#Espiritualidad Católica - #Nueva Evangelización - #AmarCreaPaz
Cristo nos llama a crear paz y bien en torno a nosotros
🔹San Agustín. Sermón 350, 3🔹

🔹San Agustín. Sermón 350, 3🔹
▶️ En el contexto de la Espiritualidad Católica: Esta primera frase nos revela una característica fundamental del amor verdadero: su generosidad. Cristo nos llama a la generosidad cuando nos dice que debemos amarnos unos a otros, como Dios nos ha amado. Este amor genuino no busca dominar, controlar o disminuir el bien de los demás. No busca el mal, sino la paz que nos permite seguir adelante. Se alegra con la paz y felicidad de los demás, las celebra y las promueve. El amor tampoco ve la felicidad del otro como una amenaza, sino como una fuente de inspiración y alegría compartida. No busca eclipsar la luz del otro, sino brillar juntos. Brillando unidos hacemos que la luz sea más que la suma de dos luces.
Tenemos que tener cuidado. La envidia es un veneno que corroe el alma y destruye las relaciones. El amor verdadero está libre de este sentimiento destructivo. No codicia lo que el otro tiene, ni se resiente por su éxito o felicidad. En lugar de envidia, el amor siente alegría genuina por el bienestar del otro. Esta ausencia de envidia es un signo distintivo del amor puro y desinteresado. El amor es capaz de dejar de lado las ganancias propias, si estas conllevan el mal a otras personas. El problema es que, a veces, hay quienes no comprenden esto.
San Agustín nos muestra la humildad inherente al amor. El amor no se jacta, no se vanagloria ni se enorgullece de sus propios logros o felicidad. No saca provecho del mal ajeno. No necesita la aprobación o admiración de los demás para sentirse completo. La imagen de "hincharse" es muy poderosa. El amor verdadero no se infla de egoísmo o vanidad. No se considera superior a los demás ni se cree merecedor de un trato especial. Permanece humilde y agradecido, reconociendo que la felicidad es un don que debe ser compartido u ofrecido sin esperar nada a cambio.
El amor verdadero está en armonía con la conciencia y la moralidad. No causa daño, no engaña, no traiciona. Actúa con rectitud y honestidad, buscando siempre el bien del otro. El amor verdadero es incompatible con el mal. No se complace en la injusticia, la crueldad o la maldad. Busca activamente el verdadero bien, la justicia y la paz. Se esfuerza por aliviar el sufrimiento y promover la paz interior. No siempre es posible en el mundo en que vivimos. Es frecuente que haya personas se molestan cuando se rechaza el beneficio egoísta.
Resumiendo, San Agustín nos presenta un amor que se define por su desinterés y generosidad. Un amor que se alegra por la felicidad ajena y no busca su propio beneficio. El amor verdadero es humilde y no se enorgullece de sus propios logros. Reconoce que la felicidad es un don que debe ser compartido. El amor está en armonía con la conciencia y la moralidad. No obra el mal y busca siempre el bien del otro y la paz interior.
▶️ En el contexto de la evangelización digital. Esta frase nos invita a ser conscientes de cómo estamos presentes en las redes. Nos llama a reflexionar las herramientas digitales que usamos y si ayudan al amor verdadero y a vivir de acuerdo con sus principios. Nos llama a promover la esperanza y la paz, en las redes sociales. Como hashtag proponemos: #AmarCreaPaz.
▶️ Preguntas para reflexionar: ¿Cómo podemos cultivar un amor más desinteresado, humilde e íntegro en nuestras vidas? ¿Cómo podemos aplicar los principios de esta frase de San Agustín en nuestras relaciones personales y en nuestra comunidad? ¿Cómo podemos dar nuestra mano para que otras personas encuentren la paz interior y el bien?
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