El 14 de agosto
ReL recogió datos sobre el auge vocacional en Estados Unidos de
algunas congregaciones religiosas femeninas antiguas y nuevas y sobre el impacto de esa realidad en
The New York Times [NYT], que les había consagrado días antes un reportaje objetivo y sorprendido.
Pues bien, el diario neoyorquino, habitualmente tildado de
progresista,
ha vuelto a hacerlo el 5 de septiembre, recogiendo además el espléndido trabajo fotográfico de
Toni Greaves, que de manera inmediata se convertirá en un libro. Si en aquella ocasión la parte principal de la información se la llevaban las
Hermanas de la Vida [Sisters of Life], congregación fundada en 1991 en la Gran Manzana por el cardenal
John O´Connor, ahora las protagonistas son las dominicas del
Monasterio de Nuestra Señora del Rosario de Summit, en el vecino estado de Nueva Jersey.
La congregación, perteneciente a la gran familia de
Santo Domingo Guzmán (11701221), proviene de la fundada en Francia en 1880 por la Madre
Rosa de Santa María Werhle, O.P., con el
apostolado especial del Rosario Perpetuo y una forma de vida contemplativa, y en 1919 llegaron a la que es su casa madre en Estados Unidos.
"Entusiastas y universitarias"
Ahora
son 19, pero no conforman un convento anciano o moribundo, sino todo lo contrario: "Yendo a contracorriente, algunas jóvenes [
millenials] buscan la vida religiosa", titula el
NYT. Muy jóvenes, más bien, pues la expresión
millenials hace referencia a la generación que empieza a dejarse notar en este arranque del tercer milenio. Esa "orden contemplativa donde las hermanas viven en el claustro y llevan una vida de oración está atrayendo a mujeres entusiastas y universitarias", añade el diario.
Y así lo reflejan sus rostros: la Hermana
María Cecilia, la Hermana
José María, la Hermana
María Magdalena o la Hermana
María Teresa son veinteañeras; la Hermana
María Verónica, maestra de novicias, tiene 46 años; y la Hermana
Denise María, priora, quizá no llegue a los cincuenta. Varias postulantes, todavía sin hábito, comparten la vida con ellas mientras terminan de definir su vocación.
En la última década han tenido 15 aspirantes, de las que 9 perseveraron e hicieron sus votos.
De aquí a finales de año dos más se unirán a la comunidad para probar.
"Ora et labora"... con jabón
Todas ellas son "
máquinas de rezar", define el periódico, al tiempo que describe una mesa donde se acumulan cartas, e-mails impresos y tarjetas que reciben desde todos los rincones del mundo solicitando sus oraciones. "Algunos son habituales y nos preocupamos cuando faltan", comenta Sor María Verónica.
Y no sólo son máquinas de rezar. También de
fabricar y empaquetar jabón, que es la parte de su
ora et labora como monjas que les da de comer gracias a
una tienda on line en la que venden también otros productos.
Internet: donde también maduran las vocaciones
Una de las principales vías de llegada de vocaciones son las redes sociales, y un blog,
A Nun´s Life [Así vive una monja], que Sor María Verónica montó en 2004 sin pedir permiso a su priora: "
¡No le podía explicar lo que era un blog sin hacerlo!", se justifica. Recibió luego su aprobación, desde luego.
El caso de la maestra de novicias es ejemplificador del efecto rebote de las vocaciones religiosas femeninas en Estados Unidos entre comunidades con un estilo de vida religiosa
a la antigua, esto es:
hábito, vida de oración y de comunidad y fidelidad a la regla. Cuando la Hermana María Verónica, que trabajaba como
técnico farmacéutico, llegó al monasterio en 1991, tenía 22 años y la monja más joven tenía 39. Ahora hay
media docena por debajo de la treintena, más la dos nuevas que vendrán, también veinteañeras.
"¿Sabe? Hay toda una generación que ha recibido demasiado. Con toda esta tecnología, creo que están saturados. Y
ven esta vida como algo realmente radical y la desean. O tal vez sus familias están rotas y ven nuestra vida como algo realmente estable", añade la religiosa: "Vienen desde todo tipo de situaciones. Pero cuando Dios te llama, no puede ser feliz haciendo otra cosa".
Aunque la Hermana Verónica lamente la saturación de nuevas tecnologías, resultan de gran ayuda para su monasterio. Una de las actuales monjas estuvo
dos años leyendo el blog A Nun´s Life hasta que sintió la llamada. Y la joven hermana María Teresa, que estudiaba
biología, le daba vueltas a su vocación, pero dentro de una orden de vida activa, cuando escuchando su canción favorita en
Youtube,
Only hope de Mandy Moore (de la película A walk to remember [Un paseo/amor para recordar], dirigida en 2002 por Adam Shankman) sintió un "¿Quieres casarte conmigo?" que le sugería entregarse absolutamente a Dios.
"Dios te sorprende siempre"
La vocación de la Hermana María Cecilia, que tiene ahora 31 años y es la chófer oficial del convento para ir a hacer la compra o al médico o el aeropuerto a recoger a quienes acuden a verlas, fue muy distinta. En 2007 se acababa de graduar en una
escuela de negocios y tenía un trabajo agradable y bien pagado. "La vida religiosa no estaba en mi radar, pero me sentía totalmente miserable y recuerdo que le preguntaba a Dios qué debía hacer", recuerda. Un encuentro casual la llevó una noche hasta el locutorio del monasterio, donde hablando con la Hermana María Catalina comprendió que su vocación era contemplativa y se echó a llorar. "
La vida contemplativa me ha dado más de lo que podría imaginar. Dios te sorprende siempre", confiesa.
Ahora los objetivos de la comunidad son
reformar el monasterio para ampliar habitaciones para huéspedes, ganar espacio para el trabajo que les da la tienda, mejorar los accesos a la iglesia... y esperar la llegada de las nuevas novicias.
Seis semanas, un año, toda la vida...
La Hermana María Catalina considera decisivas las seis primeras semanas de una postulante, en las que cambia su vida (además de la oración nuncan faltan mil formas de trabajo) y su horario, pues
se levantan a las 5.20: "Están acostumbradas a trasnochar. No se plantean dormir en fin de semana. Cuando yo entré, creí que no superaría el cansancio. En esas seis semanas superas el romanticismo. Si superan las seis semanas, normalmente se quedan un año. Y si se quedan un año, probablemente terminen haciendo la profesión solemne".
Fue lo que pasó con la joven Laura, cuyo proceso de transformación en la Hermana María Teresa del Sagrado Corazón a través de la vida en el convento fue el principal objeto de las bellísimas capturas de
Toni Greaves, la fotógrafa que quedó deslumbrada por la alegría y vitalidad de las jóvenes y publica a finales de septiembre un libro,
Radical love [Amor radical], con todas las imágenes del monasterio. "Hay algo exhuberante y vibrante en todas esas jóvenes", afirma Toni para explicar por qué les consagra esta obra: "Es
esa energía que nos rebosa cuando nos enamoramos... y eso me maravilló".
Tráiler de Sólo por amor
(Documental lanzado este verano por las religiosas norteamericanas para relanzar las vocaciones.)