Tu Matrimonio como Dios lo pensó.
Más allá de lo razonable. Comentario para Matrimonios: Marcos 3, 20-21
EVANGELIO
Su familia decía que estaba fuera de sí.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 3, 20-21
En aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer.
Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.
Palabra del Señor.
Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES pincha aquí: http://wp.me/P6AdRz-D1
Más allá de lo razonable.
La familia viene a por Él porque se decía que estaba loco. La actitud de Jesús debía ser lo suficientemente “obsesiva” entregándose a la evangelización y las curaciones, que sus propios familiares le toman por loco. Pero a Jesús le da igual. Según la medida del amor de este mundo, lo Suyo era locura de amor. ¿No es locura de amor que el Padre envíe a su Hijo único al mundo para sacrificarse por sus criaturas infinitamente inferiores a Él? Lo pienso, y si yo hiciese eso con mi hijo, el mundo me tomaría por loco, con toda seguridad. ¿No es una locura que se haga niño y quede a merced de los hombres? ¿No es una locura corregir en público y de esa manera a los que ostentaban el poder, ancianos y fariseos? Como señaló Van der Meersch: “todas las cosas de Dios son vertiginosas”.
Pues si Él me ama locamente ¿No debo responderle yo también amándole locamente? San Francisco, San Ignacio, Santa Teresa, San Juan de la Cruz… todos los grandes santos hicieron locuras de amor por Cristo.
Pero ahí no queda la cosa, es que mi matrimonio es imagen del amor que Cristo nos tiene. ¿Qué? ¡Sí!, también mi matrimonio exige de mí que yo sea un loco enamorado de mi esposo. Llegar a donde nadie llega, a donde el mundo pensaría que mi servicio es desmedido y mi entrega obsesiva. Amarle más allá de lo razonable.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Alfonso: Me ha preguntado mi hermano si nos vamos dentro de un par de meses un fin de semana con mi familia de origen, que se reúnen en una casa rural. Le he dicho que no podemos, que estamos de misión, que nosotros hemos entregado todo nuestro tiempo libre a evangelizar y mostrar al mundo la verdad del matrimonio y la familia.
Marta: Y ¿qué te ha dicho?
Alfonso: Que estamos muy obsesionados y que también hay que dedicarle tiempo a disfrutar de la vida. Me ha dicho que lo nuestro no es normal y que mi familia de origen cree nos estamos metiendo en una secta o algo raro.
Marta: Ya, no lo entienden. El otro día, hablando con Elena, su mujer, le comentaba que nosotros compartimos toda nuestra intimidad, que nos contamos todo y compartimos todas nuestras experiencias espirituales, y me dijo que uno debe tener su propia intimidad y que eso no se puede compartir, que eso sólo le pertenece a Dios. Cuando le hablé de que estamos llamados a hacernos uno, una sola carne, un solo corazón y una sola alma, me dijo que eso no podíamos ir enseñándolo por ahí, que estamos confundiendo a la gente.
Alfonso: Bueno, rezaremos por ellos. Comprendo que no nos entiendan y que crean que estamos un poco locos. Pero bueno, nosotros hagamos lo que creemos que Dios nos pide, que Él es el único verdadero espectador de nuestra vida.
Madre,
A ti te tocaría pasar un mal rato cuando llamaban loco a Tu Hijo. Y todo por amarme a mí locamente. Madre, no sé si algún día llegaré a comprender cuánto me ama. Es tan grande Su amor, que no cabe dentro de mí, y el amor que me da por mi esposo, también me supera. Alabado sea y bendito sea por siempre. Amén.