Religión en Libertad

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La parte afectiva es muy importante. Sin ella, seríamos fríos e indiferentes, desconectados de tantas cosas buenas que tiene la vida; sin embargo, precisamente porque es algo valioso, hay que saber ordenarla, pero no desde la represión, sino encauzándola. ¿Cómo hacerlo? Echando un vistazo a la calidad de nuestras relaciones humanas. Por ejemplo, si somos nosotros mismos o preferimos ocultarnos detrás de una máscara o si hemos olvidado a un buen amigo por seguirle el rollo a otro que aparentaba serlo. Enumerar apegos y plantear formas de respuesta para una mayor libertad responsable es clave. Y, como me dijo un dominico del convento de San Esteban de Salamanca, el primer paso para ordenar lo afectivo es que Dios esté al centro.

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