No suele suceder que la ceremonia de ordenación y toma de posesión de un obispo sea fuente de conversiones, pero el Detroit Catholic ha detectado al menos un caso, el del informático Brian Mull, de 46 años, al que ha bautizado esta Pascua de 2023 el arzobispo Allen H. Vigneron en la catedral de Detroit.

Hasta hace poco, Brian Mull no era una persona con especial interés por nada religioso. Nunca fue bautizado.

Dice que siempre creyó "en algo". Sus abuelos eran las únicas personas religiosas en su entorno, y pertenecían a una federación de iglesias protestantes, la Church of Christ, que evita el bautismo de niños.

La religión no era tema que formase parte de la vida de Brian, hasta que empezó a trabajar como responsable de tecnologías de información en la curia diocesana de Detroit.

En 2019, poco antes de la pandemia, quedó en paro. Los años de coronavirus fueron económicamente complicados para él. En 2021 entró en una empresa tecnológica que en marzo de 2022 le colocó al frente de temas tecnológicos de la curia diocesana de Detroit. Allí asistió a algunas misas con compañeros de trabajo, pero sin que llamaran su atención.

Pero unas semanas después, le tocó acudir a otra diócesis, a la catedral de Gaylord (que no es especialmente impresionante) a la ceremonia de toma de posesión del obispo Jeffrey Walsh el 4 de marzo de 2022. No sólo era una toma de posesión: también era la ordenación episcopal de Walsh, que hasta entonces sólo era sacerdote.

El predicador y presidente de la ceremonia fue el arzobispo de Detriot, Allen H. Vigneron. Habló del ejemplo de sacerdotes esforzados, como el padre Walter Ciszek, infiltrado en la Unión Soviética, que pasó muchos años preso en el gulag.

Aquí en YouTube está la ceremonia de ordenación episcopal que conmovió a Brian Mull.

"Era la primera vez que iba a algo así. Había acudido a misas con el equipo [de trabajo], pero ir a este evento, y ver la pompa ["the pageantry"], verlo todo... Simplemente, sentí algo. En ese momento no podía explicarlo, pero me sentí conmovido", declara Mull.

Por ejemplo, le impresionó algo que no suele impresionar a mucha gente: el momento en que el ya nuevo obispo Walsh mostró la carta firmada por el Papa que designaba su ordenación.

"Fue como 'uau, no puedo creerme que esté aquí viendo esto'", comenta Mull. "Casi me sentía culpable porque yo no era católico. ¿Podía estar ahí, viendo todo eso? El caso es que salí de allí con un espíritu nuevo", afirma el informático.

'¿Y si fallo?' Para eso está la Confesión

Empezó a hacer preguntas a sus compañeros sobre la fe católica. Parecía atractiva, pero muy exigente. "Lo que más me bloqueaba frente a cualquier religión es que no me sentía capaz de ser un 'buen católico'", recuerda. ¿Y si fallaba, y si caía, y si hacía 'algo mal'?

Su colega Jerry McElhone le dio una respuesta realista y muy católica. "Eres humano, no pasa nada, puede pasar de todo... para eso tenemos la Confesión, y la Eucaristía, y poder ser bautizado y perdonado. Dios te perdona", le dijo.

Ahí fue cuando Mull se dio cuenta de que sí, quería hacerse católico. Ese mismo día, intentó encontrar en el sótano de su casa una Biblia que le habían regalado sus abuelos. No la encontró, pero sí un libro católico que le había dado un compañero, con devociones para cada fecha. La abrió por la fecha y leyó un mensaje en el que Dios exhorta al lector animandole a conocerle mejor, con "tu relación conmigo, las promesas en la Biblia, las experiencias pasadas afrontadas en tiempos duros. Mira atrás, en tu vida, y contempla cómo te ayudé en días difíciles".

Formándose en la fe

En noviembre de 2022 entró en la formación católica para adultos en la catedral de Detroit. Empezó a ver la cadena de causas -el paro, el nuevo empleo, poder conocer la Iglesia- como un regalo de Dios para llevarle a la fe.

El 8 de abril, el arzobispo bautizó a Mulll. Él señala con cierto humor que en realidad, quien le bautizaba y confirmaba, era también su "jefe", el arzobispo. Jerry McElhone fue su padrino y sus compañeros de trabajo estuvieron allí. Mull agradece que Jerry le enseñó a conectar las enseñanzas de la Biblia con la vida cotidiana y lo que había vivido, y eso le ayudó mucho espiritualmente.

Brian Mull se seca después de ser bautizado con 46 años en la catedral católica de Detroit.

"La razón del mundo, de todo lo que tenemos, es Dios. Y Él envió a su Hijo único a morir por nuestros pecados para salvarnos. Y eso significa algo. Si desde fuera no lo entiendes, animaría a cualquiera interesado en la fe católica a apuntarse a la formación católica para adultos. Ir a sus clases y simplemente aprender a abrir la mente, no ir con la mente cerrada".

"Me ha costado 46 años llegar adonde estoy ahora, y no es un viaje fácil. La fe lo es todo", explica. "Todo esto sucedió por una razón", asegura.

(Fotos de Valaurian Waller en el Detroit Catholic)