Este sábado 11 de junio han sido beatificadas en Wroclaw, Polonia, 10 religiosas polacas asesinadas en 1945 por soldados del Ejército Rojo, en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. A algunas quisieron violarlas, a otras las mataron por tratar de proteger a niñas y a otras chicas. Las religiosas se quedaron y arriesgaron tratando de proteger a sus niñas o enfermos, sabiendo de la violencia extrema de los soviéticos.

Los investigadores que más han estudiado la violencia soviética en Polonia en 1945, Joanna Ostrowska y Marcin Zaremba de la Academia Polaca de Ciencias, no se atreven a dar la cifra de polacas violadas por los soviéticos en 1945, pero no descartan las cien mil. A esa cifra habría que añadir las alemanas violadas en suelo polaco. Y ya en Alemania violaron entre 800.000 y 2 millones de mujeres, según las fuentes que se consulten.

Las religiosas isabelinas, impulsoras del proceso de beatificación, en sus comunicados sobre estas mártires, reconocen que la violación era una práctica común de los soviéticos contra polacas o alemanas, pero detallan que "particularmente feroces fueron las violaciones a quienes vestían hábito religioso”.

Cien isabelinas murieron o desaparecieron en la guerra

La isabelina Sor Miriam Zajac, postuladora de la causa, entrevistada en 2013 explicaba: "Comencé a buscar información sobre hermanas asesinadas o desaparecidas. Encontré más de 100 casos de este tipo muy rápidamente. [...] Se decía que eran religiosas alemanas, pero eran silesias".

Silesia, que hoy abarca partes de Polonia, la República Checa y Alemania, tenía entonces unos cinco millones de habitantes y la mitad eran católicos. Étnicamente, muchas de las religiosas asesinadas sí eran alemanas, como se ve en sus apellidos. La causa de beatificación se centró en 10 cuyas historias se conocieran bien y se pudieran documentar con detalle.

Este sábado el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Causa de los Santos, presidiendo la ceremonia en Wroclaw, fue enumerando los nombres de las 10 nuevas beatas mártires, hermanas de la Congregación de Santa Isabel, acompañándolos de algún calificativo. Así, recordó a:

- Maria Paschalis Jahn, un corazón lleno de amor;
- Melusja Rybka, una mujer fuerte;
- Edelburgis Kubitzki, un ejemplo de pobreza evangélica;
- Adela Schramm, una virgen prudente;
- Acutina Goldberg, una amante de la justicia;
- Adelheidis Töpfer, un modelo de fe;
- Felicitas Ellmerer, obediente hasta el final;
- Sabina Thienel, una mirada llena de fe;
- Rosaria Schilling, fortalecida en la penitencia;
- Sapientia Heymann, una virgen sabia.

Ceremonia de beatificación en Wroclaw de las religiosas isabelinas silesias y polacas asesinadas en 1945.

El cardenal pidió su intercesión ante Dios para que "no falte el respeto a la feminidad, a la igualdad entre el hombre y la mujer en la dignidad y la protección de la maternidad".

"¿Cómo no ver resplandecer en estas mártires la dignidad de la mujer, que en el plan de la Redención tiene en María Santísima el reconocimiento más grande?", dijo. Las comparó también con las vírgenes prudentes que menciona Jesús en su parábola del evangelio de Mateo. En la parábola, sólo cinco vírgenes eran prudentes. Pero aquí las diez, "con el carácter y el rasgo propio de cada una, abrazaron las atrocidades del sufrimiento, la crueldad de la humillación y fueron a la muerte".

Himno alegre dedicado a las 10 mártires isabelinas beatificadas

Antes que mártires, fueron generosas y serviciales: cocineras, enfermeras, en el cuidado de los niños o con las hermanas mayores, recordó el cardenal.

"Cuando la entrada de los militares rusos en Wrocław era inminente, muchos civiles tuvieron que elegir entre huir o quedarse, entre salvarse huyendo o afrontar un grave peligro quedándose", afirmó. El Ejército Rojo destruyó capillas e iglesias, torturó a sacerdotes y religiosos y violó y mató a religiosas.

Era inevitable que el cardenal mencionara la situación en Ucrania hoy, en pleno siglo XX. Naciones Unidas, cumplidos 100 días de la invasión rusa, asegura (aquí) haber recibido informes de "124 presuntos actos de violencia sexual relacionada con el conflicto, ocurridos contra mujeres, niñas, hombres y niños en las regiones de Chernihiv, Dnipropetrovsk, Donetsk, Kharkiv, Kherson, Kyiv, Luhansk, Mykolaiv, Vinnytsia, Zaporizhzhia, Zakarpattia y Zhytomyr”, especificó su portavoz, Pamila Pratten. Detalla que 56 se habrían cometido contra mujeres adultas, 49 contra menores de ambos sexos, 19 contra hombres. Los horrores de 1945 resuenan de nuevo en Europa del Este en la era de Internet.

El cardenal no acudió a estos datos. Pero sí dijo que el martirio de las religiosas "nos hace pensar en las circunstancias que vivimos hoy en la Europa del siglo XXI. Son circunstancias en las que, ante escenas de violencia perpetrada, de crueldad feroz, de odio injustificado, sentimos la necesidad de alimentar el deseo de paz y la construcción de la concordia con gestos de caridad, apertura, acogida y hospitalidad".

Religiosas isabelinas con biografías y devotas de las nuevas beatas. Su ejemplo, esperan, dará fuerzas para el bien a las nuevas generaciones, como siempre han hecho los mártires.

"Ante tanta crueldad, barbarie e injusticia de la que somos testigos", dijo el cardenal, animó a "gestos concretos de caridad desinteresada, se sirve con dedicación y fidelidad cuando se nos pide que cuidemos de los demás". Y agradeció, de parte del Papa Francisco, el esfuerzo del pueblo polaco en la acogida a refugiados ucranianos, que son unos 2 millones en el país ya hace unas semanas llegaron a ser 3 millones y medio.

Mártires y protectoras de los más débiles

La religiosa que da nombre a la causa es Maria Paschalis o Paschalina Jahn. Tenía 28 años. Un soldado soviético encontró su refugio y trató de violarla. Con la cruz de su rosario en la mano, la religiosa dijo al agresor: "Uso hábito sagrado y nunca iré contigo". El soldado le advirtió que estaba dispuesto a matarla con su arma. Ella se puso de rodillas, pidió perdón a todos los presentes y mirando un crucifijo dijo: "Pertenezco a Cristo, Él es mi Novio, puedes dispararme". Recibió un disparo en el corazón. La población local la bautizó como «la rosa blanca de Bohemia».

Sapientia Heymann era la mayor del grupo: fue asesinada con 75 años. Un soldado le pegó un tiro en la sien mientras ella le suplicó que dejara en paz a otra religiosa más joven.

Maria Acutina Goldberg y Melusja Rybka murieron intentando defender a otras mujeres. Goldberg intentaba llevar un grupo de huérfanas a otra ciudad, cuando un grupo de soldados borrachos las agredieron y la mataron. Rybka intentó defender a una joven de un militar.

Sor M. Rosaria (Elfrieda) Schelling fue asesinada con 37 años. Era de familia protestante, pero se había convertido al catolicismo y había entrado en las isabelinas con 21 años. Tres soviéticos la sacaron del refugio antiaéreo donde se escondía con sus alumnos. Esa noche unos 30 soldados soviéticos la violaron brutalmente. Moribunda, regresó a su refugio. Según los testigos, un comisario soviético quería quedarse con ella y le había ordenado que no se alejara, pero ella intentó marchar y el soviético, enfurecido, la mató de un disparo.

Sor M. Adela (Klara) Schramm murió con los enfermos a los que servía en Godzieszów. Había ordenado a las hermanas más jóvenes que se fueran y ella quedó a cuidar de enfermos ancianos que no podían ser evacuados. Los soviéticos la mataron a ella y a los enfermos y al matrimonio de granjeros de Maria y Pawel Baum que los acogían. No se conoce su tumba.

La hermana M. Sabina (Anna) Thienel fue asesinada murió de un sólo disparo que atravesó la puerta y llegó directo a su corazón. Sor Miriam Zajac logró encontrar su tumba en el cementerio católico de Lubań gracias a las religiosas de otra orden que ocuparon la antigua casa de las isabelinas.

Ceremonia completa de beatificación en Wroclaw.

Web oficial sobre las 10 isabelinas polacas mártires:
http://www.wiernemilosci.pl

Lea también: Mártires de Silesia: la vileza del Ejército Rojo contra sacerdotes y monjas (aquí en ReL).