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Cinco sacerdotes se ordenan a lo largo del mes de julio en Cartagena, entre ellos un joven médico

La diócesis de Cartagena contará a partir del mes de julio con cinco nuevos jóvenes sacerdotes.

La diócesis de Cartagena contará a partir del mes de julio con cinco nuevos jóvenes sacerdotes.Nuestra Iglesia - Diócesis de Cartagena

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Durante el mes de julio, cinco jóvenes diáconos recibirán el orden sacerdotal en la diócesis de Cartagena: Miguel Tovar Fernández, Abraham Martínez Moratón, Kacper Krzysztof Klusek y Enrique Belda García, del seminario mayor San Fulgencio, y Ángel Johan Rodríguez Peña, del seminario Redemptoris Mater del Camino Neocatecumenal. Los cinco recibieron el diaconado el pasado 15 de diciembre. Las celebraciones serán presididas por el obispo José Manuel Lorca Planes y tendrán lugar los días 5, 6, 12, 13 y 19 en distintas parroquias.

Entre los ordenandos hay historias muy dispares, que han contado para la página web diocesana.

Médico de familia

Como la de Abraham Martínez, de 34 años, médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, quien ingresó en el seminario en 2019 al concluir su contrato como facultativo, tras varios años de ejercicio de la profesión.

Cuando lo cuenta y él lo explica, la contestación suele ser de tres tipos: “Si es lo que te gusta…”, “Si eso te hace feliz…” o “Te estás equivocando…”.

Abraham Martínez será ordenado el 6 de julio, a las 19:30 horas, en la parroquia Cristo Rey en el barrio de La Flota, en la ciudad de Murcia.

Abraham Martínez será ordenado el 6 de julio, a las 19:30 horas, en la parroquia Cristo Rey en el barrio de La Flota, en la ciudad de Murcia.Diócesis de Cartagena

Pero Abraham es muy claro: "No es cierto que la medicina no me guste, ni que durante mi trabajo como médico no haya sido feliz, ni tampoco pienso que me haya equivocado de camino. Comprendo que el cambio es difícil de entender, porque he de confesar que a mí tampoco me ha resultado fácil. Ha sido progresivo, con una paciencia y amor por parte de Dios increíbles".

Nació en una familia católica. Es el menor de cuatro hermanos, dos de los cuales fallecieron, uno con 18 meses y otro con 29 años: "Mis padres, Pepe y Fina, me han transmitido la fe, y me han mostrado cómo se querían, cómo se ayudaban mutuamente, y nos enseñaban con sus palabras y obras a ser buenas personas". 

Su padre falleció en 2014, un mes antes de que Abraham se examinase del MIR (Médico Interno Residente): "Pienso que sigue intercediendo por mí ante Dios". El hermano que le queda, Ismael, casado y con cuatro hijos, ha sido, con el resto de su familia, "un estímulo personal para crecer en la entrega generosa a Dios".

La vocación de Abraham también está ligada a Radio María, donde aprendió a rezar el Rosario y en la que descubrió "la riqueza de la doctrina de la Iglesia católcia" y a la Hospitalidad Diocesana de Lourdes, con la que ha colaborado como médico en las peregrinaciones: "Me ha ofrecido la oportunidad de conocer a un gran número de personas enamoradas de Jesús por María, llenas de belleza espiritual y humana, enseñándome a ver en cada enfermo al mismo Cristo".

También la devoción a la Divina Misericordia en el espíritu de Santa Faustina Kowalska y una peregrinación a Medjugorje para el festival de la juventud de 2015 influyeron en su decisión: "Regresé deseando encontrarme con Jesucristo cada día en la Eucaristía. Fue un cambio que mi madre notó enseguida, ya que el anhelo de mi corazón por el encuentro diario con Jesús en la Eucaristía me hacía no importarme madrugar por acudir a la Santa Misa de las 7:15 horas en la santa Iglesia catedral de Santa María de Murcia".

Otra influencia para Abraham fue conocer a un enfermero que le precedió en el camino del seminario y le invitó a una convivencia vocacional: "Fue allí donde pude descubrir que Dios se había fijado en mí para ser su sacerdote como médico de cuerpos y almas".

El pronto sacerdote muestra también su gratitud al que fuera rector del seminario de Cartagena, Sebastián Chico (ahora obispo de Jaén) y al director espiritual del centro, Fernando Valera (ahora obispo de Zamora), por su guía en este camino.

"Las decisiones que uno toma en un determinado momento no están exentas de atravesar dificultades y pruebas, si bien el Señor me ha regalado ser consciente de que Él va abriendo el camino, a pesar de los agobios y sufrimientos, y me ha ido confirmando el recorrido que estoy siguiendo, procurando dejarme guiar por Él", añade Abraham: "Concluyo dando gracias a Dios por todos sus beneficios y confío poder alabarlo, bendecirlo, glorificarlo y darle gloria todos los días de mi vida".

"La persona más feliz del mundo"

Con diez años menos y una historia distinta, Miguel Tovar también empieza dando gracias: "Le doy gracias al Señor porque poder ordenarme sacerdote para siempre con 24 años, es el mayor regalo que Dios me ha hecho".

Miguel Tovar será ordenado el sábado 5 de julio, a las 11:00 horas, en la parroquia Nuestra Señora de los Remedios de Torrealta (Molina de Segura).

Miguel Tovar será ordenado el sábado 5 de julio, a las 11:00 horas, en la parroquia Nuestra Señora de los Remedios de Torrealta (Molina de Segura).Diócesis de Cartagena

Miguel nació en Torrealta, en Molina de Segura (Murcia), y fue bautizado por un sobrino del beato Fortunato Arias, martirizado en 1936. 

Tiene un hermano mellizo y otra hermana, y empezó a sentir la vocación a los 13 años, tras recibir la confirmación: "Hubo momentos en los que esa llama de la vocación fue más fuerte y momentos en los que fue más floja. Mi adolescencia transcurrió de forma normal, con mis amigos, en el instituto, un noviazgo de cuatro años, con una pasión por el fútbol, el deporte y el Real Murcia tremenda. La vocación seguía ahí, pero yo no respondía por dos razones: intentaba buscar la felicidad en otras cosas y por el miedo al qué dirán. Cuando se acercaba el momento de entrar a la universidad, me debatía entre periodismo o la docencia".

Pero esa inquietud se fue haciendo cada vez más fuerte, hasta que visitó el seminario, y entonces su corazón "descansó", confiesa: "La belleza del canto, la liturgia, la convivencia de los seminaristas, las conversaciones con D. Sebastián Chico… Todo me hacía ver que estaba en mi sitio".

"Al seminario le debo mucho", añade: "Mi formación, amistades auténticas, pero sobre todo el haber forjado la identidad sacerdotal y un amor profundo a la Iglesia, pudiéndola conocer en su profundidad" y en su "variedad de carismas".

En concreto, Miguel destaca dos momentos: "Uno, la visita al monasterio benedictino de Leyre y otro el viaje al Congo. El segundo me ayudó a valorar la universalidad de la Iglesia y a poner en valor el trabajo de tantas personas que entregan su vida al servicio del Reino en las zonas más recónditas del planeta. El primero me ayudó mucho para contemplar a Dios en la belleza del canto, de la liturgia, de la Creación y en la espiritualidad benedictina. Desde entonces vuelvo todos los veranos a este oasis de paz y espiritualidad".

El ya casi sacerdote aclara algunas dudas para quien pueda tener dudas sobre la vocación: "Cuando el Señor te llama puede aparecer el miedo a que Dios te lo va a quitar todo. Y es totalmente al contrario: a lo largo de estos años, he podido comprobar que cuando uno le entrega la vida a Dios, te lo da todo". Sigue siendo el mismo con sus mismas aficiones, pero ahora las disfruta "desde Dios, sabiendo que Él es lo primero y principal en tu vida".

"A punto de ordenarme sacerdote", concluye, "me encuentro con temor y temblor, pero sobre todo con mucha alegría, paz, ilusión y unas ganas inmensas. Como decía al principio, poder unirme al Señor y a la Iglesia con 24 años para siempre es lo mejor que me ha pasado en la vida y gracias a lo cual soy la persona más feliz del mundo".

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