Santos Marcelo, Mammia y compañeros mártires. 27 de agosto.

Imperando Diocleciano y Maximiano, fueron apresados los cristianos Marcelo, tribuno Mammia, su mujer, Juan y Babilás, sus hijos; Pedro, soldado; Ciro, Amón y Serapión, funcionarios; Miletio, obispo; Atenógenes, Aristeo, Festo, Víctor, Susana, Zoilo, Domnino y Memmon. Fueron acusados por ser cristianos, delatados por unos tales Hierón y Acacio diciendo: "Estos son los únicos en la ciudad de Oxirrinco que contradicen el precepto imperial, y son impíos ante la religión de los dioses, y ante tu tribunal, al no obedecer tus órdenes".

Fueron llevados cargados de cadenas ante Cultiano, gobernador de Egipto. Este trató de hacerles sacrificar a los dioses, según la ley, pero ellos se negaron y les condenó a ser despedazados por las fieras. Al otro día les metieron en el anfiteatro y antes de arrojarles a las bestias, volvió Cultiano a intentar que apostataran: "¿No es necedad acaso adorar a un hombre que fue ejecutado y enterrado hace años por orden de Poncio Pilato, cuyas actas, como he oído, aún existen?" Respondió el obispo Miletio: "¡Lejos de nosotros negar el nombre de nuestro Señor y Dios Jesucristo, la Palabra Viva que existía antes de la constitución del mundo, de la misma naturaleza del Padre, que da fuerzas a nuestra frágil naturaleza y restaura la ruina causada por tu padre el diablo! Si tú buscas nuestra muerte, peor para ti, pero no estamos dispuestos a prestarte oído".

Entonces Cultianus ordenó que soltaran cuatro osas hambrientas que, sin embargo, solo se pasearon torpemente por el circo, sin prestar atención a los cristianos. Cultiano clamó que estaban embrujadas las osas y mandó que les quemaran vivos sin más. Pero o la leña estaba verde o el viento era demasiado, que el fuego no se encendía. Entonces Cultiano mandó fueran decapitados. Era la sexta de las calendas de septiembre, 27 de agosto de 303.

Estas Actas sobrias y fuera de toda duda, fueron trasmitidas por el presbítero Julián, que fue testigo y firma la copia hecha por su hijo Estelectio, pues es muy anciano y no puede escribir. Las entregó, según su misma rúbrica, a la diaconisa Yssicia, para que fuese conocido el testimonio en la Iglesia. La fecha de la redacción se desconoce, pero ciertamente es posterior a 325, por la expresión "de la misma naturaleza del Padre" empleada para aseverar la divinidad de Cristo y que fue acuñada por el Concilio de Nicea en dicho año. La mención de las "Actas de Pilato", perdidas hoy en día, también prueba su veracidad. Estas "Actas" eran una supuesta copia del juicio de Cristo, lleno de blasfemias y falsedades sobre Jesús cuyo origen serían los informes que el mismo Pilato debía enviar a Tiberio sobre su gestión, entre los cuales estaría el proceso de Jesús.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo IX. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.