Un cirujano en busca de la verdad: Carlos Navarro y la fe en la razón
Cómo el saber y la ciencia llevan a la verdad de Dios

El Dr. Carlos Navarro Díaz.
Carlos Navarro Díaz, médico especialista en Cirugía Plástica con 30 años de experiencia en hospitales, es también un apasionado de la fe y la razón.
En su libro "Saber para creer. Creer para ser feliz", comparte su experiencia y reflexiones sobre la búsqueda de la verdad y la complementariedad entre la fe y la ciencia.
Recientemente, su testimonio en el canal de YouTube "El rosario de las 11 p.m." llamó nuestra atención y nos motivó a profundizar en sus ideas y experiencias.
En esta entrevista, Navarro habla sobre su relación con el sacerdote Miguel de Bernabé, su visión de la educación y la formación en la fe, y cómo la Sábana Santa y el milagro del cojo de Calanda pueden ser herramientas para la evangelización.
A través de su historia, Navarro nos muestra cómo la ciencia y la fe se complementan y se enriquecen mutuamente, y nos invita a reflexionar sobre la importancia de la búsqueda de la verdad.
-¿Cómo cree que la experiencia de la ignorancia y la búsqueda de la verdad le ha llevado a escribir Saber para creer y a compartir su testimonio en el canal católico "El Rosario de las 11 pm"?
-Yo no soy filósofo ni teólogo. ¿Entonces cómo escribo un libro así? ¿Con qué autoridad?
»He tenido la suerte de vivir con el padre Miguel Bernabé, un hombre extraordinario y un genio. Estuve con él desde que le conocí en 1988 hasta su muerte en 2018. Él siempre tenía cuestiones interesantes y paseábamos con un grupo numeroso buscando las respuestas, que no nos daba hasta el final. Nos orientaba para que fuéramos razonando mejor y nos señalaba los errores. Los “paseos” eran muy instructivos y con muchas risas. Era el momento más divertido de la semana.
»Lo que aprendí con “el padre” (así lo llamábamos) en parte es lo que trato de contar en el libro. Es la sabiduría que a mí me ha hecho ser mejor y descubrir una felicidad superior que no hubiera conocido de otra manera. Eso que para mí es tan importante lo quiero para mis amigos, mis hijos, lo quiero en mi familia y en mi entorno y allí a donde yo pueda llegar. Con esa intención lo he escrito.
»Belén, de Rosario de las 11 pm, me contactó por la entrevista que me hizo mi amigo Javier Navascués. Es una mujer increíble, con una historia de conversión de las que merece la pena leer. Le gustó mucho el testimonio sobre Saber para creer, ¡el video consiguió mas de 15.000 visitas!, y hemos quedado para otra entrevista sobre el libro "Milagros al microscopio. La Sábana Santa y el cojo de Calanda". Me dijo que le gustó especialmente que lo filmáramos en el hospital y que nunca había grabado a un médico con bata, y es que yo salía de una cirugía en ese momento.
-¿Qué papel cree que juega la educación y la formación en la comprensión de la fe y la razón, y cómo se puede aplicar esto en la vida diaria?
-La educación es el legado más importante que podemos transmitir a la siguiente generación como sociedad y a nuestros hijos y entorno en lo particular. Schumacher, en su libro: "Lo pequeño es hermoso", describe el “Centro” (centrum) como el espacio que alberga el sistema ordenado de ideas vitales del individuo. Son los valores que condicionarán la conducta con respecto a sí mismo y al mundo, es decir, nuestras convicciones fundamentales.
»Educar es transmitir a nuestros hijos los valores verdaderos que nos ayudan a ser nuestra mejor versión para la sociedad, para nuestro entorno, para nuestra familia y para nosotros mismos. Son los ideales que nos capacitan para ser felices.
»Estos valores van contracorriente actualmente y están en conflicto permanente con los de la sociedad que nos rodea. Es necesario trabajarlos a diario para que se fortalezcan y no se desvanezcan. Es importante saber ver las ventajas de ser un hombre o mujer que tiene como lema: primero los demás y luego yo; fiel, honrado, que no mienta, íntegro, de valores… y eso se ve en la familia primero. Los hijos admiran a los padres que son así y quieren ser como ellos porque ven que son más felices que los que no tienen estos valores.
»La educación consiste en parte en esto; en enseñar con casos cotidianos cómo se expresan estos valores, razonando una noticia, los hechos de nuestra vida y de las personas cercanas, para que veamos en la práctica a dónde nos lleva una idea buena o mala.
-¿Cómo se relaciona la idea de “construir el cerebro” con la búsqueda de la verdad y la fe, y qué consejos daría para lograr esto?
-La idea de modelar nuestro propio cerebro está firmemente establecida por la neurociencia. El cerebro fortalece las conexiones neuronales frecuentes y va atrofiando las que no usa. De modo que, si yo hablo con frecuencia de medicina, me es fácil entenderla aunque no sea de mi especialidad. Sin embargo, me es muy difícil seguir un tema de derecho o economía.
»Por eso, cuando una persona dice que no es creyente, en la mayoría de los casos estamos ante gente que rechaza las ideas porque su cerebro no está preparado para entenderlas. Se creen que tienen razones, pero lo que tienen es incapacidad temporal hasta que no acostumbren a su inteligencia a razonar esas cuestiones.
»Esta forma de educar no se explica y es muy nocivo el no hacerlo porque al ateo hay que hacerle ver su ignorancia. Lo entendemos para otras cosas, pero no lo relacionamos con la religión. Yo no puedo correr la maratón si estoy siempre en el sillón comiendo hamburguesas.
-¿Qué lecciones cree que se pueden extraer de la historia de Alexis Carrel, y cómo se pueden aplicar a la vida de los médicos y científicos de hoy en día?
-Alexis Carrel es un modelo de científico ateo sincero. Él presenció un milagro en Lourdes y no podía negar lo que había registrado como médico responsable de la paciente en cuestión. Sus colegas le pedían que lo negara o no tenía futuro en Francia, pero él tenía el valor de la honradez y no quiso mentir y tuvo que emigrar a Estados Unidos, donde ganó el Premio Nobel.
»En él coexistieron durante años el hecho inexplicable y su negación de Dios. Fue mucho tiempo después, cerca de su muerte, cuando se convirtió, y no por el milagro, sino por las conversaciones con un santo monje.
»La lección que nos deja Carrel a todos los hombres de ciencia es que no se puede negar el hecho evidente porque vaya contra “tus creencias”. La ciencia está obligada a registrar el hecho aunque no tenga explicación, porque la ciencia no interpreta: registra y analiza.
¿Cómo cree que la fe y la razón se pueden complementar en la búsqueda de la verdad, y qué implicaciones tiene esto para la comprensión de la realidad?
-La cuestión existencial nos lleva de forma determinante y por la razón, a que debe existir un Ser Necesario para que exista algo. Este argumento ya nos da una cosmovisión que implica a Dios, y Dios da muchas respuestas a las Grandes Preguntas que nos afectan a todos los hombres.
»De hecho, podemos razonar cuál es la religión verdadera y saber con certeza dónde está toda la Revelación de Dios. Esto se puede hacer de una manera “para todos los públicos”, ya que llegar a estas soluciones es algo al alcance de cualquier persona. Yo lo aprendí del padre Miguel Bernabé y lo explico en mi primer libro, "Saber para creer".
-¿Qué mensaje le gustaría transmitir a las personas que se sienten alejadas de la fe o que tienen dudas sobre la existencia de Dios?
-Que Dios cubre el vacío existencial que nada puede llenar y que nos quiere felices aquí en la Tierra (con sus cruces) y después en el Cielo (de forma plena). Pero no hay que creer porque sea lo más rentable, sino porque es lo único razonable. Los ateos, sin embargo, tienen que dar explicación a la existencia y no tienen argumentos que lo expliquen de forma razonable.
»Luego está el paso de pasar de creer a amar a Dios. Esto es un don de Dios. Hay gente que arguye mal diciendo: no lo tengo porque no me lo ha dado". Si no te lo ha dado, pídelo y vive como si ya lo tuvieras y lo recibirás, porque la promesa de Dios es eterna: “Pedid y se os dará”.
-¿Cómo cree que la Sábana Santa y el milagro del cojo de Calanda pueden ser utilizados como herramientas para la evangelización y la difusión de la fe?
-Estos milagros no dejan indiferentes a nadie, especialmente con espíritu científico. Uno se puede rebelar contra el hecho y negarlo porque sí, pero la evidencia está ahí.
»Son una ayuda más para abrir los ojos a la verdad, pero es más importante razonar la fe. Recordemos el caso del Dr. Carrel, que no se convirtió por el milagro que vio, sino por las conversaciones con el santo que le sirvieron para responder bien a las cuestiones fundamentales que llevaba toda la vida buscando.
»Los milagros que de verdad hay que creer son los del Evangelio, especialmente el de la autorresurrección de Cristo. Si no, vana es nuestra fe, como dijo San Pablo. Y estas pruebas están acreditadas por la historicidad de los Evangelios y la fiabilidad como testigos de los apóstoles.