San Francisco de Asís: un modelo para el siglo XXI

En el marco de las celebraciones del VIII centenario de la muerte de San Francisco de Asís, que se conmemora en 2026, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, OFM, fraile franciscano y heredero espiritual del Poverello de Asís, comparte su visión sobre la relevancia del mensaje de San Francisco en nuestro tiempo.

Con una larga trayectoria en la Orden Franciscana, que incluye cargos como rector del Seminario Menor Franciscano, director de la Formación Permanente de la Provincia Franciscana de Castilla y presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, Mons. Sanz Montes es un experto en teología espiritual y vida consagrada. Doctor en Teología y profesor en la Universidad San Dámaso de Madrid, ha dedicado parte de su vida al estudio y la difusión de la espiritualidad franciscana.

Autor de libros como San Francisco de Asís, compañía para nuestro destino y La fidelidad creativa, Sanz Montes ha dedicado parte de su vida al estudio y la difusión de la espiritualidad franciscana. 

En esta entrevista, nos ofrece una reflexión profunda sobre la actualidad del mensaje de San Francisco, que sigue inspirando a los cristianos a vivir una fe auténtica y comprometida con la creación y la fraternidad universal.

-¿Cómo cree que el 'Cántico de las Criaturas' de san Francisco de Asís puede inspirar a los católicos a adoptar una actitud de cuidado y respeto hacia la creación, especialmente en el contexto de la crisis ecológica actual?

-La mirada de San Francisco hacia la creación no es una perspectiva ecológica al uso, sino la mirada de un creyente que descubre la firma de autor del Creador en cada ser, dejándose conmover por la bondad y la belleza con las que salieron las cosas de los labios y las manos de Dios. 

»Esta es la clave para un cristiano a la hora de asomarse a la naturaleza en cualquiera de sus expresiones. Suscita la admiración, la gratitud y la alabanza, y por lo tanto el delicado cuidado que las obras de Dios nos merecen.

-¿Qué significado tiene la fraternidad universal proclamada en el 'Cántico de las Criaturas' para la vida de los cristianos, y cómo puede ser aplicada en la práctica diaria?

-Hay un nexo que nos une a todos los seres: la paternidad divina que representa nuestro origen. 

»San Francisco va engarzando los grupos de obras creadas con un doble estribillo: las reconoce como hermanas por tener esa proveniencia compartida en el Padre Dios, y le mueven a la alabanza como quien se deja conmover por su bondad sin envilecer y por su belleza sin manchar: alabado seas, mi Señor.

-¿Cómo cree que la Iglesia puede promover una conversión ecológica integral, que aborde no solo la protección del medio ambiente, sino también la justicia social y la espiritualidad?

-No se trata de una conversión ecológica al margen de la conversión integral, es decir, que mi corazón, mis recuerdos y memoria, mis ensueños y proyectos, mi presencia en el hoy que me embarga, todo ello debe estar permeado por la conciencia de pertenecer a una vida que nace de Dios y que a Él volverá. 

»De lo contrario, estaríamos cultivando solo un ecologismo estético o romántico que no nos abre a la verdadera espiritualidad ni nos implica en un auténtico compromiso en la historia.

-¿Qué papel cree que la Orden Franciscana puede jugar en la promoción de la ecología y la sostenibilidad, y cómo puede colaborar con otras organizaciones y movimientos para lograr este objetivo?

-La familia franciscana está formada por diversas comunidades: frailes, monjas, laicos. Todos ellos han recibido esta preciosa herencia como verdadero patrimonio espiritual que nos identifica dentro de la historia de la Iglesia. 

»No somos un movimiento ecológico en el sentido cultural moderno, sino que la familia franciscana representa mucho más: el testimonio de esa mirada que se deja tocar y transformar por la bondad y la belleza con las que Dios Creador ha querido regalarnos la vida por entero. 

»A partir de ahí, cabe una colaboración con cualquier persona o grupo que respete ese don, sin reduccionismos populistas, ideológicos o políticos.

-¿Qué significado tiene el Tránsito de San Francisco de Asís para la espiritualidad franciscana y para la Iglesia en general, y cómo puede ser un modelo para la vida cristiana en el siglo XXI?

-Ya la palabra “tránsito” está indicando un viaje inacabado. Desde que somos llamados a la vida, se inicia una especie de éxodo por el que nos movemos a partir de ese punto de partida hasta el de llegada que coincide con nuestro destino. 

»Lógicamente, tras haber hecho y dicho tantas cosas en las páginas de nuestra biografía personal, hay un momento crucial que es el encuentro eterno con Dios tras la hermana muerte corporal. Ese punto no se improvisa, y vemos que son tantos los que mueren como han vivido. 

»Los santos lo hacen con ese poso y trasfondo de confianza filial donde se deja en las manos providentes de Dios, tan llenas de misericordia, nuestra historia personal, tejida de aciertos y errores, gracias y pecados, lágrimas y sonrisas. 

»La palabra final solo le corresponde al Señor tras nuestras variopintas penúltimas palabras dichas y hechas durante toda la vida.

-¿Cómo cree que la enseñanza de San Francisco sobre la muerte como hermana puede ayudar a los cristianos a enfrentar la muerte con fe y esperanza, y a vivir una vida más plena y significativa?

-Solo quien sabe que tras la muerte hay un encuentro con quienes a tientas hemos querido buscar, con sorderas tratamos de escuchar, con cegueras quisimos contemplar, pero siempre estuvimos abiertos en medio de nuestros altibajos y contradicciones; solo ese no tiene miedo a la muerte. 

»Es el encuentro con el Padre Dios, con el Hijo Hermano, con el Espíritu Amigo, con María y con todos los santos, con aquellos que se cruzaron en nuestra vida como verdaderos ángeles que el Señor nos fue regalando, con cuantos hemos querido y amado. Por toda una eternidad que no caduca ni engaña. 

»Es lo que decía bellamente San Pablo, algo que “ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman” (1 Cor 2, 9).

-¿Cómo cree que el legado de San Francisco de Asís puede ser aplicado en la Archidiócesis de Oviedo, y qué papel puede jugar la Orden Franciscana en la promoción de la espiritualidad franciscana en esta región?

-Asturias es también tierra bendecida por San Francisco y sus hijos e hijas espirituales. Hay huellas de esta presencia desde los primeros albores del naciente franciscanismo. Aunque no tenemos una documentación precisa que pueda fundamentar ese paso, no faltan tradiciones que aseguran que el propio Poverello pasó por estas tierras de valles, villas y montañas camino de la veneración de la tumba del Apóstol Santiago en Compostela. 

»Son los indicios que quedan en ermitas, capillas y conventos que se fueron construyendo desde la primera hora. En cualquier caso, la espiritualidad franciscana ha dejado ese patrimonio de espiritualidad evangélica con su llamada a la fraternidad que nos hermana en Cristo, a la paz que nos desarma de la violencia, a la alabanza que nos abre a la plegaria, a la pobreza sencilla que los libera. 

»Este es el legado cristiano y eclesial que los franciscanos en sus tres vocaciones (frailes, monjas y laicos) han vivido y siguen cultivando en medio de sus realidades humanas y creyentes.

-En su libro "San Francisco de Asís, compañía para nuestro destino", usted explora la teología de los santos y la relevancia de San Francisco en la actualidad. ¿Cómo cree que la espiritualidad franciscana puede ser un modelo para la Iglesia en el siglo XXI, y qué lecciones puede ofrecer a los cristianos de hoy?

-El primer catecismo de la Iglesia se remonta al siglo II. Se llama “Didaché” (Enseñanza). Allí se afirma: “Cada mañana buscarás el rostro de los santos para encontrar consuelo en sus palabras”. Los primeros cristianos eran educados también en esta mirada: vale la pena asomarse a quien nos acompaña y representa un reclamo de fidelidad. 

»Los santos, como San Francisco y Santa Clara, y tantos otros de esta fecunda y preciosa familia franciscana, nos acompañan para llegar al destino para el que fuimos creados. 

No nos suplen, sino que son para nosotros una compañía que sostiene nuestra esperanza y recuerda la santidad a la que cada uno ha sido llamado en su vida personal, con la edad de sus años y el contexto de su circunstancia. 

»Pero San Francisco, por ser un hombre profundamente evangélico, no se puede quedar en una referencia lejana y obsoleta, extraña y sin referencia, sino que el modo como él buscó a Dios, el testimonio de cómo lo encontró, de cómo respondió y lo abrió a los hermanos que se le juntaban, representa una página de puro cristianismo que transciende los tiempos de nuestras épocas y los domicilios de nuestras encrucijadas: en todo momento y en cada lugar, se puede vivir franciscanamente todo con una pasión llena de fuego y un testimonio creíble y fecundo para la Iglesia y la humanidad.

-En "La fidelidad creativa", usted reflexiona sobre la renovación de la vida consagrada. ¿Cómo cree que la espiritualidad franciscana puede inspirar a los religiosos y religiosas a vivir su vocación de manera creativa y fiel en el mundo actual?

»Este binomio, que da título a uno de mis libros, se debe a San Juan Pablo II en su exhortación apostólica Vita Consecrata. Es una verdadera propuesta llena de audacia por parte del papa santo de nuestros días. 

»Porque en estas décadas tras el Concilio Vaticano II se han dado otras derivas que no han ayudado a los consagrados a vivir fielmente con la consecuente alegría de sus vidas, la fecundidad de sus labores apostólicas y la bendición de sus vocaciones. 

»Son otros binomios que han resultado fallidos: la restauración nostálgica, la refundación pretenciosa y la mediocridad acomodaticia. 

»Únicamente quienes, por el contrario, han vivido la fidelidad creativa y la creatividad fiel, han entendido la hora de este momento de la historia viviendo fructuosamente sus carismas. San Francisco fue alguien que en aquel tardo medievo vivió la fidelidad creativa, siendo al mismo tiempo hijo de Dios, hijo de la Iglesia e hijo de su tiempo.

-¿Qué cree que San Francisco de Asís puede ofrecer a la sociedad actual, y cómo puede ser un modelo para la promoción de la paz, la justicia y la fraternidad en el mundo?

-Ya lo he indicado más arriba cuando hablaba de cómo los verdaderos santos, especialmente quienes han tenido una vivencia evangélica más radical (que no extremista), trascienden las épocas y los lugares, para convertirse en referencia eclesial para cualquier generación cristiana, y para cualquier persona que se plantea con seriedad las preguntas del corazón y abraza honestamente los desafíos que nos retan. 

»San Francisco llega al hondón de esas preguntas y no elude los retos, que son los que en cada situación histórica y geográfica nos piden modelos a los que mirar, de los que aprender, y santos que nos puedan acompañar.