Mike Landry, uno de los autores y asesores de la web de consejos familiares AllProDad, anima a las familias a prepararse para cuando llegan tiempos duros para su matrimonio, inspirándose en lo que ve cada invierno en su país, Canadá.

En enero hay tormentas de nieve, la temperatura baja a los -40º. Muchas personas se asombran de cómo los canadienses se preparan y organizan para sobrevivir.

"Pero para nosotros es sólo parte del invierno. Tenemos que asegurarnos de que nos hemos preparado para esta época, pero lo hacemos sabiendo que los días fríos pasarán y que la primavera y el hermoso verano no están tan lejos", señala Landry.

Eso se aplica al clima... y al matrimonio. "Cuando te casas, has de saber que cada pareja vivirá temporadas difíciles. De igual forma que hacemos cosas sencillas para prepararnos contra el frío extremo, necesitamos conocer estas dificultades y cómo superarlas". Y Landry da 5 ejemplos y consejos.

1. Preparad las herramientas que os ayudarán

Para enfrentar el frío invierno, los canadienses y otros habitantes de países fríos tienen preparado su equipo, que incluye ropa de abrigo, buenas botas, palas, neumáticos de invierno.. Hay que tener todo eso a mano, en buen estado y dispuesto para ser usado.

También unos esposos previsores cuidan sus herramientas para cuando llegan los momentos duros. Esas herramientas son:
- buenas capacidades de comunicación,
- poder expresar las necesidades y heridas,
- actitud humilde para pedir perdón,
- estar dispuestos a perdonar...

Todo eso ayuda a enfrentarse a cualquier reto matrimonial.

Jessica Reed y John Pyle se casaron durante una tormenta de nieve en 2016 en Nashville; la foto es de Andrew Nelles para The Tennessean. Hay belleza en afrontar juntos las dificultades como matrimonio.

2. Mantenerse conectados, incluso encendidos

Los coches en Canadá incluyen unos calefactores especiales que se mantienen encendidos en días y noches frías para calentarlos y que el vehículo arranque. Otras veces, es posible incluso dejar el vehículo en marcha para que no se congele.

En el matrimonio, la conexión necesaria, lo que se ha de mantener encendido, es el trato cercano y cuidado entre esposo y esposa. Requiere un esfuerzo consciente y atento.

Incluye:
- sentarse a hablar con tranquilidad, incluso al final de un día atareado;
- dar prioridad a pasar tiempo juntos;
- salir juntos con regularidad, aunque sea a sencillos paseos...

Mantenerse así de conectados de forma estable ayudará cuando lleguen las dificultades.

3. Estad dispuestos a hacer trabajo duro

En los países de nevadas intensas, hay que tomar la pala y quitar nieve, abrir caminitos y despejar espacios. En ocasiones, varias veces al día.

En el matrimonio, además del mantenimiento cotidiano, también hay que estar dispuesto a afrontar tareas extra difíciles. A menudo, tiene que ver con gestionar heridas que traemos del pasado, de otras relaciones familiares, o causas de roce continuo, o viejas ofensas...

Hay que mentalizarse de que es necesario afrontar esos retos y dedicarles el esfuerzo y atención que merecen. Si no, la "nieve" se acumulará y acabará por sepultarnos y ahogarnos.

4. Construid una comunidad y apoyaos en ella

En países fríos, cuando la nieve lo bloquea todo, los vecinos se ayudan, despejan la nieve, rescatan vehículos atascados, colaboran unos con otros para que el vecindario sea transitable. Saben que cuentan unos con otros.

También unos esposos han de saber con qué apoyos cuentan en tiempos duros.
Pueden tener amigos de más edad, que ya hayan pasado por dificultades similares.
Puede ser una niñera o vecinos amables que se queden con los niños para poder salir a disfrutar o hablar.
Puede ser un terapeuta de familia, o un religioso, o una comunidad de fe, o parientes.

Los esposos no tienen que afrontar sus dificultades solos, igual que no tienen que hacerlo sin herramientas. Construirán esta red de apoyos y la usarán.

5. A veces, simplemente hay que acurrucarse

A veces, ante las feroces tormentas de nieve, lo único que se puede hacer es encender el fuego, taparse con mantas y pasar toda la tarde y noche tapados y acurrucados, esperando.

También en el matrimonio hay momentos que las palabras no pueden ayudar mucho, no sabemos qué decir ni qué hacer. Es el momento de abrazarse.

Eso incluye la opción deliberada, decidida, de apoyarse el uno en el otro en las dificultades, con tenacidad. Así, unidos y abrazados, es el momento de perseverar juntos, y simplemente esperar. Algún día parará la nevada. Más adelante, llegará el verano.