¿La religión correcta es «ser buenas personas»?

El Juicio Final, fresco en la bóveda de la catedral vieja de Salamanca, atribuido a Niccoló Delli (1445).
Algunas personas alejadas de la fe se auto-justifican diciendo que la religión correcta es "ser buenas personas". Esto es una mentirijilla de relativismo que nos cuela el diablo:
- Porque la religión, en su esencia, no consiste en ser buenas personas, sino en tener, como el propio nombre indica, una "re-ligazón" íntima y personal con Dios y, por lo tanto, cumplir con sus mandamientos. Y, además, al menos en el cristianismo, no basta con ser solo "buenas personas", sino que debemos aspirar y luchar por "ser santos": nada de quedarse en sólo "buenos". Jesucristo decía: "Sed perfectos como mi Padre es perfecto" (Mt 5, 48).
- Porque tenemos que ser buenas personas no solo con los demás, sino también con Dios, nuestro Creador y, en el cristianismo, nuestro Redentor. Es decir, la bondad es integral: con Dios y con los demás. Por algo los tres primeros mandamientos del cristianismo tienen que ver con Dios: al fin y al cabo, ser buenas personas con los demás dando la espalda al Dios que te ha dado la vida, que te ha redimido y que te ha dado tantos dones de los que disfrutas, es pecar de ingrato. Y eso, en el fondo, no es ser buenas personas.
- A veces, presumimos de ser buenas personas, pero hay aspectos de nuestra vida en los que eso puede ponerse en cuestión, porque apoyamos el aborto (o somos indiferentes ante esta cruda realidad); nos damos de codazos con otros para alcanzar un puesto; nos dejamos llevar por los celos, la envidia, la falta de respeto o el deseo de venganza; nos importa más nuestra felicidad que la de los que están a nuestro lado, a nuestro cargo, o dependen de nosotros; somos egoístas, “aprovechateguis” o no decimos nada en un restaurante si, en la cuenta, se han olvidado de cobrar determinado producto... Es que, a veces, ni siquiera llegamos a "buenas personas", por lo que anulamos nuestro argumento de partida.
- Está claro que, cuando falta Dios en nuestra vida, cuando, en suma, perdemos "el temor de Dios", es muy fácil también perder "el temor" o respeto por los hombres, porque prescindimos de la moral divina que, bien vivida, nos llevaría verdaderamente a ser buenas personas (y no solo eso, sino también a ser personas santas). Quitando a Dios de nuestra vida, nosotros mismos nos erigimos en "dioses" que determinan lo bueno y lo malo, muchas veces según nuestros intereses y egoísmos, por lo que normalmente nos sale una moral bastante mezquina. Donde no está Dios, todo se corrompe.
De modo que... ¿la religión correcta es ser buenas personas? No te engañes. Si eres más o menos "bueno", pero dejas de cumplir alguno de los mandamientos, estás faltando contra Dios que te creó y redimió. ¿Cómo te atreves? ¿Eres tú más que Dios? ¿No estás pecando, como poco, de ingrato o de soberbio? De bien nacidos es ser agradecidos (con quien nos ha dado la existencia, la vida...), pero, si funcionas dándole la espalda, habrá que aplicarte el refrán al revés: "De mal nacidos es ser desagradecidos". Y el mal nacido merece, en pura justicia, lo que se merece. Dios es misericordioso, pero de Él no se ríe nadie. Tendrá paciencia por ver si te conviertes, pero, como dice el Evangelio, en el tiempo de la siega separará el grano de la paja, porque es de justicia y tú no habrás querido acogerte al largo tiempo de su misericordia.
No es que Dios sea malo, sino que en algún momento tiene que darse la justicia, porque no puede ser que el más santo, el que se esforzó, sea igual que el mayor criminal, el que no se esforzó, el que fue necio o irresponsable y le importó todo un comino, pensando que luego se iría de rositas. Pues no. Dios es justo y nadie se irá de rositas; precisamente porque Dios es bueno tiene que ser justo, porque alguien injusto, por definición, nunca puede ser bueno. Y al atardecer de la vida, nos examinarán del amor. Sí, del amor a Dios y a los demás, de la bondad integral. No te hagas falsas ilusiones. Que no te vendan la moto.