Religión en Libertad

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Habituados a verla tan cerca, a entrar y salir de ella, o a cambiar según convengan los horarios de Misa, la parroquia en ocasiones no es percibida en su realidad fundamental: ser la gran comunidad cristiana de un territorio.


En ella bajo el ministerio de los sacerdotes, crece y vive una comunidad cristiana que comparte vecindad y en ella es realizada la diversidad de carismas, funciones y servicios bajo la guía del ministerio sacerdotal.

Una parroquia comprende las dimensiones completas de la vida cristiana:

Recibimos y aportamos a la vez a nuestra parroquia: la sentimos como nuestra sin apropiárnosla; la servimos sin erigirnos en protagonistas arrogantes o en clubes cerrados; recibimos los dones del Señor, la vida sacramental, la profundización en la fe y la caridad para los enfermos de la parroquia y los pobres y necesitados. Esa visión amplia de la parroquia nos sacará de la estrechez de miras y de cualquier egoísmo. Sirvan las palabras de un discurso de Juan Pablo II a la Plenaria de la Cong. para el Clero, (23-noviembre-2001). 1) La presencia de Cristo gracias al ministerio sacerdotal; el ministerio sacerdotal, actuando "in persona Christi", garantiza la Presencia real del Señor y su poder de santificación:

2) El ministerio sacerdotal en una parroquia es un ejercicio de gobierno y presidencia, rigiendo la comunidad cristiana en el nombre del Señor. No es un dominio despótico ni autoritario, pero sí es una acción de gobierno y dirección propia del ministerio ordenado, como cabeza que visibiliza a Cristo Cabeza del Cuerpo. El ministerio sacerdotal busca servir y potenciar aquel sacerdocio bautismal por el que los fieles se entregan santamente a Dios y ofrecen sus vidas con sacrificios espirituales.

3) La parroquia es una comunidad litúrgica, donde se viven los sacramentos de Iniciación, se alimenta con la Eucaristía santísima, vive el perdón y la misericordia de Dios en la Penitencia y Unción de enfermos, santifica el amor conyugal con el Matrimonio y alaba a Dios con la Liturgia de las Horas y la adoración eucarística. Cuanto más perfecta y espiritual sea la vida litúrgica de una parroquia, mayor hondura tendrá la unión con Cristo prolongada en la vida.

4) En una parroquia resuena la Palabra de Dios: escuchada en la liturgia, predicada en la homilía, estudiada en la formación y catequesis de adultos, evangelizando en la catequesis de infancia y juventud, meditada en retiros parroquiales. La parroquia es ámbito de evangelización según sus posibilidades y su modalidad; es ámbito de transmisión de la fe (las familias católicas y la catequesis) y es el lugar de profundización (formación, catequesis de adultos).

5) La parroquia es lugar de comunión fraterna de manera que todos sean corresponsables de su vida, siempre bajo el munus regendi -la función de regir- de los sacerdotes. La corresponsabilidad brota del bautismo y del amor a la Iglesia, pero se distancia muy mucho de cualquier forma de "democraticismo" que relega el ministerio a lo litúrgico, mientras que absolutamente todo es decidido en forma de votos y consejos con poder deliberativo.

Viendo así la parroquia y el específico ministerio del sacerdocio en la parroquia, habremos de valorar esta gran comunidad cristiana de la que formamos parte; reconocer sus notas católicas, recibir gozosamente pero también aportar lo nuestro, corresponsablemente.

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