Religión en Libertad

El escritor y lingüista venezolano profundiza en el contenido de «Por qué el futuro es hispano»

La Hispanidad es senda de plenitud frente a colectivismo, fundamentalismo y wokismo, dice Leáñez

Una herencia compartida de historia, cultura, arte y religión.

Una herencia compartida de historia, cultura, arte y religión.

José María Carrera Hurtado

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Desde hace meses, Carlos Leáñez Aristimuño viene advirtiendo de que nos encontramos en un momento especialmente idóneo para consolidar un futuro que, a su modo de ver, es indudablemente hispano.

Ya sea en el ámbito lingüístico y demográfico del llamado “ciberespacio” o internet, el escritor venezolano afincado en España subraya que, se quiera ver o no, “la ciberplaza panhispánica no es una quimera”, ya existe, es real y está ocupada. Sin embargo, queda por responder a una de las cuestiones de mayor calado al respecto: si esta se vertebrará sobre el “eje vertical” y espiritual ante todo, como lo hizo en el pasado la Hispanidad, o solo en el horizontal y material.

Como sugiere en su último libro, Por qué el futuro es hispano, trascendencia y catolicidad son la primera alma y combustible de la Hispanidad y por ello es precisamente por lo que, de culminar con éxito la “rebelión hispanista”, el darwinismo anglo, el colectivismo chino, el fundamentalismo islámico y la gaseosa, relativista y nihilista posmodernidad podrían verse comprometidos. 

Según él, todo comienza asumiendo la importancia de comprender que, como hispanos, “tenemos un tesoro que ofrecer al mundo”. “Y por eso es pertinente que emerja nuestra cultura”, cuenta a Religión en Libertad en vísperas de un nuevo día de la Hispanidad.

-¿Cuál es el tesoro de la Hispanidad?

-Nuestra cultura está esencialmente forjada desde el catolicismo, y los castellanos que llegaron a América en el siglo XVI estaban impregnados de esa visión que puso a funcionar Isabel la Católica.

- ¿Y no se podría decir lo mismo de otras potencias que llegaron a América poco después?

- Ha habido otros pueblos católicos, pero sus estados no se comprometieron con la fe. Cualquier católico debería tener esto en mente. Ni los franceses ni los portugueses hicieron un imperio generador. Los españoles sí.

- ¿Cómo se plasmó eso en un dato concreto?

- Cuando Isabel ve tentativas de esclavización de los indígenas, se niega en rotundo. Isabel es capaz de hacer eso porque se ha trasladado al Nuevo Testamento. Es una ferviente creyente y eso impregna su acción política. Es capaz de ver a un propio en el ajeno. En la alteridad, una igualdad esencial en la dignidad humana. No puedo imaginar algo más rotundamente avanzado y espiritual.

- ¿Hasta qué punto eso fue determinante en el porvenir de la Hispanidad?

-Es su misma base. Y es superior a cualquier derecho humano promulgado por cualquier asamblea de cualquier país. Está en nuestra cultura. Es una cuestión hispana fundamental, es esencial.

- Son muchos los que dicen que todo eso pertenece al pasado.

- Son valores esenciales, y aún estamos impregnados de ellos.

- ¿Hasta qué punto es también una cuestión identitaria?

- Nuestra cultura es de equilibrios. A comienzos del siglo XIX, tuvo lugar una disputa por ver quién encabezaba la civilización occidental que ganaron los ingleses. Y con ello, la oferta civilizacional de Occidente se volvió individualista y darwinista. Esto generó una distancia con la Hispanidad. Y con ello, la oferta civilizacional de Occidente se volvió individualista y darwinista, muy distinta a la propuesta hispana, que contrasta claramente con el darwinismo anglo, el colectivismo chino, el fundamentalismo islámico y la gaseosa, relativista y nihilista posmodernidad.

Por qué el futuro es hispano (Sekotia), de Carlos Leáñez Aristimuño.

Por qué el futuro es hispano (Sekotia), de Carlos Leáñez Aristimuño.

- ¿Y cuál fue ese contraste? ¿Qué separación se erige entre esos planteamientos y los netamente hispánicos?

- La Hispanidad, en realidad, venía siendo un camino de plenitud humana. Y esa forja de plenitud humana fue interrumpida por las grandes secesiones. Diría que hoy, tras 200 años de naufragio y desatino e insignificancia, tenemos que volver a mirar lo que fuimos y ver cómo podemos reconectar.

- En "Por qué el futuro es hispano" dedica una importancia considerable a abordar el “combustible” o “los pilares” de esa esencia hispana. ¿Qué papel tiene la catolicidad en todo ello?

- El pilar fundamental es la trascendencia que aporta la religión al eje vertical, pero también la posibilidad de aceptar que existen instancias legítimas como la moral. Es el eje vertical inserto en un diseño trascendente. 

- El presente no parece muy halagüeño si se habla de fe e Hispanidad.

- Creo que toda sociedad necesita un eje vertebrador que la inscriba en la dimensión trascendente y que la lleve a mirar hacia lo alto. Y me parece que, actualmente, nuestras sociedades occidentales asisten a una crisis en lo que al eje vertical se refiere. Nos hallamos ante personas incapaces de sacrificio y compromiso, personas que no atinan con conseguir un sentido, personas atolondradas, que con bastante frecuencia terminan llevando vidas erráticas que los confinan a situaciones de soledad e insustancialidad.

- ¿Tendrá la fe algún papel en ese futuro hispano?

- Claro. Pienso que está todo sembrado para el retorno de lo sagrado. Es necesario.

- ¿A qué se refiere?

- Una sociedad en la que el eje vertical prácticamente ha desaparecido debe buscar formas que la vuelvan a vertebrar. La religión católica tiene una convergencia de fe y razón que permite unos equilibrios extraordinarios.

- Ponga un ejemplo…

- Razón sin fe termina en Auschwitz. Fe sin razón, en una intolerancia islamista inadmisible, en fundamentalismo.

- De vuelta al retorno de lo sagrado y la Hispanidad, ¿por dónde empezará ese retorno?

- Pienso que en Hispanoamérica está mucho más sembrado que en España. Me entristece ver cómo en España hay situaciones de intolerancia a la fe incluso. Pienso que en Hispanoamérica tenemos la fortuna de tener una fe de relativa robustez todavía, cuando la necesidad vertebradora es más patente que nunca. Creo que el presente y futuro del catolicismo está en Hispanoamérica, pero Europa lo va a tener más difícil.

- ¿Ese futuro del que habla traería esperanza tras un hipotético colapso del laicismo?

- Uno necesita poder moverse entre lo colectivo y lo individual. Y nada como la cultura de base católica para eso. Creo que, en el tema de los equilibrios, fallan estrepitosamente las otras culturas excediéndose en lo individual o en lo colectivo. Solo pensar que Dios existe te va a vertebrar. El desalojo de Dios de la escena pública se está pagando con un enorme desatino y sinsentido. La gente vive existencias muy huecas. La demanda está, la oferta está… Si tanto la Iglesia como los feligreses nos volvemos mínimamente sensatos, se verá hasta qué punto es bueno vivir en una casa como la nuestra.

-Usted vertebra en torno a la lengua buena parte de su discurso del futuro hispano. Hay quien dice que la forma en que se habla determina la forma en que se piensa o se cree. ¿Cree que la lengua común puede ser un catalizador para recuperar esa fe común?

- Toda lengua es una ordenación del mundo y privilegia los conceptos que le son útiles. En una cultura donde es importante discernir a qué tipo de nieve me enfrento, puede haber decenas de palabras para todos los tipos de nieve. El español, como el inglés, tiene los conceptos necesarios para aprehender la cultura de base católica.

- ¿Y se diferencian en algo?

- El español no solo los tiene, sino que están incorporados a cantidad de reflejos lingüísticos y de palabras, lo que ocurre con menos frecuencia en lenguas germánicas. Todo el fenómeno divino, por ejemplo. En Hispanoamérica es muchísimo más común decir “gracias a Dios”, “Dios mediante”… Nosotros hablamos y en nuestra forma de hablar queda claro que nuestra existencia está en manos de Dios, a pesar de que seamos libres o no de responder a su llamado. La invocación a Dios impregna a Hispanoamérica, incluso el hecho de persignarse es constante, también fuera del templo.

- ¿Y cree que eso cambia, de algún modo, la cosmovisión?

- En nuestra lengua, Dios y lo divino aparecen en gestos y expresiones de diversas maneras, nos van acompañando. Creo que esto no es anodino, porque genera una sensibilidad donde nosotros sentimos que no todo depende de nosotros.

- Junto con la lengua, también habla de futuro y de discurso, o de lo que hoy se llama “relato”. ¿Es de los que piensa que este debe cambiar?

- Hay que detener los relatos inhabilitantes. La labor pedagógica debe continuar, pero no debemos estancarnos ahí. Es como librar una batalla que te proponen los otros.

- ¿A qué se refiere?

- A que hablamos de lo que ellos quieren. Pienso que ha llegado el momento de un cambio de enfoque, de hablar del esplendor. Del esplendor hispano. Y creo que Hispanoamérica, de López-Linares es un ejemplo de ese cambio. Ahí me estoy llevando al otro a mi terreno. Si yo digo que aquí está el esplendor y el otro lo niega, ya lo he traído a mi terreno. Estoy reenmarcando. Esto es muy importante en el campo de la comunicación. Me parece que sí: hay que hablar más del esplendor.

- Aquí entra en juego su concepto de “anagnórisis hispana”…

- La anagnórisis es una estructura narrativa, un momento en que el protagonista cae en cuenta de que no es lo que pensaba que era. Cuando el patito feo cae en la cuenta de que es un cisne, su vida cambia. La anagnórisis hispánica es darnos cuenta de que no somos el patito feo. Somos un pueblo nuevo que generó una realidad político-espiritual portentosa y que fue interrumpida a comienzos del siglo XIX. Nos han aplicado un borrado de origen, una distorsión de la memoria.

- ¿Y de qué forma podemos despertar, o ayudar a otros a hacerlo? ¿Qué cambiaría?

- Recuperemos nuestro linaje, volvamos a mirarlo con orgullo… Al reactivarlo, comenzaremos a actuar de forma diferente. Estamos enmarañados con cantidad de imágenes negativas que hacen que en América vivamos la Hispanidad desde el resentimiento y que, en España, buena parte la viva como vergüenza. Nosotros debemos vivir en España desde el orgullo y en América desde el agradecimiento. Cuando lo hagamos, volveremos a caminar erguidos y comenzará otra historia.

- Por último, ¿cree que una mera motivación chovinista es suficiente para ese despertar o encuentra usted una motivación más espiritual?

- La lucha por la Hispanidad es sobre todo espiritual. La Hispanidad se balancea entre la fe y la razón, entre el individuo y lo colectivo, y plantea una conexión con la trascendencia… La lucha espiritual se está librando, pero todavía el nihilismo lleva las riendas. Ahora debemos conseguir las palabras, metáforas, historias y modos de decir para ir desmontando unos relatos que nos llevan a callejones sin salida. Y muchas personas están en la búsqueda. 

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