El 4 de septiembre a las seis de la mañana las brigadas del Frente Al Nusra asaltaron la aldea cristiana de Malula, situada a unos cincuenta kilómetros al norte de Damasco. Conocida como "la Lourdes de Siria", esta pequeña localidad que tiene ahora -tras los éxodos de la guerra civil- cinco mil habitantes fue escenario de combates entre la milicia islamista y el ejército sirio apoyado por los grupos locales de autodefensa.

Los habitantes se refugiaron en las cuevas de las montañas que circundan Malula, y en el convento de Santa Tecla. Era la primera vez que los terroristas y yihadistas atacaban el pueblo, de gran valor simbólico porque, aparte de tener una mayoría cristiana, es uno de los tres lugares de Siria (junto con Jabadin y Bakah) donde se habla el arameo, la lengua de Jesucristo, y también donde se enseña a quienes desean aprenderla.

Una imagen característica de Malula, la Lourdes de Siria.


Los asaltantes, buena parte de ellos chechenos, recorrieron las calles instando a sus habitantes a convertirse al islam si querían seguir vivos. Ametrallaron las iglesias de San Jorge y San Elías (que en principio se creyó que había sido incendiada), entre otras, aunque el convento de Santa Tecla no resultó dañado. Pero sí destruyeron la cúpula del monasterio greco-catolico (melquita) de San Sergio y San Baco.

Por fortuna, momentáneamente los que han salido escaldados han sido ellos. Según informa Le Veilleur de Ninive, el ataque fue rechazado al día siguiente. El día 6 el ejército sirio contraatacó en las calles de Malula y tomó el control de la aldea, aunque los yihadistas mantienen su presencia en los alrededores.

Malula es Patrimonio de la Unesco, y célebre en todo el mundo por ser uno de los lugares simbólicos de la Cristiandad en Oriente Medio.

Según declaró a Asia News un sacerdote local, los terroristas acosaban el lugar desde hacía siete meses, y cuando han atacado, lo han hecho sólo contra los cristianos: "Nuestros jóvenes defendieron las casas, pero no son soldados. La gente está huyendo de Malula, no se puede vivir aquí. Hace tiempo que los milicianos amenazan a los cristianos, repitiendo que antes o después llegará también nuestro turno. Los guerrilleros no respetan ni siquiera a los líderes musulmanes locales, impotentes como nosotros ante todo este odio".