#Espiritualidad Católica - #Nueva Evangelización - #ImagenDeDiosEnTi
Amar la imagen de Dios que llevamos necesita humildad
🔹San Agustín. Tratado sobre el Evangelio de San Juan (123, 5)🔹

🔹San Agustín. Tratado sobre el Evangelio de San Juan (123, 5)🔹
No sé por qué motivo inexplicable, quien se ama a sí mismo y no ama a Dios, no se ama a sí mismo; y, en cambio, quien ama a Dios y no se ama a sí mismo, se ama a si mismo 🔹San Agustín. Tratado sobre el Evangelio de San Juan (123, 5)🔹
▶️ En el contexto de la Espiritualidad Católica: Esta frase nos presenta dos caras de una misma moneda: la verdadera naturaleza del amor y su conexión inseparable con el amor a Dios.
San Agustín señala que el amor egoísta siempre está aislado de Dios. Este amor es incompleto, superficial e incluso destructivo. El verdadero amor a Dios permite ven en nosotros y en los demás, la huella de la mano de Dios. Amarse a uno mismo sin amar a Dios implica construir una identidad basada en aspectos efímeros y cambiantes: el éxito, la apariencia, el placer, la aprobación de los demás. Esta identidad es frágil y está sujeta a la decepción y el vacío.
Sin Dios, no podemos comprender nuestro verdadero propósito en la vida. El amor está profundamente unido a la humildad. Si creemos que somos merecedores de todo, nos perdemos en la búsqueda de la felicidad en cosas que no nos pueden satisfacer plenamente. ¿Cómo es posible amarse a sí mismo sin amarse a sí mismo? La clave está en entender que el amor a Dios es el fundamento de todo amor. Amar a Dios significa reconocer que nuestra identidad fundamental reside en Él. Sin Dios nada podemos. Somos hijos e hijas de Dios, creados a su imagen y semejanza. Esta identidad nos da un valor intrínseco e incondicional. Un valor que se puede reflejar en los demás y ayudarles en lo que Dios nos señale.
El amor a Dios nos impulsa a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Nos lleva a servir a los demás, a compartir nuestros dones y talentos, y a construir un mundo más justo y compasivo. En este acto de entrega, encontramos la verdadera realización y la alegría profunda. Amar a Dios nos motiva a cuidar espiritualmente de nosotros mismos de manera profunda. Reconocemos que somos un templo del Espíritu Santo y que debemos honrar a Dios con todo nuestro ser.
Cuando amamos a Dios, aprendemos a vernos a nosotros mismos a través de los ojos de Dios. Esto nos permite vernos como herramientas valiosas para la Voluntad de Dios. Este amor divino nos capacita para amarnos a nosotros mismos de una manera sana, equilibrada y transformadora.
▶️ En el contexto de la evangelización digital. Esta frase nos invita a reflexionar sobre la centralidad de Dios en nuestra presencia en las redes sociales. Como evangelizadores, debemos recordar que el mensaje del Evangelio es un mensaje de esperanza, paz, humildad, amor y reconciliación. Debemos ayudar a las personas a descubrir su verdadero valor y dignidad a través del amor de Dios. Como hashtag proponemos: #ImagenDeDiosEnTi
▶️ Preguntas para reflexionar: ¿Estamos buscando construir nuestro amor propio sobre la base sólida del amor a Dios? ¿Estamos buscando construir nuestro amor propio sobre fundamentos sólidos o sobre arenas movedizas? ¿Cómo podemos amar a Dios más profundamente para amarnos a nosotros mismos de una manera más auténtica y completa?
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