Martes, 19 de marzo de 2024

Religión en Libertad

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El pasado 23 de enero había cumplido 100 años

¡Padre Eliseo Bardón, agustino, hasta el Cielo!

por Victor in vínculis


Nos informa el padre Ismael Arevalillo, OSA que ha fallecido el padre Eliseo Bardón Bardón, OSA [sobre estas líneas celebrando la Santa Misa con motivo de sus 100 años]. El entierro será, mañana domingo, en la capilla del Colegio San Agustín de Salamanca a las 10:30 h. Nuestra Madre del Buen Consejo ya cuida de él. Pedimos a Dios por su eterno descanso. D.E.P.

Como siempre lo mejor es escucharle a él mismo:

El vídeo lo publicamos en este artículo:

https://www.religionenlibertad.com/blog/63234/ver-escuchar-los-testigos.html

Escribía Jesús Bastante, en ABC, el 28 de octubre de 2007:

“A sus 85 años, el religioso agustino conserva intacto el buen humor, pero también los recuerdos de una vida marcada por la tragedia. Y es que el padre Bardón vivió en primera línea el martirio de varios de sus compañeros, «los mártires de Uclés», asesinados la noche del 27 de julio en Belinchón y que hoy serán beatificados en Roma. «Yo me salvé por los pelos», sonríe al recordar cómo muchos de los aspirantes a agustinos salvaron la vida al no tener la marca de la tonsura en su coronilla.

Nacido en León en 1922, llegó con 12 años al monasterio de Uclés. «Cuando vino la sublevación, no nos enteramos de nada», recuerda. Todo cambió el 24 de julio por la noche, cuando el alcalde, don Pío, entró en el monasterio y se reunió con el superior, José Gutiérrez Arranz. «Le dijo que teníamos que salir de allí porque en unos días iba a pasar una columna de anarquistas y nuestras vidas corrían peligro. Así que nos vestimos de civiles y fuimos repartidos en casas de los vecinos».

El 27 de julio «se presentaron en Uclés cinco coches con personas armadas. Al frente iba una mujer con acento francés. Al anochecer, empezaron a llamar por las casas y a llevarse a gente», recuerda. «A la explanada subieron unos 20. Entonces, el padre Gutiérrez Arranz les pidió que no se llevaran a los estudiantes. La miliciana miró la coronilla de todos, y dejó libres a los que no tenían la tonsura».

Muchos escaparon de la muerte aquella noche. Entre ellos el propio Bardón, quien debe su suerte «al dueño de la casa, que nos escondió en un caserón cercano». Desde allí, el religioso contempló cómo «se llevaron de Uclés a cuatro frailes: José Gutiérrez Arranz, José Aurelio Calleja, Enrique Bernardino Serra y el padre Antolín Astorga, que estaba de visita; al cura del pueblo, don Vicente Toledano; y a cuatro seglares: Pablo Cobo, Luis Morales, Santiago García Librero y Máximo Priego».

«Los sacaron en un coche, atados de dos en dos. Llegados a las curvas de Belinchón, bajaron a los hombres y les fusilaron». Antes de que dispararan a los del otro vehículo, el padre Sierra, «que estaba atado con Máximo Priego», consiguió soltarse. En ese momento «Priego se echó al barranco y, entre los sembrados, logró llegar a Uclés. Así, al día siguiente supimos el destino de nuestros hermanos».

En cuanto al joven postulante, permaneció en Uclés, «escondido», hasta que viajó a casa de un tío en Madrid. En el tren hacia la capital, el religioso conoció a «mi ángel de la guarda», un miliciano que, por segunda vez, le salvó de morir. «Me pidió los papeles. "¿De Uclés?", preguntó. Y yo: "Sí". "¿De los frailes?", insistió, y yo: "Sí". No sabía mentir, me habían enseñado que era pecado. Y me llevó consigo, a primera, tratándome fenomenalmente».

En Atocha, «cuatro milicianos se metieron conmigo, y llegaron a exigirme que blasfemara. Yo, muerto de miedo, me negué». Cuando las cosas empezaban a ponerse negras, «llegó el miliciano y les obligó a que me dejaran en paz». En Madrid, permaneció unas semanas, hasta que fue enviado a Sallent de Llobregat, «con una familia de anarquistas que me hicieron un carné de la CNT».

En este punto, su historia se vuelve casi irreal: acabó trabajando en la imprenta de un diario anarquista de Aragón, hasta que en marzo de 1938 fue detenido, y casi condenado, por los nacionales. «Les dije que era agustino de Uclés y me dejaron marchar con mi familia», que vivía en Santibáñez de Arienza (León). Allí permaneció hasta el final de la guerra.

El padre Rojo escribió esto, cuando cumplió 100 años:

https://www.agustinos.es/wp-content/uploads/2021/02/Eliseo-Bard%C3%B3n.pdf

 

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