libre. Inmediatamente después, rompiendo todos los acuerdos, la "tropa do choque" abrió fuego y Franz cayó acribillado por más de 20 heridas de disparo.

Franz se había involucrado en el apostolado social en prisiones por su fuerte fe católica. En 2009, la diócesis de São José dos Campos abrió su causa de beatificación presentándolo como un martirio. Pero la Iglesia y el Papa lo han reconducido por otro camino, uno que se ha abierto desde 2017, cuando el Papa Francisco instauró la vía de beatificación por "entrega de la propia vida", con el motu proprio ‘Maiorem hac dilectionem’ (“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”, (Jn 15, 13). Este 17 de diciembre de 2022 el Papa firmó el decreto que reconoce la "entrega de la propia vida" de Franz de Castro.

A diferencia de los mártires, que no requieren de un milagro tras su muerte para ser beatificados (pero sí para ser canonizados como santos), aquellos que murieron mediante la entrega de la propia vida necesitan de un milagro producido tras su muerte, además de la fama de santidad y la comprobación de su virtud cristiana en grado heroico, para ser proclamados beatos. Así, los devotos del abogado Franz de Castro, deberán pedir su intercesión celestial y acreditar su participación en un milagro para que la Iglesia pueda beatificarlo.

El Siervo de Dios Franz de Castro es muy recordado en pastoral penitenciaria en Brasil

El Siervo de Dios Franz de Castro es muy recordado en pastoral penitenciaria en Brasil, como ejemplo literal de vida entregada por los presos y por un policía.

La carta apostólica establece que esta entrega se da "siguiendo más de cerca las huellas y las enseñanzas del Señor Jesús" y ha de cumplir 5 criterios para que sirva para una beatificación:

- “oferta libre y voluntaria de la vida y la heroica aceptación ‘propter caritatem’ una muerte segura, y en el corto plazo”;
- “la relación entre la oferta de la vida y la muerte prematura”;
- “el ejercicio, por lo menos en grado ordinario, las virtudes cristianas antes de la licitación de la vida y, después, a la muerte;”
- “la existencia de la fama de santidad y de los signos, al menos después de la muerte;”
- “la necesidad del milagro para la beatificación, que tuvo lugar después de la muerte del Siervo de Dios y por su intercesión.”

Otro ejemplo de esta vía es el hermano misionero andaluz Pedro Manuel Salado, que murió en 2012 salvando 7 niños que se iban a ahogar en el mar en Atacames, Ecuador. Con cada niño rescatado, notaba que se acababan sus fuerzas en el agua, hasta que, rescatado el último, exhausto, se hundió y se ahogó. (Explicamos aquí con detalle su historia). También él avanza a los altares por la vía de la "entrega de la propia vida".

La historia de Siervo de Dios Franz de Castro Holzwarth (1942-1981)

Franz nació en 1942 en Barra do Piraí, en el Estado de Río de Janeiro. De aguda inteligencia, enseguida se interesó por el mundo del Derecho. A los catorce años ya colaboraba en la secretaría de un tribunal, luego fue funcionario de la Banca de Comercio e Industria, y empezó a estudiar Derecho en 1963.

En 1967 escribió a un amigo sacerdote: “Lo que para mí cuenta es vivir mi vida en Cristo, y donarme a los demás como hace un sacerdote. En mí está este deseo de total donación. Espero en Dios que se haga Su Voluntad. Estoy listo para todo lo que Él quiera”. Inscrito como abogado en 1968, empezó a trabajar, bien valorado por jueves y compañeros.

En una experiencia hablando a presos enfermos que se preparaban para la Confirmación, sintió que deseaba tocar su corazón, hacerles llegar a Cristo. En 1973 ingresó en la APAC (Asociación de Protección y Asistencia a los Condenados) de San José dos Campos, con su fundador y amigo, Mario Ottoboni. Visitaban las cárceles con la Biblia bajo el brazo, oraban con presos y colaboraban en acercarles la presencia de Cristo. Se le vio muchas veces rezando un Avemaría en prisión junto a un preso.

Recreación en vídeo de los hechos del 14 de febrero de 1981, por la APAC:

Los presos los llamaron: negociación con rehenes

El 14 de febrero del 1981, el Jefe de Policía João Crysóstomo de Oliveira telefoneó a Ottoboni y le pidió que acudiera con Franz de Castro a cárcel de Jacareí. Había una revuelta y los presos los reclamaban como mediadores. Los presos tenían tres rehenes: un carcelero, un empleado y un policía militar.

Se acordó que de la cárcel saldrían dos vehículos: uno llevaría algunos amotinados, con dos rehenes y Ottoboni. El otro, con más rebeldes, el rehén policía y Franz. El primer grupo subió al auto con Ottoboni que fue liberado después de un kilómetro sin ningún problema.

Pero en el segundo vehículo la tensión subió. El auto no se detuvo en el lugar acordado y la policía consideró que no tenía que cumplir su acuerdo. Exigieron la liberación del rehén policía. Ottoboni, que había vuelto al lugar, proponía repetir la fórmula, pero los policías no le hicieron caso.

Franz se propuso como mediador-rehén. Solicitó a Ottoboni que acercara el auto lo más cerca posible al lugar establecido. Ottoboni pidió a los detenidos de mantenerse lo más cerca posible a Franz mientras salían; uno de los rebeldes respondió: “Señor Mario, pueden confiar en nosotros”. Inmediatamente después de este diálogo, Ottoboni se apresuró a salir con el rehén policía, dejando “a cambio” a Franz con los rebeldes como mediador y rehén.

Cuando Ottoboni y el rehén salieron corriendo, la policía comenzó a disparar indiscriminadamente hacia el vehículo, matando, acribillados, a los amotinados y a Franz. Tenía 38 años.

Para la Iglesia, fue un constructor de paz y justicia, además de un evangelizador. Fue sepultado en la tumba de su familia, pero en 2010 sus restos se trasladaron a la iglesia principal de San José dos Campos. La Orden de Abogados de Brasil, sección São Paulo, creó un premio de Derechos Humanos con su nombre, que se entrega cada año.

Reportaje de 2022 sobre Franz de Castro y los hechos de Jacareí (con Ottoboni, en portugués):

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