Portamos en nosotros la imagen de Dios

Examina primero si ya sabes amarte a ti mismo. Cuando esto sea, te dejaré amar al prójimo como a ti mismo. Pero si aún no sabes amarte a ti mismo, temo que engañes al prójimo como a ti mismo te estás engañando (San Agustín. Sermón 163B,3)

▶️En el contexto de la Espiritualidad Católica: De nuevo traigo una reflexión centrada en el amor a sí mismo y al prójimo. Es una joya que ilumina la intrincada relación entre el amor propio y el amor al prójimo. ¿Por qué es intrincada? Porque es muy sencillo manipular la apariencia de amor según nuestros intereses personales. Amarnos no puede ser nunca una excusa para el egoísmo, sino una condición necesaria para un amor auténtico y sano.

San Agustín nos insta a un autoexamen honesto. ¿Realmente nos amamos a nosotros mismos? Este amor propio no es vanidad ni complacencia, sino un reconocimiento la imagen de Dios que llevamos en nosotros. El amor a sí mismo se basa en la dignidad como hijos de Dios que conlleva un correcto valor a lo que somos: cuerpo, mente y espíritu. Implica aceptarnos ser conscientes de nuestros dones, virtudes y también defectos y limitaciones. Ser consciente de todo ello nos permite buscar la Gracia que aminora nuestros errores y nos permite esforzarnos por crecer y mejorar.

Sólo cuando hemos cultivado un verdadero amor propio sano y equilibrado, estaremos en condiciones de amar al prójimo de manera genuina. El amor propio es el cimiento sobre el cual se construye el amor al otro. Si no amamos la imagen de Dios en nosotros, ¿Cómo podemos ofrecer un amor verdadero y desinteresado a otras personas? Si nuestro amor propio está corrompido, distorsionado o es inexistente, corremos el riesgo de proyectar nuestras carencias, inseguridades y frustraciones en los demás. "Dicen del león que a todos cree de su condición". Podemos caer en la manipulación, la codependencia o el resentimiento, creyendo que estamos amando cuando en realidad estamos buscando satisfacción personal y llenar un vacío interno. La falta de amor propio nos lleva a engañarnos a nosotros mismos y, por lo tanto, a engañar a los demás.

▶️ En el contexto de la evangelización digital, debemos ser conscientes de la importancia de transmitir un mensaje veraz y humilde del amor propio y de la necesidad de redención. Debemos evitar promover imágenes idealizadas o irreales que puedan generar frustración e inseguridad en los demás. Nadie es perfecto ni es un líder que domine sobre los demás. Cuidado con los liderazgos que confunden y manipulan. Debemos ser auténticos y transparentes, compartiendo nuestras propias luchas, dolor y superaciones por la Gracia de Dios.

#PortamosImagenDeDios puede ser utilizado como hashtag para compartir reflexiones, testimonios y herramientas sobre cómo cultivar un amor propio sano y cómo mejorar la salud espiritual.

▶️ Preguntas para reflexionar: ¿Qué pasos podemos dar para cultivar y compartir, un amor propio más santo, sano y equilibrado? ¿Qué mensaje de esperanza y aliento podemos compartir con los demás? ¿Conocemos nuestras virtudes y defectos? ¿Sabemos esforzarnos para superar nuestros errores con al Gracia de Dios? ¿Nos sabemos cuidar física, mental y espiritualmente, siempre en equilibrio y con extrema humildad? ¿Qué carencias o inseguridades proyectamos en los demás? ¿Buscamos la validación y la aprobación en los demás, olvidando a Dios?

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