Religión en Libertad

Castidad en positivo

"Nada hay más constructivo que la sexualidad bien integrada.
Y nada más destructivo que su mala integración"

La castidad se cuida

La castidad se cuida

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Cada acto en positivo de elegir la virtud de la castidad hace que el siguiente sea más fácil. Así va llegando un dominio de sí cada vez mayor. Esto hace que estemos menos metidos en nosotros mismos y más sensibles a todo alrededor para poder entregarnos con amor y por amor.

La castidad es la virtud para ordenar la sexualidad hacia lo que en la vida se ha elegido libre y permanentemente para vivir el amor para siempre. Es pues para toda persona que se vive y expresa de manera distinta según nuestra elección de vida.

En el noviazgo es la virtud que ayuda a la espera para la entrega plena Su ausencia resta a los novios un conocimiento mutuo mayor. El sexo tiene algo que ciega al razonamiento, el cual es necesario para discernir si la otra persona es la adecuada para dar un sí para siempre

En el matrimonio esta virtud ayuda a quererse mejor. Al hacer salir de uno mismo permite a los esposos vivir la sexualidad con una entrega mutua mas consciente y plena. Evita que el sexo sea un desahogo en el que se utiliza a la otra persona. Saber darse y saber esperarse.

En la vida de los sacerdotes la virtud de la castidad nos permite vivir más atentos a la realidad. Nos ayuda a cuidar un corazón sin fisuras para poder darnos a la escucha y acompañamiento de aquellos que necesiten de nosotros. Nos da una pertenencia total de la vida a Dios

Como decía al principio, es fundamental que la virtud de la castidad una y otra vez la elijamos con pequeños actos en positivo. Porque nada hay más constructivo que la sexualidad bien integrada. Y nada más destructivo que su mala integración. Cuando la castidad se vive de manera represiva, o por miedo, o aguantando con las propias fuerzas, termina estallando hacia fuera o destrozando hacia dentro a la persona. Lo que es una virtud para ser feliz en tu vida termina dejando de ser virtud y convirtiéndose en una losa.

Vivir las cosas en el “tienes que” no sirve si no se descubre primero la belleza del proyecto de vida que quieres vivir. Necesitamos tener un horizonte de vida buena, bella y verdadera que nos anime a seguir caminando en momentos difíciles. En ocasiones hace falta redescubrirlo. Por eso, como toda virtud, la castidad es un don y una tarea.

Un don que pedir a Dios cada día. Si Dios te da una vocación y te llama a una vida por un camino, Él te ayuda y acompaña en ese camino, dándote armas y herramientas necesarias. Toda virtud viene en nuestra ayuda. Una tarea que cuidar y proteger cada día como si fuera una planta. Mediante esos actos sencillos y positivo en los que elegimos vivirla. Al principio será más difícil pero si se trabaja bien hace que al crecer todo sea más sencillo.

Recuerda que lo que cuides hoy se integrará mañana.

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