Cristo es un Médico divino
Un gran Médico ha venido hasta nosotros porque los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. ¿Quién puede creer que está sano?
El Señor ha venido porque sabía de nuestra situación real. No ha venido para enseñarnos una moral, o unos compromisos y opciones por la justicia y la solidaridad; no ha venido para darnos un ejemplo ético... sino que ha venido porque necesitábamos una salvación que nadie podía lograr por sí mismo. No era una doctrina para unos pocos, ni un mensaje universal de fraternidad, ni un símbolo de trascendencia: era la Salud, la salvación, la redención, lo que Cristo venía a donar a la humanidad. Sus milagros y curaciones eran signos de ese "más", de esa salvación que es una necesidad primordial.
Estas curaciones son un signo de su divinidad:
El lenguaje secularizado no llega a expresar el valor y el contenido de las curaciones y milagros, presentándolas como signos y símbolos de la liberación de estructuras, o del compromiso liberador con los pobres. Pero una lectura sin esas lentes que deforman, sin esa aplicación ideológica previa al Evangelio, descubre con normalidad el valor que Cristo les da a esas curaciones como signos y anuncios de la Redención.