«Los jesuitas han comprendido muy bien que ésta es una historia que va más allá del discurso sobre la homosexualidad. Aquí se habla de la soledad y del amor que nace del dolor». Son palabras de Pietro Marcello, el director de La bocca del lupo [La boca del lobo], vencedora en la vigesimoséptima edición del Festival de Cine de Turín.

El film narra la historia de la relación entre Mary, un transexual, y Enzo, un delincuente. Se conocen en prisión y se aman en la cárcel hasta que Mary sale, pero esperará durante años a Enzo hasta que, tras su liberación, se van a vivir juntos. Se trata de un drama que intenta aproximar al espectador, casi en forma documental, a la vida de los grupos marginales de Génova. De hecho, la obra tiene su origen en un encargo de los jesuitas de la Asociación San Marcelino, una institución con más de medio siglo de existencia en la ciudad y que atiende las necesidades de albergue y comida de todo aquel que acude a la iglesia del mismo nombre.

«Soy consciente de que el tema es delicado, especialmente en el ámbito de la Iglesia», reconoce Marcello cuando se le pregunta por el hecho de haber escogido, de entre todos los personajes posibles, un transexual como protagonista. Pero no ha sufrido «ninguna limitación» por parte de los jesuitas, ni se le ha obligado a «ningún compromiso».

Esta  «historia de amor de dos personas que se aman más allá de cualquier límite o superestructura», como la describe la crítica, fue rodada con imágenes reales y otras de corte poético,  entusiasmó al jurado, y se presentará en Génova el 3 de diciembre.