Amor, no poder: Carlos Díaz y Emmanuel Mounier
La clave para una sociedad más justa y humana según el filósofo Carlos Díaz

Carlos Díaz es uno de los grandes difusores del pensamiento de Emmanuel Mounier en España.
Hemos entrevistado al filósofo y profesor Carlos Díaz (Canalejas del Arroyo, Cuenca, España, 1944), con ocasión del próximo Congreso Internacional sobre la Filosofía de Emmanuel Mounier, que se llevará a cabo los días 16 y 17 de octubre de 2025 en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, en modalidad presencial y on line, bajo el lema Persona, comunidad y revolución: filosofía y acción en Emmanuel Mounier.
El congreso, organizado por la Fundación Emmanuel Mounier, la revista Acontecimiento y la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, conmemora el 75º aniversario de la muerte y el 120º aniversario del nacimiento de Emmanuel Mounier (1905-1950), un filósofo francés conocido por su enfoque personalista y comunitario.

Emmanuel Mounier leyendo 'Esprit', la revista filosófica que fundó en 1932, referente para un sector del pensamiento cristiano de la época.
Entre los ponentes que abordarán diversas áreas del pensamiento e influencias de Mounier figuran filósofos y profesores como Juan José García Norro, Manuel Maceiras, Jesús Conill, Agustín Domingo Moratalla o Yves Roullière, entre otros, además de Carlos Díaz, uno de los grandes conocedores de la vida y obra de Mounier en España y presidente de la Fundación Emmanuel Mounier.
-Don Carlos, ¿cómo cree que la propuesta de revolución personalista y comunitaria de Emmanuel Mounier puede ser relevante y aplicable en el contexto actual de crisis global y búsqueda de nuevos modelos de sociedad?
-Seguramente no constituirá la mejor respuesta posible comenzar esta entrevista diciendo que no creo en la antropología prometeica autocéntrica, es decir, en la llevada a cabo por la mera sociedad, y menos aún creo en el paraíso en la tierra, ni en el dios/amor inmanente de Feuerbach, como tampoco en aquella curiosa promesa leninista “el comunismo hará urinarios de oro para el proletariado”.
»Siempre en movimientos sociales como cristiano, no encerrado en mi turris eburnea, cuanto más me repetían esos tantras recitativos tanto más me estragaban. Yo, anima naturaliter christiana, sólo puedo creer en Dios, y eso gracias a que Dios cree antes en nosotros; el primer creyente es Dios, y en su amor an/árquico, sin arjé, sin principio ni fin.
»No digo que no crea en el ser humano, aunque desde luego no lo mitifico, ¡me basta con conocerme a mí mismo! Creo más en aquellas identidades personales abiertas al amor que no rechazan la posibilidad de un Amor eterno e incondicional más grande que el suyo propio, antropo/teológico, por decirlo con la mitad de mi alma, dimidium animae meae, Juan Luis Ruiz de la Peña.
»Mi esperanza es teológica y escatológica, y sólo desde ahí creo posible el poder de la esperanza histórica como una fuerza convincente, como una virtud. Dicho de otro modo: no ha habido revolución alguna definitiva, ni la espero para el siglo XXI ni para ningún otro, con permiso de Trump, Putín y el restante coro de los grillos que cantan a su propia luna lunática.
-¿Qué papel cree que juega la fe cristiana en la inspiración y motivación de la acción personalista y comunitaria, y cómo puede esta fe ser vivida de manera comprometida y crítica en la sociedad actual?
-He vivido demasiado tiempo buscando para mí el poder y la gloria, y afortunadamente en estos días, en este momento desde Yucatán con las comunidades indígenas, vivo la vida desde la perspectiva de la gratuidad.
»Los pobres nos evangelizan. No podría vivir sin Jesús de Nazareth, el amor de mis amores, que ya no es el temor de mis temores. Con él, todas las cuentas de la filosofía y del intelecto, tras continuados esfuerzos especulativos y por tanto sin acogerme a ninguna racionalidad perezosa (la ignava ratio kantiana) y sin teología descendente, todas mis cuentas raciovitales pendientes están saldadas y con ellas llego holgadamente a fin de mes.
»Mi esposa Julia me ha regalado 55 años de amor y de enseñanza al respecto desde su lúcida ingenuidad. Creo en la comunión de los seguidores del Santo (Santo sólo es Dios) y en la vida eterna. Nuestros hijos son buena gente. Los nietos aún mejores. Perfectos ninguno, afortunadamente.
»El eslabón más flojo de la cadena, quien esto escribe -gracias a ellos y a los amigos- ha pasado del cogito ergo sum al soy amado luego existo, y hoy se mueve en el "me dueles, luego eres importante para mí" bajo el axioma de que el principio de identidad personal, al menos el mío, no es mi yo, sino el tú me dueles. Si no me dueles, no existes para mí, serás un él, y acaso un ello. Esta recuperación de los pronombres personales y este desplazamiento relacional del yo plantea una enmienda a la totalidad de la actual modernidad tan enfatuada como truncada. Sin volver a las cavernas, sin, demonizar, lo que es imposible para el hombre no es imposible para Dios. Dios es un imposible necesario.
-Mounier enfatizó la importancia de la comunidad en la realización de la persona. ¿Cómo cree que podemos equilibrar la necesidad de individualidad y la importancia de la comunidad en la sociedad actual?
-Viviendo de otro modo, y sólo viviendo de otro modo, no haciendo currículum académico y tesis doctorales buscando premio extraordinario, defiendo un sufrimiento extraordinario, un doctorado honoris causa y a la vez doloris causa humanitario.
»Las proclamas sobre la necesidad de comprometerse mañana, que ignoran que ya estamos comprometidos, son literatura lacrimógena, inteligencia barata. Sin embargo, teniéndolo todo en común, especialmente con los más necesitados, y desde la libertad de cada uno, la vida social se renueva meliorativamente. Sobran predicadores de cielo rosa y de infierno y condenación. El que quiera celeste, que le cueste; que abra sus bolsillos y comparta su dinero y que entregue gratuitamente el mayor tiempo posible de su existencia sin pedir nada a cambio, nihil habentes, omnia possidentes.
»Supongo que me he convertido en un “cansalmas” por venir repitiendo e intentando vivir todo esto desde que conocí a mi maestro Marcelino Legido, y luego también a Mounier.
»No se sabe que cuando este último murió, su viuda no tenía ni para pagar el sepelio de su esposo, enterrado por la caridad de sus amigos. En lo a mí atinente, así como ayer fui de las personas anarquistas a las teorías del mismo signo, así también continúo hoy yendo del estudio de las teorías sobre la persona a la terapia como psicólogo de las personas más abandonadas. Y mi camino no ha hecho más que empezar a pesar de su provecta edad. Así que ¡a desalambrar, a pesar de la obliteración de mis articulaciones!
»Una vez me dijo Aranguren que la juventud cesa cuando la rótula comienza a calcificarse, y en esta generación padecemos de demasiadas artrosis y hacemos demasiados seguros y reaseguros para mayor gloria de nuestra nadería. Algunas de estas anécdotas las he relatado en mi biografía.
-¿Qué aspectos del pensamiento de Mounier cree que pueden ser más relevantes para la educación y la cultura en la actualidad, y cómo pueden ser incorporados en la formación de personas y comunidades?
-Cada persona es un par de personas, y cada par de personas forma un nosotros personalista comunitario, no un “yosotros”. Un sumatorio de egos sólo da como resultado un ego gigantesco, la mole granítica de Leviathán.
»Hace tiempo que he tomado conciencia de la unidualidad de la vida humana, y considero que el cultivo de las virtudes (no sólo de las virtualidades) es lo único habilitante para dar un paso hacia adelante en la cultura sin darlo hacia atrás.
»Sobre las huellas de los clásicos y sobre los hombros de los maestros me siento un enano gigante. Amo las lenguas pretéritas para construir una gramática generativa de las futuras, considero que sobre ellas puede poner sus huellas el personalismo hacia la concordia futura en todos los eones.
»La mitad de mi vida la he pasado escribiendo desde esa perspectiva sin haber dedicado un solo segundo ni a Instagram ni a la inteligencia artificial, ni al teléfono móvil para almas aquinéticas: hace falta cultivar la inteligencia natural, la razón cálida para aprovechar los progresos del futuro científico.
» Cuanto vaya por otros derroteros servirá acaso para construir algoritmos enajenadores vestidos de oropel, pero no se construirá esa generación venidera personalista y comunitaria. Hacen falta padres, profesionales, maestros, amigos, profetas y místicos capaces de nutritio, instructio, y auctoritas.
-¿Qué desafíos y oportunidades ve para el personalismo comunitario en el siglo XXI, y cómo cree que puede contribuir a abordar los problemas globales y promover una sociedad más justa y humana?
-Siempre he desconfiado del mero kronos histórico, eso a lo que denominan teotriunfalistamente “signo de los tiempos”, y esa desconfianza razonable se ha ido acentuando una vez rebasados los ochenta años y comprobado la delicuescencia de las edades y las crisis de las cosmovisiones, incluidas como no podía ser menos la mía propia.
»Si lo que es válido para el siglo XXI no lo es para toda la humanidad ni para todos los tiempos, no es mi tiempo. Como fenomenólogo modesto y como defensor de lo eterno axiológico, he ido aprendiendo a descartar las verdaderas cortoplacistas.
»Del menosprecio por los planteamientos contingentes del compromiso de la acción aquí y ahora no brota el maestro interior de que hablaba Mounier. Pero, tanto la ahoricidad trascendental metafísica como este humilde ahora concreto de este instante, me resultan intrínsecamente indisolubles. Ni eternidad sin contingencia, ni contingencia sin eternidad. Trabajamos para lo eterno encarnado en cada movimiento. El tiempo de la inmanencia sin el de la trascendencia -y a la inversa- me es ajeno.
»La fuga mundi puede darse tanto en el activismo como en el absentismo, ambos son anacronismos. Así que no queramos para el 2099 o para los aficionados a tomar las uvas del day after el año nuevo del 2026 lo que no estemos haciendo por el 2025. En el kairós eidético ni están todos los que son, ni son todos los que están. ¿Cuándo superaremos de una vez ese anacronismo publicitario con que se anuncia el futuro reinado de Mammona?
»Añado que el árbol del personalismo cuenta con tantas filosofías y tan hermosas, que me apenan sus leñadores, es decir, quienes dicen, pero lo contra/dicen de forma contrafáctica. No dejamos para mañana el futuro que debamos labrar hoy, empezando por nuestra propia labranza. Ese futuro is now or never.