El pasado domingo, 21 de junio, el diario La Vanguardia publicaba en la sección de Economía (¿economía?) un artículo sobre la pink economy (economía rosa) en el que, con el título La economía rosa exhibe su poderío, se mostraba un compendio de los beneficios que supuestamente aporta a la sociedad la "capacidad de gasto" del colectivo homosexual.

Sin embargo, hay sobrados argumentos para desmontar la propaganda que el homosexualismo político hace de esa pink economy, en la que se incluye alguna que otra falacia sobre los supuestos beneficios que aporta a la sociedad, como la ya clásica de falsear cifras o insistir en el tópico de que los homosexuales tienen mayor poder adquisitivo.

Veamos algunos de estos bulos:


"La pink economy, como se le denomina en inglés, ve el futuro de color rosa. El dinero que mueve el colectivo LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) no ha parado de crecer estos años. Para ellos, la crisis económica ha pasado casi sin dejar huellas".

Se trata de una afirmación absurda y gratuita, que viene a decir que la población gay, por el hecho de ser gay, no está en el paro, no tiene sueldos bajos ni trabajos eventuales. Es como si este colectivo no se hubiera visto afectado por la crisis que está atravesando el resto de la población. Y en el artículo no se menciona a las lesbianas, que no parecen gozar de esa misma prosperidad.


"Diferentes encuestas coinciden en señalar que entre el 5 y el 7% de la población mundial es homosexual".

Otra afirmación falseada. Todas las encuestas y censos donde se analizan las cifras de este colectivo, coinciden en señalar que son entre el 1,5% y el 2,5% de la población.

Otra cosa es si se añade a las personas que en algún momento de su vida han tenido una experiencia con personas de su mismo sexo, que en este caso sí podrían suponer ese entre 5% y 7%, e incluso algo más. Pero en los términos en que está planteada la información no se pueden incluir como gays a efectos de "poderío" económico.

"Hablamos de unos 700 millones de personas a escala global, dos veces Europa. El porcentaje puede parecer pequeño, pero sus bolsillos son grandes"

Primero, habría que preguntarse de dónde sale el cálculo de esos 700 millones de gays en el mundo. Y, aunque fueran 300 millones, una gran parte de esa cifra estarían en China, India y África. Y no parece de recibo incluir a los homosexuales de esas regiones dentro de la pink economy.

"En Estados Unidos el mercado rosa tiene un valor de más de 740.000 millones de euros, con un alza del 20% en los últimos cinco años, mientras que en España, con una población notablemente inferior, se habla de unos 72.000 millones de euros, para un colectivo de cerca de 3 millones".

Esta doble afirmación, como en el punto anterior, es cuestionable ya por el mero hecho de no citar la fuente de donde proceden estas cifras, algo a lo que nos tiene acostumbrado el homosexualismo político. En el caso de España, lo que es evidente es que esa cifra de 72.000 millones de euros no puede ser real porque en España no hay tres millones de gays, si nos atenemos a los porcentajes de entre 1,5 y 2,5%.

Por otra parte, cuando hablamos de 740.000 millones o 72.000 millones de euros, de qué hablamos, de patrimonio, renta, ingresos, no se sabe a ciencia cierta.

Hablan del mercado rosa, pero ¿qué es exactamente ese mercado rosa?

Y volvemos a lo mismo, ¿cómo se sabe que es esa cifra?

Normalmente esas cifras salen de supuestas encuestas que dicen que se hacen, pero no se citan las fuentes. Son proporcionadas por las propias organizaciones gays y no suelen estar contrastadas.

"No es que seamos más ricos. Simplemente tenemos más dinero disponible". "El tópico sostiene que los gays y las lesbianas tienen menos frenos a la hora de gastar. No acostumbran a tener hijos (según el modelo Doble Income No Kids, Dinks) y, los que tienen más recursos pertenecen a profesiones liberales que les proporcionan cierto bienestar"

Se trata de otra falacia. ¿Más dinero disponible?Disponible ¿para qué? Puede que ellos gasten más dinero en un cierto consumo más relacionado con el lujo, las vacaciones o el turismo, pero eso no equivale a decir que tengan más dinero para gastar que los demás, sino sencillamente que lo gastan en otras cuestiones. Unos padres de familia, por ejemplo, puede que gasten lo mismo o más en escuela, ropa y otras cuestiones de primera necesidad para su familia e hijos.

Por lo tanto, no es que gasten más sino que lo gastan de manera diferente. Eso sí, con una gran diferencia. En el caso de las familias se genera capital social, algo muy importante para el conjunto de la sociedad.

"Gastamos en nosotros mismos y como no tenemos descendencia, lo hacemos hasta que nos morimos"

Esta otra afirmación es más de lo mismo, pero con algún agravante. En cuanto a que no tengan descendencia, lo primero que habría que decir es que esa descendencia garantiza la continuidad del sistema de pensiones, es decir que los que ahora trabajan tengan después una jubilación.

Si no hay descendencia, la jubilación, en el caso del colectivo gay, la garantizan los heterosexuales, aquellos que tienen hijos.

Puede que haya quien argumente que en hay casos en los que se adopta, pero el porcentaje de gays con hijos es ínfimo como para que ese argumento sea válido.

Por otra parte, nunca se habla de los homosexuales ancianos, es como si no existieran. Y un gay anciano suele coincidir mayoritariamente con un perfil de una persona sola que dependerá más del propio sistema del bienestar.

En definitiva, la idea de fondo busca normalizar la homosexualidad, es decir que la persona gay, desde la perspectiva de la renta, no es tan diferente de la heterosexual. Esas afirmaciones son parte de una propaganda falseada de la realidad.

(Publicado originariamente en ForumLibertas.com)

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