Aunque sin ningún tipo de poder ejecutivo ni vinculante, las medidas aprobadas durante los dos últimos días por los obispos integrantes del Camino Sinodal alemán suponen una ruptura formal con la doctrina de la Iglesia respecto a la disciplina, los sacramentos o la moral sexual y la ideología de género. Dos de las más destacadas son la bendición de uniones homosexuales o la posibilidad -ilusoria- de ordenar a personas transexuales.

Una inmensa mayoría de los obispos integrantes del Camino Sinodal han votado favorablemente a las propuestas.

Bendición de uniones homosexuales o divorciados

Respecto a la bendición de uniones homosexuales -también de parejas divorciadas y vueltas a casar-, las propuestas se encuentran en el texto Celebraciones de bendición para parejas que se aman, que ha sido aprobado por una amplia mayoría de los miembros del Camino Sinodal: 176 de los 202 integrantes -obispos y seglares- votaron a favor, 14 en contra y 12 se abstuvieron.

Hablando solo de obispos, 9 se opusieron y 11 se abstuvieron.

Entre otras propuestas, el texto aprobado llama al "reconocimiento y acompañamiento a las parejas que están unidas por el amor, se encuentran con pleno respeto y dignidad y están dispuestas a vivir su sexualidad a largo plazo con respeto por sí mismas, por los demás y con responsabilidad social".

"Esto también se aplica a las parejas del mismo sexo sobre la base de una revalorización de la homosexualidad como variante normal de la sexualidad humana", agrega el texto.

Para ello se propone introducir y desarrollar "celebraciones litúrgicas apropiadas" destinadas a "diversas situaciones de pareja", como las parejas divorciadas y vueltas a casar o las del  mismo sexo.

El mismo texto admite que la obligación de celebrar estas bendiciones no se impone a nadie, pero se reclama que ningún obispo pueda sancionar a quien lo lleve a cabo.

Ordenación de personas transexuales

Otra de las polémicas propuestas aprobadas este sábado han sido las contenidas en el texto Abordar la diversidad de género, que reconoce que "el acceso a los oficios de ordenación eclesiástica y vocaciones pastorales no debe excluirse de forma generalizada, incluso para los bautizados y confirmados intersexuales -que pueden presentar conjuntamente caracteres sexuales masculinos y femeninos- y transexuales".

En este caso, solo 13 obispos se abstuvieron a medidas tales como que "los creyentes transexiales" puedan "cambiar su estatus personal -sexo y nombre- en el registro de bautismo".

"Si a los creyentes transexuales o intersexuales se les niega el sacramento del matrimonio, las celebraciones de bendición de su pareja estarán abiertas a ellos", así como los cursos preparatorios. Asimismo, el texto llama a que todas las "comunidades eclesiales" permitan a las personas inter y transexuales "acceder en igualdad de condiciones a un instituto de vida consagrada, a una sociedad de vida apostólica o permanecer en ellos".

Una minoría de obispos, como el auxiliar de Münster, Stefan Zekorn, declaró su desacuerdo "con un texto que se basa casi por completo en la ideología de género". El obispo de Münster, Felix Genn, se abstuvo ante el argumento de que el documento estuviera "todavía maduro".

Predicación de homilías por los laicos

Tras la aprobación, en esta ocasión en la mañana del viernes, del texto Anuncio del Evangelio por los laicos en la Palabra y en los Sacramentos, el Camino Sinodal considera que los laicos bien preparados deberían poder predicar en el transcurso de la misa.

"La homilía es parte integrante de la celebración de la Misa y tiene una dimensión sacramental. Sin embargo, esto no excluye la posibilidad de que otras personas a tiempo completo y debidamente formadas, además de los sacerdotes y diáconos, asuman el ministerio de la proclamación en la celebración de la Misa", reza el texto. Las enmiendas previas eliminaron del mismo las propuestas de la confesión o la unción de enfermos "administradas" por laicos.

"Liberar" a los religiosos del celibato

Otra de las medidas aprobadas en la noche del 9 de marzo fue la solicitud al Papa de reconsiderar el celibato sacerdotal, bajo el pretexto de que los pilares que lo sostienen "han caído", de modo que "se ha convertido en un modo de vida precario".

Por ello, exigen que los obispos puedan conceder "dispensas en casos individuales, como las que ocurren con los pastores evangélicos casados ​​que se han convertido a la Iglesia Católica”.

"La Asamblea sinodal pide al Santo Padre que, cuando tenga lugar la exención general de la promesa del celibato, examine si se puede abrir también la posibilidad de que los sacerdotes ya ordenados sean liberados de la promesa del celibato sin tener que renunciar al ejercicio del ministerio", agrega  el documento.