Fratelli Tutti: Apertura y amor a la verdad

Si hay una palabra que pueda resumir la nueva encíclica del Papa Francisco Fratelli tutti (Hermanos todos) es, además de hermandad, apertura.

Esta encíclica social toma como título la frase con que San Francisco de Asís se dirigía a sus hermanos (y hermanas) para “proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio”.

La única manera de poder construir esta fraternidad, dice el Papa, es valorando y recordando la propia historia, facilitando procesos de diálogo, de apertura hacia el otro, venciendo la cerrazón, el etiquetaje o el mirar por encima del hombro a la persona diferente, dejando de aglutinarnos en grupos homogéneos donde todos pensemos parecido y donde pueden crecer actitudes como el fanatismo, el desprecio, la pérdida de memoria histórica que son muchas veces el caldo de cultivo de conflictos y guerras.

Al hablar de apertura, diálogo y pluralismo, el Papa no nos está proponiendo que caigamos en el relativismo: “Aceptar que hay algunos valores permanentes, aunque no siempre sea fácil reconocerlos, otorga solidez y estabilidad a una ética social”, nos pide aceptar y actuar de acuerdo con valores que “están más allá de todo consenso” y que por lo tanto no son “nunca negociables”.

Sin embargo, una sana apertura “nunca atenta contra la identidad”, más bien la “enriquece e integra las novedades a su modo”.  Y, ¿cuáles son los comportamientos extremistas que el Papa critica? Actos tan cotidianos como las discusiones acaloradas en las redes sociales: “El respeto al otro se hace pedazos y, de esa manera, al mismo tiempo que lo desplazo, lo ignoro y lo mantengo lejos, sin pudor alguno puedo invadir su vida hasta el extremo”, incluso advierte sobre de la desinformación que este fenómeno trae: “hoy todo se puede producir, disimular, alterar”, lo cual hace que “el encuentro directo con los límites de la realidad se vuelva intolerable”. Más bien, Francisco invita a un diálogo que se base “en la conversación reposada o en la discusión apasionada (…) capaz de recoger con paciencia la larga experiencia de las personas y de los pueblos”.

En un mundo donde el fenómeno migratorio continúa creciendo debido a la desigualdad de oportunidades entre un país y otro el Papa advierte el peligro de “narcisismos localistas” que, en lugar de valorar lo mejor que les ofrece su cultura, “esconde un espíritu cerrado que, por cierta inseguridad y temor al otro, prefiere crear murallas defensivas”. Francisco invita más bien, a conjugar con ellos cuatro verbos: “acoger, proteger, promover e integrar”.

La fraternidad mundial que propone el Papa en Fratelli tutti, se puede lograr de manera artesanal, desde  actitudes solidarias al calor de pequeñas comunidades. ¿Cómo puedo ser yo protagonista de este cambio? Viviendo a semejanza de aquel hombre del que habla Jesús en una de sus parábolas más conocidas y que fue capaz de socorrer a un extraño que encontró herido en el camino: “Cuidemos la fragilidad de cada hombre, de cada mujer, de cada niño y de cada anciano, con esa actitud solidaria y atenta, la actitud de proximidad del buen samaritano”, exhorta el Papa.