San Tressan de Avenay, religioso. 7 de febrero.

La leyenda le hace hermano de San Gibrian (8 de mayo), Santos Abraham y Veran (7 de julio), San Helan (7 de octubre), San Petran (4 de septiembre) y Santas Promptia, Franca y Possenna (3 de diciembre), todos eremitas en diversos sitios. Aunque nos dicen que eran hermanos, también es probable sólo lo hayan sido de fe y vida religiosa.

Nuestro Tressan criaba cerdos para un noble, y era tan piadoso que por no faltar a la Santa Misa, se llevaba los cerdos con él a la iglesia, él entraba al templo y los animales le esperaban fuera, reverentes con el Sacramento. Al terminar la misa, salía el santo y todos volvían a los pastos. Un día San Remigio (1 de octubre) se fijó en él y viéndole tan piadoso, le ordenó sacerdote para que evangelizara los campos de Reims. Así, entre oración y predicación vivió largos años. Se cuenta el milagro que en una ocasión clavó su báculo en tierra y se echó a descansar bajo el sol. Cuando despertó vio que el báculo se había convertido en un hermoso árbol que le daba sombra y fresco. Allí fundarían posteriormente San Gombert (29 de abril) y Santa Bertha (1 y 11 de mayo) el monasterio de Avenay, donde el culto a San Tressan fue muy fuerte durante siglos.

En el siglo XVI una abadesa del monasterio compuso su oficio litúrgico.

A 7 de febrero además se celebra a la Beata Rosalía Rendu, Hija de la Caridad.