Hasta 7 veces preguntaron a monseñor Martínez Camino los periodistas tras la reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal por la situación del Rey como católico, que ha de ratificar la Ley del Aborto con su firma antes de 15 días. 

«La situación de Su Majestad el Rey es única, ningún otro ciudadano está en esa situaciónm no existe un principio general para su caso y no hay una exhortación de la Conferencia Episcopal para ello, no es necesario. No es que haya temor a hacerla, es que no es necesario», afirmó.
 
Al insistir los periodistas, añadió: «El caso del Rey es único, distinto del político que da su voto, pudiendo no darlo. La Conferencia Episcopal no va a dar consejos ni declaraciones por el acto del Rey, que es distinto al del parlamentario». 
 
Y al ser preguntado una vez más, afirmó: «La Conferencia Episcopal no quiere pronunciarse sobre la responsabilidad del acto único que hace el Rey. Y yo no voy a dar mi opinión particular como moralista. El tema daría para escribir cuatro libros. No voy a dar mi opinión porque la Conferencia no tiene un juicio ni lo va a emitir».
 
En la página web www.majestadnofirme.com que immpulsa ReL, más de 55.000 ciudadanos han solicitado al monarca que no sancione con su firma la nueva legislación.

Preguntado por el caso de los congresistas que dicen ser católicos y han apoyado la Ley respondió: «La doctrina general para todos los católicos es clara y ya se ha aclarado en anteriores ocasiones, sean del partido o de la ideología que sean». «Los sacerdotes ya saben lo que tienen que hacer, el tema está suficientemente clarificado», afirmó, repitiendo una frase que ya usó en meses anteriores.
 
Se refería (aunque no lo especificó) a anteriores ruedas de prensa en las que recordó que el político que apoya con su voto o hace campaña a favor de una ley más permisiva se convierte en un pecador público, y que los sacerdotes deben negarle la comunión hasta que se confiese y retracte públicamente de su postura pública. 
 

«Esta ley debe ser abolida cuanto antes», pidió el obispo Juan Antonio Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal Española, refiriéndose a la recién aprobada Ley del Aborto.
 
En una rueda de prensa llena de periodistas y televisiones, afirmó que «esta ley es dar un sobre cerrado a la mujer, para que se las arregle, excluye la responsabilidad del padre, que alguna tendrá, y da un paso atrás sobre la legislación vigente hasta ahora». 
 

«La atención hoy recae en el hecho triste, grave,d e la aprobación de una ley que convierte el aborto en un supuesto derecho. Esto es lo grave y lo triste. La ley da licencia para matar a los hijos, una cosa muy grave y seria. Instrumentaliza el sistema educativo para deseducar contra el derecho a la vida y restringe la objeción de conciencia de los profesionales», resumió. 
 
El obispo hizo una «llamada a la sociedad más allá de los lemas y la propaganda política, para la atención real a la mujer, para ofrecerle un corazón abierto, no un sobre cerrado».
 

Preguntado por las manifestaciones en defensa de la vida del 7 de marzo en diversas ciudades, el obispo declaró que «todo lo que se haga para mantener viva la conciencia del derecho a la vida de los que van a nacer (si no se lo impiden, porque el nasciturus es sujeto activo de un derecho que se le niega), todo lo que se haga en esa dirección, es bienvenido, lo haga quien lo haga. cada vez hay más conciencia social en este tema y la Iglesia se alegra de ello. La Iglesia seguirá dando voz a los que no tienen voz y da la bienvenida a los muchísimos movimientos, católicos o no, que defiendan la vida». 
 

El obispo recordó que la Conferencia Episcopal propone su propia jornada reivindicativa el 25 de marzo (fiesta de la Encarnación de Dios, nueve meses antes de nacer en Navidad). «La jornada del 25 de marzo esperamos que será un momento de volver a reivindicar la abolición del aborto". La Iglesia presentará la jornada del 25 de marzo con más detalle en una futura rueda de prensa. "Esta ley debe ser abolida cuanto antes», declaró.
 
El obispo repitió la «comprensión de la Iglesia con las mujeres» y pidió «ofrecer alternativas a la mujer» ya que la nueva ley «no ayuda a la mujer embarazada, la deja sola en sus dificultades».