La respuesta cristiana de siempre a los paganos y nihilistas que veneran la violencia
¿Dónde está vuestro Dios?, preguntaba el trans del tiroteo: el obispo Izen respondió

El obispo Izen en la misa tras el tiroteo en la escuela Anunciación de Minneápolis
Robin Westman, de 23 años, hace unos años se llamaba Robert: cambió de nombre y de sexo legalmente (ahora legalmente declaraba ser mujer), aunque ya se mostraba decepcionado de esa opción, como recogimos aquí en ReL.
Armado con varios cargadores de munición y armas de fuego, se lanzó a disparar contra la iglesia y escuela católica de la Anunciación en Minneapolis, llena para una misa. Cuando todos se levantaban para cantar el Aleluya, empezó a disparar desde las ventanas. Mató así a dos niños e hirió a 15 niños y tres ancianos.
La Policía encontró entre sus armas notas en las que escribía: "¿Donde está vuestro Dios?" Parece que es un tema que mencionaba también en sus vídeos. “El sospechoso parecía obsesionado con dejar un mensaje a través de sus escritos y videos”, declaró el jefe de policía de Minneapolis, Brian O’Hara.
El mensaje de Westman, como el de todos los paganos y los nihilistas de la Historia, sería que el fuerte puede matar a los débiles, que no existe un Dios que proteja o defienda a los débiles, que el Dios del "no matarás" es una fantasía. Él, y su mandamiento, no existen. Y se "demuestra" matando "débiles".
La respuesta cristiana
En el rezo memorial por las víctimas, el obispo auxiliar de Saint Paul y Minneapolis, Michael John Izen, quiso responder directamente, no con la respuesta deísta o filosófica, sino con la respuesta cristiana de siempre, que es Cristo mismo, su vida, muerte, resurrección, su ejemplo.
"No faltan preguntas, pero sólo hay una respuesta: Jesucristo", dijo.
"¿Dónde estaba Jesús en ese momento, durante la misa, durante el tiroteo? Estaba allí mismo en la cruz, sufriendo con ellos", predicó. "El Señor siempre quiere que, en esos momentos de sufrimiento, nos volvamos a la cruz. Así que, volvámonos a nuestro Señor. Vayamos a Jesús".
Jesús no es una deidad que esté lejos de los inocentes atacados. Él mismo es un inocente atacado, y los acompaña de cerca siempre.
Unción de los enfermos a un herido
Antes, el obispo Izen, de 56 años, había estado en el cercano Hospital Infantil de Minnesota, impartiendo la unción de los enfermos a uno de los alumnos heridos. Izen señaló a la prensa católica que en una tragedia un sacerdote titubea sobre las palabras que usará, pero enseguida se da cuenta de que "la gente simplemente se siente reconfortada y agradecida con tu presencia como sacerdote".
El arzobispo de St. Paul y Minneapolis, Bernard A. Hebda, elogió la acción del párroco de la Anunciación, el padre Dennis Zehren (que solo llevaba tres meses en el cargo) y del diácono Kevin Conneely, ordenado en 2023.
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El obispo auxiliar en el Centro Médico
El otro obispo auxiliar de Minneapolis, Kevin T. Kenney, que en su infancia y juventud asistió a la Anunciación, fue de los que llegó primero a atender feligreses. "Estuve en la sala de espera [del centro médico] mientras las familias corrían hacia allí, y no sabían en qué estado se encontraba su hijo, así que todos estaban en pánico", dijo. "Sólo estaba tratando de darles una presencia, una presencia tranquila, una presencia de apoyo para que supieran que no estaban solos", añadió.
El párroco vecino que estaba por casualidad
También acudió con rapidez el padre Erich Rutten, párroco de dos parroquias cercanas, que conducía su vehículo por la zona, por casualidad. Vio a padres corriendo hacia la escuela esa mañana y se presentó enseguida. Él mismo había trabajado en esa parroquia años antes. Los padres estaban aterrados, preguntando por sus hijos. El padre Rutten ofreció escucha y apoyo a los padres, especialmente a los que parecían estar solos, y rezó el rosario con algunos de ellos. Durante 3 horas acompañó a las familias desconcertadas, especialmente a una cuyo hijo falleció.
Recordar a los niños asesinados
En una oración memorial, el padre de una de las víctimas mortales, Fletcher Merkel, de 8 años, explicó que su hijo amaba la familia, la pesca, la cocina y los deportes. "Por favor, recordad a Fletcher como la persona que fue y no por el acto que le quitó la vida", dijo Merkel. La otra niña que murió fue Harper Moyski, de 10 años, cuyos padres la presentan como "inteligente, alegre y profundamente querida".