San Eutropio de Saintes, Francia; obispo y mártir. 30 de abril (y 11 de mayo, con Santa Eustelle).

La leyenda de San Eutropio le hace hijo de un gobernante persa. De niño fue trasladado con su niñera a la corte del rey Herodes a Jerusalén, donde oyó hablar de Jesús y sus milagros. Queriendo conocerle, salió del palacio de Herodes y fue al encuentro del Maestro, estando presente en la multiplicación de los panes y los peces. De hecho la leyenda añade que era el niño que tenía los cinco panes y dos peces, cosa que se dice de otros santos, como San Servacio (13 de mayo). También nos dice que estaba presente en el momento en el cual le presentan unos niños a Jesús, que responde: "Dejad que los niños vengan a mí". Después de este hecho, y ya creyendo en el mensaje de Cristo, regresó con su padre a Persia, donde viviño recordando a Jesús durante varios años. Cuando se hizo un hombre, volvió a Judea, para enterarse que Jesús había sido muerto crucificado. Se decepcionó en el primer instante, pero al saber que sus seguidores decían que había resucitado, buscó a San Pedro, se instruyó en la fe y se convirtió plenamente. Este le ordenaría presbítero y lo enviaría a la Galia, concretamente a Mediolanum Santonum, hoy Saintes. Otras leyendas dicen que los apóstoles Simón y Judas (28 de octubre) le convertirían.

Al llegar a la ciudad se fue a una posada, donde comenzó a predicar a Cristo, con una cruz en la mano. La gente, extrañada de semejantes palabras sobre un nuevo dios que moría y resucitaba, lo echaron a palos, por lo que Eutropio tuvo que huir a una colina, donde se hizo una celda. Volvió a predicar, y lo mismo: fracaso. Desalentado, volvió a Roma, donde se enteró que San Pedro (29 de junio, 8 de noviembre, Dedicación de la Basílica; 18 de enero y 22 de febrero, Cátedras; 1 de agosto, Ad Víncula; 16 de enero, Ad Víncula en la Iglesia Oriental) y San Pablo (29 y 30 de junio, 25 de enero, 18 de noviembre) habían sido martirizados. Conoció a San Clemente (23 de noviembre), San Lino (23 de septiembre) y a San Anacleto (26 de abril), que le animaron a padecer por el Evangelio de Cristo. Clemente le consagró obispo y le unió a San Dionisio (9 de octubre), para que regresara a la Galia, al mismo sitio donde San Pedro le había enviado antes.

Y fue otra cosa. El pueblo fue más dócil a su palabra, y poco a poco fue organizando la primera comunidad cristiana de Saintes, cuyos habitantes le llamaban “el mensajero”. Una de sus conversiones más importantes fue la de Santa Eustelle (Estrella), hija de un magistrado romano. Eustelle, oyéndole predicar fue a él y le suplicó "Maestro, yo quiero ser discípula de Cristo, explícame la verdad de sus misterios", se instruyó en la fe y Eutropio la bautizó. El padre de la chica montó en cólera, y le ordenó volviese a la fe pagana, por lo cual Eustelle huyó, retirándose a una ermita junto a la de Eutropio. Allí envió su padre una tropa de paganos, para que matasen a Eutropio y le devolviesen a su hija. Los mercenarios hallaron al santo obispo de rodillas, en oración, y le apedrearon y golpearon, desmebraron y finalmente le cortaron la cabeza, dejándole allí tirado. Eustelle, que se había escondido, tomó el cuerpo esa noche, junto a un grupo de cristianos y lo enterró piadosamente donde buenamente pudo. Al poco tiempo ella misma sería martirizada, su memoria es a 11 de mayo.

La persecución contra los cristianos hizo que el lugar de la sepultura quedara semi-oculto y sin una adecuada veneración. En el siglo VI el obispo San Paladio (7 de octubre) erigió una iglesia y monasterio en Saintes dedicada a la memoria de San Eutropio, para trasladar a ella las santas reliquias. Abierta la tumba, se comprobó la cabeza cortada y el cráneo con una gran herida, aunque se dudaba fuera el santo obispo. Esa misma noche, apareció el santo a dos piadosos abades y les reveló que realmente eran sus reliquias.


¿Qué puede haber de cierto en todo esto anterior? Esta “historia” aparece en la "Historia de los francos", de San Gregorio de Tours (17 de septiembre), que, por supuesto, la da por historia y no leyenda. Es Paladio quien da a Gregorio, tal vez en una carta, el material para que este la incluya en su obra. Lo más probable es que sea un obispo de siglos posteriores. La veneración a San Eutropio consta efectivamente desde el siglo VI, pero se remonta a un culto anterior, probablemente de los siglos III o IV, a tener en cuenta otras zonas de Francia evangelizadas por la misma época y sus obispos llevados a los tiempos apostólicos. Es tema que hemos tratado en el blog otras veces. Este culto está extendido pricipalmente en la Bretaña, donde se le considera patrón contra la hidropesía. Varias iglesias principales guardan reliquias suyas, aunque en Saintes solo se conserva la cabeza, porque el respto del cuerpo fue profanado por los protestantes en el siglo XVI. En Morbihan se le invoca especialmente para arreglar las torceduras de pies, para que los niños caminen pronto, etc. El origen está en la semejanza de su nombre con la palabra “estropiés”, que significa lisiado o paralítico.


Fuentes:
-"Dix mille saints: dictionnaire hagiographique". A. SIGIER. 1991.
-"France historique et monumentale". ABEL HUGO. 1837.
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