Los enfrentamientos entre los ex rebeldes Seleka y las milicias anti-Balaka (anti-machete en lengua mandja) que están devastando la República Centroafricana son descritas a menudo como “interreligiosas”: se presenta a los Seleka como musulmanes y a los anti-Balaka se les llama a veces "milicias cristianas".

Pero esto no es así, como señalan los misioneros en la zona. Para empezar, no todos los miembros de Seleka son musulmanes. Y, más importante aún, las milicias anti-balakas son en su mayoría animistas, no cristianos.

Las milicias anti-Balaka se crearon antes incluso del gran desbarajuste que supuso la toma del poder por parte de la coalición Seleka en marzo de 2013.

El diario "Ouest France" entrevistó a un miembro de los anti-Balaka, que explicó que estos grupos de autodefensa fueron creados en el norte del país a instancias del ex presidente Bozizé (derrocado en marzo de 2013) para proteger al pueblo de los bandidos que se movían en la región.

“Antes los anti-Balaka combatían a los bandidos de la calle porque la policía y el ejército eran incapaces de ello”, dice en el artículo el padre Jean-Marius Toussaint Zoumalde, un capuchino del convento de Saint-Laurent Bouar.

Según el capuchino la mayoría de los miembros de estas milicias “son animistas y no cristianos. Sus morabitos les dan amuletos (gri-gris) para protegerse de las balas; realizan prácticas ocultas. Son jóvenes que durante años han protegido a sus pueblos y sus territorios”.

"Entre los anti-Balaka están presentes todas las comunidades: animistas, cristianos o musulmanes. Pero la mayoría de ellos son animistas”, dice el capuchino.

En los últimos meses, a estas milicias de autodefensa se han unido los partidarios del derrocado presidente Bozizé y los ex soldados de las fuerzas armadas centroafricanas que habían huido antes del avance de Seleka.

Entre los diversos componentes de los anti Balaka, sin embargo, han surgido tensiones. En particular los milicianos jóvenes culpan a los ex militares de abandonarles a merced de los rebeldes durante estos meses.




El pasado 23 de enero realizó su juramento la nueva Presidenta de la República Centroafricana, Catherine Samba-Panza. Al acercarse esa fecha, las autoridades religiosas del país insistieron en que el conflicto en el país no es de origen religioso, sino que proviene del colapso de las instituciones del Estado, como declararon conjuntamente desde París el arzobispo católico de Bangui, Dieudonné Nzapalainga y el imán Oumar Kobine Layama, presidente de la comunidad islámica centro-africana.

En su gira conjunta por Europa pidiendo ayuda para su país, el arzobispo y el imán explicaron como cristianos y musulmanes que huyen de la violencia encuentran refugio en iglesias y mezquitas.

Acogiendo con beneplácito la elección del presidente Samba-Panza (llamada “Mujer de Hierro” por el imán Kobine Layama), el arzobispo Nzapalainga ha insistido en que el nuevo jefe de Estado se enfrenta a una tarea de enormes proporciones, porque la administración estatal está totalmente colapsada.

De los 36 ministerios, sólo dos funcionan: Defensa y Administración del Territorio”, dijo a AFP el arzobispo. “El Estado ha fallado. Tendrá que reconstruir la administración con hombres y medios, para que pueda desarrollarse en todo el territorio y que el país pueda ser un estado”. Hace unos días, Joseph Kalite, Ministro de Salud del Gobierno del anterior presidente Michel Djotodia, fue asesinado en Bangui, por milicianos anti-Balaka.

Los dos líderes religiosos piden que la misión militar africana desplegada actualmente en el país (MISCA) se convierta en parte de una fuerza mayor, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, para garantizar la seguridad a todo el país. Actualmente hay 6.000 soldados franceses de la fuerza Sangaris y los africanos de la MISCA. Son pocos, dicen, para controlar un país más grande que Francia. “Con las fuerzas de la ONU, la República Centroafricana ya no será una cuestión africana o europea, sino mundial”, propone el arzobispo.


Otro problema que aparece en República Centroafricana con la violencia es el de al menos 6.000 niños soldados reclutados por los diferentes grupos armados que se enfrentan en la República Centroafricana en los últimos meses. Lo denuncia un comunicado enviado a la Agencia Fides por Pax Christi Internacional, que define “ilegal e inmoral” involucrar a los niños en los combates. “Los niños deben ser liberados y encomendados a organismos de protección de la infancia”, dice Pax Christi Internacional.

“La crisis política tras el golpe de estado de marzo 2013 ha desatado una violencia terrible, causando una catástrofe humanitaria, que ha sido definido incluso como pre-genocida, que siembra muerte y terror. Han muerto miles de personas (más de mil sólo en diciembre). El 60 por ciento de la población requiere de asistencia humanitaria”, recuerda el comunicado.

Pax Christi Internacional ha hecho un llamamiento a los donantes internacionales ya que aumenten la ayuda al país africano, permitiendo que la recién elegida presidente Catherine Samba-Panza pueda iniciar su programa, en el que la situación de emergencia humanitaria y la reconciliación nacional son algunos de los aspectos más destacados.