Miércoles, 24 de abril de 2024

Religión en Libertad

La esperanza renace en Irak: las monjas dominicas vuelven al convento, tras la guerra contra el ISIS

Batnaya
Se trata del convento de San José de las hermanas dominicas y de una guardería para niños, que se encuentran en Batnaya. Las milicias del Estado Islámico arrasaron la zona durante su paso por la región, entre el verano de 2014 y 2016.

ReL

Tras años de odios y destrucción, Irak empieza a mirar hacia el futuro con cierta esperanza. El obispo caldeo de Alqosh presidió hace unos días la inauguración de un convento dominico y de una guardería. "Una obra que va más allá de las piedras y ladrillos", señaló Paolo Thabit Mekko, obispo caldeo de Alqosh (en el Kurdistán iraquí).
 

Se trata del convento de San José de las hermanas dominicas y de una guardería para niños, que se encuentran en Batnaya, recientemente reconstruidos gracias a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). El convento, en un pueblo de la llanura de Nínive, fue destruido por las milicias del Estado Islámico durante su paso por la región, entre el verano de 2014 y 2016.

Miles de personas huyeron

El propio obispo Mekko fue párroco en la llanura de Nínive y estuvo ayudando a los cientos de miles de refugiados que huían del califato. La reconstrucción del convento es un signo en una zona donde los terroristas han destruido altares, decapitado estatuas y ensuciado las paredes de las iglesias y casas con símbolos y mensajes anticristianos.

Batnaya fue un importante núcleo cristiano de la llanura antes de la llegada del Estado Islámico. Hasta 2014 vivían en la zona cerca de 5.000 personas, en su mayoría católicos caldeos, con el ascenso de los milicianos islamistas en el verano de ese año, muchos huyeron buscando refugio, primero en el Kurdistán iraquí y, después, en América del Norte, Australia y Europa.

Tres años después, el califato fue derrotado militarmente, pero la reconstrucción tuvo que esperar por falta de recursos, por las minas enterradas y por la gran cantidad de túneles subterráneos creados por los terroristas. Entre los que decidieron quedarse están las religiosas dominicas. En 2017 se mudaron a una casa en la llanura, y ahora han vuelto al convento cuando terminaron las reformas. 

El obispo Mekko destacó en su homilía que "la presencia de las hermanas es una señal de aliento para que toda la gente vuelva. Los cristianos en Irak tenemos una herida profunda, esa herida hay que curarla con la fe. Nuestros nombres e identidad están en Batnaya, nuestras raíces están en Batnaya y no en los lugares de emigración", expresó.

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