Miércoles, 08 de mayo de 2024

Religión en Libertad

Un capellán ucraniano, en primera línea: un «trozo de cielo» y una palabra de luz para los soldados

 Andriy Zelinskyy confiesa a uno de los soldados ucranianos / Vatican Media
Andriy Zelinskyy confiesa a uno de los soldados ucranianos / Vatican Media

ReL

Los ojos del mundo están puestos estos días en Ucrania ante la posibilidad del inicio de una invasión por parte de Rusia y de una guerra a gran escala. Mientras decenas de miles de soldados y numeroso material militar se concentra en ambos lados de la frontera los capellanes deben esforzarse si cabe aún más para dar aliento espiritual a jóvenes que temen tener que entrar en batalla.

Uno de ellos es el padre Andriy Zelinskyy, capellán militar de la Iglesia greco-católica y que acompaña en la frontera a los soldados ucranianos. Ataviado con su casco, su chaleco antibalas y su gran cruz de madera colgando de su pecho en un lugar bien visible recorre la zona militar con su Evangelio.

"Nuestra misión es estar al lado de los soldados y llevarles un trozo de Cielo para que no se vea mermada su capacidad de elegir el bien, de buscar la verdad, de proteger la justicia e incluso de contemplar la belleza", explica el padre Andriy Zelinskyy en una entrevista con Vatican News.

El sacerdote greco-católico ucraniano es testigo directo del dolor y la inquietud que agita a los corazones de los jóvenes soldados. Desde que comenzaron los primeros enfrentamientos armados en el 2014, ha tratado de llevar consuelo a las zonas más afectadas, como Pisky, Scerokino, Avdiyivka y Vodiane.

Andriy Zelinskyy, en el medio, con soldados ucranianos

Andriy Zelinskyy, en el medio y con casco, con soldados ucranianos / Vatican Media

De hecho, el padre Zelinskyy recalca un dato muy importante: "en ocho años, hemos perdido 14.000 personas. Esto puede llamarse realmente una guerra híbrida, una guerra que, de hecho, ya está ocurriendo pero que muchos han querido ignorar".

El capellán militar también señala que “con el tiempo he comprendido que no hay respuestas fáciles que dar a quienes han perdido un hermano, un amigo o un camarada, en un conflicto que el mundo no puede ver. Hay que saber escuchar e intentar que se encuentre al Señor de la paz través de la oración común”.

El temor a que se amplíe el conflicto ha llevado a la Iglesia greco-católica ucraniana a intensificar su ayuda a las familias de los soldados, proporcionándoles asistencia material y espiritual. Por ejemplo, las madres que han perdido un hijo comparten su dolor mediante momentos de oración, mientras que los niños que han perdido a sus padres en la batalla se integran en momentos de ocio y recreación. Dice el padre Zelinskyy: “la fe ayuda a las personas a encontrar su camino en la oscuridad de la violencia. Incluso en la guerra, la Palabra de Dios puede encender una luz de esperanza”.

“Sentimos una profunda gratitud por todo lo que el Papa está haciendo por Ucrania. Nos hemos dado cuenta de que no estamos solos y esto nos provoca una rica y profunda emoción. Todos debemos rezar junto al Santo Padre por la paz, no sólo para nuestro país, sino para el mundo entero y para cada corazón humano”, concluye el capellán militar.

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