El cardenal Antonio Cañizares ha presidido en condición de gran canciller el acto de apertura del curso en la Universidad Católica de Valencia (UCV) donde ha llamado a crear "una nueva civilización, la del amor y la paz, y una nueva cultura, la de la vida y la misericordia”. “Necesitamos universidades donde se genere esta cultura; Valencia, la sociedad española, Europa y el mundo entero la necesitan”, ha asegurado el arzobispo valenciano. 

Tal y como recoge la agencia AVAN, el cardenal ha indicado que “esta universidad católica está llamada a crear esa cultura, uno de los mejores servicios que podemos prestar a la sociedad”. Igualmente, ha animado a toda la comunidad universitaria a “la evangelización, sobre todo de los jóvenes, tan necesitados del Evangelio”.

El cardenal Cañizares ha recordado, asimismo, que la UCV es una universidad “que siente la responsabilidad de lo que significa serlo y de ser católica. De hecho, los descubrimientos científicos y tecnológicos conllevan la necesaria búsqueda de significado con el fin de garantizar que sean usados para el auténtico bien de cada persona y el conjunto de la humanidad”.

Así, el prelado ha asegurado que la Universidad Católica de Valencia, que hoy abre su curso, “quiere contribuir decididamente a la defensa y al desarrollo humano, a la paz, animada por la firme convicción de la fe cristiana, que puede generar un pensamiento que renueve la sociedad”.

"La fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad"
Del mismo modo, el arzobispo de Valencia se ha dirigido al claustro docente para animarles a seguir siendo “buenos guías de nuestros jóvenes. Celebramos hoy la apertura de curso de esta universidad, que es libre, con identidad propia, y que tiene los mismos deberes y derechos que el resto de universidades. Derechos y deberes son inseparables y no renunciamos a ninguno de ellos”, ha asegurado.

Igualmente, ha interpelado a los profesores, frente a la visión “utilitarista” actual de la educación, a “sentir que forman parte de algo más elevado que corresponde a todas las dimensiones que constituyen al hombre. La genuina idea de la universidad es lo que nos preserva de esa visión reduccionista y sesgada de lo humano, del hombre inseparable de su Creador y Redentor”.

Asimismo, durante su intervención, el Cardenal ha subrayado que “la Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer ni pretende de ninguna manera mezclarse en la política de los estados; no obstante, tiene una misión que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de la sociedad y la dignidad del hombre, de su verdad y vocación. La fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad, que es la única garantía de desarrollo humano integral”.